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El Profeta Zacarías
Zacarías
(“Dios se acuerda”)
El profeta Zacarías (nombre común a unos 28 personajes bíblicos), probablemente nació en Babilonia. Era hijo de Berequías y nieto de Iddo, un sacerdote (Neh 12:1,4 y 7), por lo que al igual que Jeremías y Ezequiel, era de la tribu sacerdotal de Leví (Es 5:1 y 6:14). Ministró 16 años después de terminado el exilio (536-520 a.C.), por más de dos años (1:1 a 7:1,2), y a partir del segundo año del reinado de Darío I Histaspes, rey de Persia. Fue contemporáneo de Esdras, Hageo, el gobernador Zorobabel, y Josué, el sumo sacerdote (3:1, 4:6, 6:11; Es 4:24). Se cree que pudo llegar a ser testigo de las primeras victorias claves de los griegos sobre los medo-persas a partir del año 500 a.C. (En Maratón en 490 a.C., y Salamina en 480 a.C.), que años después culminaron con el establecimiento del imperio griego de Alejandro el Grande (336 a.C.), de acuerdo con las profecías de Daniel. Su libro, con gran contenido apocalíptico (como Ezequiel y Daniel), está escrito como poesía profética. Se divide para su análisis, en 3 grandes secciones (C.I. Scofield):
- Visiones simbólicas con la esperanza mesiánica (caps. 1-6).
A. Invitación: “Vino palabra de Jehová al Profeta Zacarías: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Vuélvanse a mí, y yo me volveré a ustedes” (1:1-6).
- 10 Visiones:
Primera (1:7-17): “Había caballos alazanes, overos, y blancos, y el varón que estaba entre los mirtos (aparición teofánica de Jesucristo) respondió y dijo: Estos son los que Jehová ha enviado a recorrer la tierra (para ver el dominio gentil), y dijo: Oh Jehová de los ejércitos, ¿hasta cuándo no tendrás piedad de Jerusalén, y de las ciudades de Judá, con las cuales has estado airado por espacio de setenta años? Y Jehová respondió buenas palabras, palabras consoladoras, al ángel (Cristo) que hablaba conmigo: Yo me he vuelto a Jerusalén con misericordia; en ella será edificada mi casa y aún rebosarán mis ciudades con la abundancia del bien, y aún consolará Jehová a Sion y escogerá todavía a Jerusalén (en el milenio).”
Segunda (1:18-19) “Alcé mis ojos y miré, y he aquí cuatro cuernos, y dije al ángel que hablaba conmigo: ¿Qué son éstos? Y me respondió: Estos son los cuernos que dispersaron a Judá, a Israel, y a Jerusalén.” (Babilonia, Medo-Persas, Grecia y Roma).
Tercera (1:20-21) “Me mostró luego Jehová cuatro carpinteros, y yo dije: ¿Qué vienen éstos a hacer? Y me respondió: han venido para hacerlos temblar, para derribar los cuernos de las naciones que alzaron el cuerno sobre la tierra de Judá para dispersarla.”
Cuarta (2:1-13) “Alcé después mis ojos y miré, y he aquí un varón que tenía en su mano un cordel de medir, para medir a (la nueva) Jerusalén: Y dijo: Canta y alégrate, hija de Sion; porque he aquí vengo, y moraré en medio de ti, ha dicho Jehová. Y se unirán muchas naciones a Jehová en aquel día (el milenio), y me serán por pueblo, y moraré en medio de ti.”
Quinta (3:1-7) “Me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de Jehová; y satanás estaba a su mano derecha para acusarle. Y dijo Jehová a satanás: Jehová que ha escogido a Jerusalén, te reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado del incendio? Y a él le dijo: Mira que he quitado de ti tu pecado y te he hecho vestir de ropas de gala. Si andas por mis caminos y si guardas mi ordenanza, también tú gobernarás mi casa.”
Sexta (3:8-10 y 4:10) “He aquí, yo traigo a mi siervo el Renuevo (Jesucristo): Esta única Piedra con siete ojos, que son los ojos de Jehová, que recorren toda la tierra, dice: Quitaré el pecado de la tierra en un día y en aquel día, cada uno de ustedes convidará a su compañero, debajo de su vid y debajo de su higuera (el milenio).
Séptima (4:1-7 y 4:14; Ap 11:3-12) “He aquí un candelabro todo de oro y junto a él dos olivos que son los dos ungidos que están delante del Señor de toda la tierra. Entonces me habló diciendo: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos. Él sacará la primera piedra con aclamaciones de: Gracia, gracia a ella.”
Octava (5:1-4) “Veo un rollo que vuela (la ley de Dios que juzga). Entonces me dijo: Esta es la maldición que sale sobre la faz de toda la tierra; porque todo aquel está de un lado, o del otro lado del rollo, será destruido” (juicio final del gran trono blanco).
Novena (5:5-11) “Alza ahora tus ojos, y un efa (una medida ya llena) que es la iniquidad de ellos en toda la tierra, y una mujer (Israel idólatra) sentada en medio de aquel efa, que es la maldad. 2 Alcé luego mis ojos, y miré, y he aquí dos mujeres (¿Asiria y Babilonia?) que tenían alas como de cigüeña, y alzaron el efa para que le sea edificada casa en tierra de Sinar (Babilonia: el cautiverio).
Décima (6:1-8) «De nuevo alcé mis ojos y miré, cuatro carros, cada uno con caballos alazanes, negros, blancos, u overos. Estos son los cuatro vientos (4 ángeles) de los cielos, que salen después de presentarse delante del Señor de toda la tierra” (Para juzgar a las naciones en el “día de Jehová”).
1. (7:1-14) Aconteció que en el año cuarto del rey Darío (2 años después), cuando el pueblo de Betel había enviado a hablar a los sacerdotes y a los profetas, diciendo: ¿Lloraremos en el mes quinto? ¿Haremos abstinencia, como hemos hecho ya algunos años? Vino palabra de Jehová a Zacarías diciendo: Estos setenta años, ¿Han ayunado para mí? Las palabras que proclamó Jehová por su Espíritu, por medio de los profetas primeros (los de antes del exilio), cuando Jerusalén estaba habitada y tranquila, diciendo: Juzguen conforme a la verdad, y hagan misericordia y piedad cada cual con su hermano, no las quisieron escuchar. Así, cuando ellos clamaron, yo no escuché, sino que los esparcí con torbellino por todas las naciones que ellos no conocían (Babilonia), y la tierra fue desolada tras ellos.”
2. (8:1-8). “Así dice Jehová: Yo he restaurado a Sion y moraré en medio de Jerusalén, y Jerusalén se llamará Ciudad de la Verdad y el monte de Jehová de los Ejércitos, Monte de Santidad. He aquí, yo salvo a mi pueblo de la tierra del oriente y de la tierra donde se pone el sol, y los traeré y habitarán en medio de Jerusalén, y me serán por pueblo y yo seré a ellos por Dios en verdad y en justicia.”
3. (8:9-19) “Así ha dicho Jehová de los Ejércitos: Esfuercen sus manos, los que oyen en estos días estas palabras de la boca de los profetas (Hageo, Zacarías y Malaquías), desde el día que se echó el cimiento a la casa de Jehová de los Ejércitos, para edificar el templo, porque haré que el remanente de este pueblo posea todo esto, y el ayuno se convertirá para la casa de Judá, en gozo y alegría, y en festivas solemnidades. Amen pues, la verdad y la paz. Y vendrán muchos pueblos y fuertes naciones a buscar a Jehová de los Ejércitos en (la nueva) Jerusalén (en el milenio), y a implorar el favor de Jehová diciendo: Iremos con ustedes, porque hemos oído que Dios está con ustedes.”
- El Mesías. Su rechazamiento y su reino (caps. 9-14).
1. “He aquí que pondré fin a Tiro y a Sidón, y a la soberbia de los filisteos (juicio a las naciones vecinas), y quedará también un remanente para nuestro Dios. Alégrate mucho, hija de Sion, da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, Justo y Salvador, humilde y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna (en el Domingo de Ramos). Y tú también por la sangre de tu pacto serás salva y Jehová el Señor, tocará (la final) trompeta (su segunda venida), y los salvará en aquel día Jehová su Dios como rebaño de su pueblo (el rapto). Pidan lluvia en la estación tardía. Jehová les dará lluvia abundante y derramaré sobre la casa de David y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración (Pentecostés: Hechos.
2. Los terafines y adivinos (falsos profetas), han dado vanos oráculos, han visto mentira, han hablado sueños vanos, y vano es su consuelo; por lo cual Jehová visitará su rebaño, la casa de Judá, y de Él saldrá la piedra angular (Jesucristo Ef 2:20), bien que los esparciré entre los pueblos; pero aun en lejanos países se acordarán de mí y vivirán con sus hijos, y volverán, y la tribulación (y gran tribulación) pasará, y yo los fortaleceré en Jehová, y caminarán en su nombre (en la nueva Jerusalén), dice Jehová. Por tanto, no tendré ya más piedad de los moradores de la tierra, y asolarán la tierra, y yo no los libraré de sus manos (juicio apocalíptico).
Ahora sigue una parábola: “Apacenté a las ovejas y tomé para mí dos cayados llamados: Gracia, y Ataduras. Luego quebré mi cayado Gracia (la crucifixión), así conocieron los pobres del rebaño (los judíos que le aceptaron y se hicieron cristianos) que miraban a mí, que era palabra de Jehová. ¡Levántate, oh espada, contra el pastor y hiere al pastor, y serán dispersadas las ovejas! (esto se cumplió en Mt 26:31). Y les dije (por medio de Judas): Si les parece bien, denme mi salario, y pesaron por mi salario treinta piezas de plata. ¡Hermoso precio con que me han apreciado! Y tomé las treinta piezas de plata, y las eché en la casa de Jehová al tesoro (cuando Judas regresó el dinero).
Quebré luego el otro cayado, Ataduras, para romper la hermandad entre Judá e Israel (el rechazo, hasta ahora, del Mesías, por parte de Israel). En aquel tiempo habrá un manantial abierto para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para la purificación del pecado y de la inmundicia, y le preguntarán: ¿Qué heridas son estas en tus manos? Y Él responderá: Con ellas fui herido en casa de mis amigos, e invocarán mi nombre y yo les oiré y diré: Pueblo mío, y ellos dirán: Jehová es mi Dios (y por fin, todo Israel será salvo: Ro 11:26). (Luego) He aquí yo levanto en la tierra a un pastor insensato e inútil que abandona el ganado (la Bestia o anticristo). ¡Que hiera la espada (Ap 19:15) su brazo y su ojo derecho y del todo se secará su brazo y su ojo derecho será enteramente oscurecido!
Pondrá sitio contra Jerusalén y todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella (Armagedón: Ap 17:11-14). En aquel día, (regresará Jesucristo), Jehová defenderá al morador de Jerusalén y (establecerá) la casa de David como Dios, 3 como el ángel de Jehová (Jesucristo) delante de ellos; y en aquel día yo procuraré destruir a todas las naciones que vinieren contra Jerusalén.
Y mirarán a quien traspasaron (Jesucristo, ya resucitado: Ap 1:7), y habrá gran llanto en Jerusalén, en el valle de Meguido (o Armagedón: Ap 16:14-16), como cuando se llora por hijo unigénito (al terminarse la oportunidad de salvación), y quitaré de la tierra los nombres de las imágenes, y nunca más serán recordados; y también a los profetas y al espíritu de inmundicia. Y esta será la plaga con que herirá Jehová a todos los pueblos que pelearon contra Jerusalén: la carne de ellos se corromperá estando ellos sobre sus pies y se consumirán en las cuencas sus ojos.
Y la lengua se les deshará en su boca. Luego, se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos (regreso de Cristo a la tierra), que está frente a Jerusalén al oriente, y vendrá Jehová mi Dios y con Él todos los santos (Mt 25:31).
En aquel día estará grabado sobre las campanillas de los caballos: SANTIDAD A JEHOVÁ (Ap 19:11-16), y será un día, el cual es conocido de Jehová, que no será ni día ni noche (cuando haya cielos y tierra nuevos); pero sucederá que al caer la tarde habrá luz (Ap 21:23-27), y saldrán de (la nueva) Jerusalén aguas vivas, y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre, y todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, a Jehová de los ejércitos, y morarán en ella y no habrá nunca más maldición, sino que (durante el milenio), Jerusalén será habitada confiadamente (Ap 22:1-5).
En este libro profético, hay dos paréntesis.
1. (4:9): “Las manos de Zorobabel echarán el cimiento de esta casa y sus manos la acabarán, y conocerás que Jehová de los ejércitos me envió a ustedes.”
2. (6:9-15) “Tomarás, pues, plata y oro, y harás coronas, y las pondrás en la cabeza del sumo sacerdote Josué, y le hablarás, diciendo: He aquí el varón cuyo nombre es el Renuevo (Jesucristo), el cual brotará de sus raíces y edificará el templo de Jehová, llevará gloria y dominará en su trono. Y los que están lejos vendrán y ayudarán a edificar el templo de Jehová, y conocerás que Jehová de los ejércitos me ha enviado a ustedes. Y esto sucederá si oyen obedientes la voz de Jehová nuestro Dios.” Esto, literalmente se cumplió cuando terminaron el templo en sólo 4 años más.
Se debe mencionar que hay pasajes paralelos de Zacarías con los pasajes de los profetas Jeremías, Ezequiel, Sofonías, etc. (comparar 9:2 y Ez 28:4; 9:5 y Sofonías 2:3; 10:3 y Ez 34:17; 11:4 y Ez 34:4; 11:3 y Je 12:5; 13:8 s. y Ez 5:12; 14:8 y Ez 47:1-12; 14:10 s. y Je 31: 38-40; 14:20 s. y Ez 43:12 y 44:9).


