Pensamientos Episcopales

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LO MEJOR DE TODO ES QUE DIOS ESTA CON NOSOTROS, EN NOSOTROS Y A PESAR DE NOSOTROS

Este año 2015 es un libro que se cerró para siempre. Este 2016, o sea HOY, inicia un nuevo libro en blanco, oportunidad bellísima y única para escribir una nueva historia de amor, de victoria, de gozo y paz. Con Dios a tu lado no debe ser una historia de tragedia y de derrota. Hoy oro a Dios para que en mi familia, en la familia de mis Superintendentes, en la familia de mis Pastores, y en todas las familias de la Iglesia Metodista de México, A.R., en este 2016 veamos la gloria de Dios; que sus vidas sean como árboles plantados junto a corrientes de aguas, que den fruto a tiempo y que todo lo que hagan sea prosperado, plantíos de Jehová que manifiesten su gloria y salvación.


UNA CARTA A DIOS ORAD SIN CESAR

(1a. Tesalonicenses 5:17) Orar es platicar con Dios. El orar nos debe servir más para conocerlo e intimar con él, que para pedirle cosas. Bien nos recomienda Jesús: «Busca primero el reino de Dios, y todas las cosas serán añadidas». Busca, establece su autoridad y señorío, y todo vendrá como una consecuencia de esta búsqueda. Te sorprenderás y maravillarás de las bendiciones a tu vida.

El Señor dice: «El oye la oración de los rectos», Proverbios 15:29. «Mi casa, será llamada casa de oración», Isaías 56:7. «Todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis», Mateo 21:22.

La repuesta a la oración, grande o pequeña, habla más de la fe y la relación que hemos establecido con Dios, que la misma respuesta en sí. Nada es grande e imposible para nuestro Dios.

Yo te quiero invitar a que, al finalizar este año 2015 e iniciar el 2016, tomes la actitud de Ezequías, quien escribió una CARTA A DIOS, urgente. Hoy podríamos decir en términos más joviales, «le envió un e-mail». Senaquerib invadió Judá y le envió al Tartán, al Rabsaris y al Rabsaces con su gran ejército, y le dijo: “¿Que confianza es esta en que te apoyas?” Y lo amenazó, y aseguró que Jehová no los libraría de su mano, y que él los tomaría presos, dispondría de sus riquezas y sus bienes.

La respuesta de Ezequías fue esta: «Cuando el rey Ezequías lo oyó, rasgó sus vestidos y se cubrió de cilicio y entró en la casa de Jehová… Y tomó Ezequías las cartas de la mano de los embajadores; y después que las hubo leído, subió a la casa de Jehová, y las extendió Ezequías delante de Jehová»… Ezequiel llevó al altar las CARTAS DE AMENAZAS, y Dios le respondió: «Porque yo ampararé esta ciudad para salvarla, por amor a mí mismo y por amor a David mi siervo. Y aconteció que aquella misma noche salió el ángel de Jehová y mató en el campamento de los asirios a ciento ochenta y cinco mil; y cuando se levantaron por la mañana, he aquí que todo era cuerpos de muertos. Entonces Senaquerib, rey de Asiria, se fue y volvió a Nínive, donde se quedó. Y aconteció que mientras él adoraba en el templo de Nisroc su dios, Adramelec y Sarezer, sus hijos, lo hirieron a espada, y huyeron a tierra de Ararat. (2° Reyes 19:34-37).

La pregunta es: ¿Cuáles son tus preocupaciones de este año? ¿Cuáles son las cosas que te amenazan? ¿Cuáles son tus temores, tus miedos, tus fobias? Escribe una carta y anota todo, pero TODO, que no te falte nada; tráela a la casa del Señor, en el altar, y MIRA LA RESPUESTA DE DIOS.


HAZ QUE CUENTEN LOS DÍAS

El Salmo 90:12 expresa: «Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, Que traigamos al corazón sabiduría». Contar los días especialmente en este pasaje, no se trata de una cuestión lógico-matemática; no se trata de la idea conceptual de saber cuándo es el uno, el dos o el tres. Hacer contar los días es que tengan significado, que dejen marca, que dejen huella; que no pasen de manera normal y desapercibidos, sino que impacten a Dios, a nosotros y a los que nos rodean, con lo que pensamos, hacemos, y accionamos.

Este salmo compara la Eternidad de Dios, con nuestra temporalidad, lo infinito versus finito. Nos describe cómo el kairos, dimensión en que se mueve Dios, se compara con el cronos, tiempo en que se mueve el hombre. La eternidad se hace momento en el hombre, hombre que, según los versículos 5 y 9, es como un torrente de aguas, como un sueño, como la hierba que crece, como un pensamiento; todos tienen el germen de la mortalidad, la temporalidad, lo limitativo y lo finito.

Es por eso que en este 2016, debemos traer al corazón SABIDURÍA, que en primera instancia representa a Jesucristo, y en segundo lugar, dice el sabio Salomón, «El principio de la sabiduría es el temor a Jehová». Esa sabiduría divina nos inclina a buscarle al Señor con todo el corazón, a amar y dedicar más tiempo a la familia (es nuestro prójimo), a trabajar para vivir y no a vivir para trabajar, a ser más generosos con la gente, y a cumplir con la Gran Comisión y el propósito por el cual Dios nos ha creado. Este 2015 es para AGRADECERLO, y este 2016 haz que CUENTE.


DIOS CUENTA CONMIGO, CUENTA CONTIGO

En este 2016, al estar leyendo el libro «Dios no es Cristiano y Otras Provocaciones”, de Desmond Tutu, encontré un párrafo en el prólogo que me fascinó, aunque no podemos pensar de Dios como un ser limitado o limitativo, y dependiente absoluta y plenamente de nosotros, él espera que obremos el bien en representación de él. El párrafo es el siguiente:

«En la iglesia de Sant’Egidio en Roma, hogar de una extraordinaria comunidad de laicos dedicados a trabajar por los pobres, hay un viejo crucifijo en el que Cristo no tiene brazos. Cuando les pregunté qué importancia tenía ese Cristo para la comunidad, me dijeron que esa imagen muestra cómo Dios cuenta con nosotros para realizar su obra en el mundo. Sin nosotros, Dios no tiene ojos; sin nosotros, Dios no tiene oídos; sin nosotros, Dios no tiene brazos ni manos. Dios cuenta con nosotros. ¿No vas a unirte a otros creyentes para haceros compañeros de Dios en el mundo?»

Bien dice el profeta Habacuc, «Y ahí estaba escondido su poder, rayos brillantes salían de sus manos…» Que nuestras manos, ojos, pies, sean el desplazamiento de Cristo entre las gentes.