Época III, Año LXXXIV, Período 2014-2018, No. 11
Chihuahua, Chih., 31 de enero, 2015
Acerca del Amor

Febrero, el mes del amor, nos remite al más exaltado poema sobre el amor que encontramos en la Biblia, escrito por San Pablo en 1ª Corintios 13. Ni con siglos transcurridos desde su composición, hemos logrado ponderarlo ni disfrutarlo cabalmente. Termina afirmando (v. 13) que, por encima de sacrificios filantrópicos, revelaciones del Espíritu y un conocimiento perfecto, quedará lo mejor: la fe, la esperanza y el amor; pero hace sonar su nota todavía más alta al afirmar que, dentro de estas tres virtudes teologales que son lo mejor, el más grande dentro de los grandes es el amor.
La idea de llamar a esta tríada de 1ª Co. 13:13, “virtudes teologales” inicia de manera vaga con San Agustín en el siglo V, para madurar de manera leve con Pedro Lombardo (teólogo italiano a quien mucho admiró Martín Lutero en su juventud) en el siglo XII, y de una manera completa en Santo Tomás de Aquino en el siglo XIII. La teología que desarrollaron ellos, tanto como los reformadores en el siglo XVI, es tan extensa como hermosa. Según los teólogos antiguos, se llaman “teologales” porque se refieren a Dios de manera directa (su origen -provienen de él- tanto como su motivo y su objeto) y sirven para disponer a los cristianos en los diversos aspectos de su relación con Dios. De ahí que sean fundamentales en la existencia de los que por gracia son hijos de Dios, pues vivifican todas las demás virtudes.
Fueron llamadas también “infusas” por querer decir que sólo provienen de Dios, no del corazón humano, y son posibles en la vida del hombre únicamente cuando Dios las concede o las infunde mediante el Espíritu Santo. Las alude Santo Tomás en los siguientes términos: “Tienen a Dios por objeto, en cuanto que a través de ellas las personas se ordenan rectamente a Dios; son infundidas por Dios solo; son conocidas sólo a través de la revelación de Dios en la Escritura». Pero, aun cuando son teologales pues relacionan al creyente con su Dios, también tienen reflejos en el dinamismo humano, de modo que, refiriéndonos al amor, porque se ama a Dios se ama también al prójimo. Se proclaman con dos pulmones, por ser personas en Cristo, amamos al Padre para luego amar también a nuestro hermano.
A pesar de no tratarse de un texto bíblico ni de alguno de nuestros himnos, la canción What the World Needs Now is Love (Lo Que el Mundo Necesita Hoy es Amor), compuesta por Hal David y Burt Bacharach, nos conduce de manera tierna a través de frases envueltas en una cautivante melodía, a la misma conclusión que encarecen nuestros teólogos. Ellos apelan con fuerza a nuestra razón, mientras que esta canción con su atractivo popular, respetadas las debidas proporciones, coloca las ideas en la parte emocional de nosotros. No hay discusión, la mayor necesidad que tenemos como personas, matrimonios, familias, iglesias y naciones, es aprender a amarnos, alcanzar el ideal de la virtud teologal superior a todas, y que será una derivación de nuestro amor a Dios, cuando todos lo conozcamos en verdad.
LO QUE EL MUNDO NECESITA AHORA ES AMOR
Lo que el mundo necesita ahora es amor, dulce amor;
Es la única cosa de la que hay demasiado poco.
Lo que el mundo necesita ahora es amor, dulce amor.
No, no sólo para algunos, sino para todo el mundo.
Señor, no necesitamos otra montaña;
Hay montañas y laderas suficientes para subir,
Hay océanos y ríos suficientes para cruzar,
Lo suficiente como para durar hasta el fin de los tiempos.
Lo que el mundo necesita ahora es amor, dulce amor;
Es la única cosa de la que hay demasiado poco.
Lo que el mundo necesita ahora es amor, dulce amor.
No, no sólo para algunos, sino para todo el mundo
Señor, no necesitamos otro prado;
Hay campos de maíz y campos de trigo suficientes para crecer,
Hay rayos de sol y rayos de luna suficientes para brillar.
Oh, escucha Señor.
Si quieres saber…
Lo que el mundo necesita ahora es amor, dulce amor;
Es la única cosa de la que hay demasiado poco.
Lo que el mundo necesita ahora es amor, dulce amor.
No, no sólo para algunos; oh, pero sólo para cada uno,
Para todo el mundo
Lo que el mundo necesita ahora es amor, dulce amor;
(Espera, espera, es amor).
Lo que el mundo necesita ahora es amor, dulce amor;
(Oh, oh, es el amor).
Lo que el mundo necesita ahora es amor, dulce amor
(Espera, espera, es amor).
Para escuchar la melodía, lo mejor es recurrir a la voz de la primera persona que la interpretó en la década de los 60, Jackie DeShannon, disponible en el siguiente enlace:
Pbro. Bernabé Rendón M.

