El Discipulado
drernestocontrera@hotmail.com
LOS DISCÍPULOS. Con raras excepciones, en toda congregación local no sólo hay cristianos maduros, comprometidos e involucrados como miembros útiles del cuerpo de Cristo, que es la iglesia, sino que también hay otros tipos de discípulos (creyentes y seguidores de Cristo), como los que aun son sólo simpatizantes, y los cristianos neófitos o en capacitación.
LA MINISTRACIÓN DE LOS DISCÍPULOS. La misión de la iglesia es evangelizar a todos los que pueda, dentro y fuera del templo, y edificar o discipular a los salvos, enseñándoles la sana doctrina con el fin de que la aprendan, memoricen, obedezcan e integren como norma de conducta en sus vidas diarias, de tal manera que aprendan a vivir como Dios manda en la Biblia, y como cristianos en un mundo no cristiano.
Para tal efecto, la iglesia debe organizarse para ejercer un triple ministerio:
1.COMO ESCUELA. Jesucristo dijo: «Por tanto, id, y predicad el evangelio a todas las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; y enseñándoles que guarden todas las cosas que les he mandado.” Además, la Biblia dice que Él mismo puso a unos, como apóstoles, a otros, como profetas; y a otros, como evangelistas, pastores y maestros, con el fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo; y hasta que todos lleguemos en la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error (Mt 28:19-20; Ef 4:11-14).
Así, entendemos que Dios puso a la iglesia en el mundo como el mejor lugar donde, ya sea dentro de las instalaciones del templo, o en los hogares, se capacitara y edificara a los discípulos, con el fin de que cada día, aprendieran a ser mejores hijos, siervos, ministros e instrumentos de Jesucristo. Aunque la sana doctrina (enseñanza bíblica), no debe cambiar nunca, sí deben cambiarse y actualizarse los métodos de enseñanza, procurando siempre usar los mejores medios de comunicación disponibles. Debe recordarse que aprende más el maestro al preparar sus lecciones y evaluaciones; y el discípulo que durante la enseñanza, participa oyendo, viendo, hablando y escribiendo.
2.COMO HOSPITAL. Es en la iglesia, donde los discípulos deben aprender oportunamente, todas las conductas y medidas preventivas que les ayudarán a vivir como Dios manda en la Biblia , y en victoria contra el diablo, evitando caer en tentación, y sufrir las crueles consecuencias terrenales del pecado, que aunque no siempre son mortales y se pueden en gran parte remediar, siempre lastiman a los que nos rodean y frecuentemente dejan terribles cicatrices, secuelas y consecuencias, durante el resto de nuestro peregrinar terrenal.
Jesucristo dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mt 11:28), y la Biblia enseña que no hay mejor lugar que la iglesia, para que los enfermos, afligidos y heridos por el enemigo (Satanás), puedan encontrar el alivio, ánimo, y salud emocional y espiritual, que necesitan.
¡Gloria a Dios! Porque nuestro Buen Padre Celestial, es el Dios de las segundas, terceras y mil oportunidades, de tal manera que cuando perdona, Él salva, sana, y restaura al pecador, haciéndolo una nueva criatura. Dice la Biblia : “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. ¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. Él volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados (2ª Co 5:17; Mi 7:18,19).
3.COMO CUARTEL. Jesucristo dijo: Estas cosas les he hablado para que en mí tengan paz. En el mundo tendrán aflicción; pero confíen, yo he vencido al mundo (Jn 16:33); y la Biblia nos enseña que durante todo nuestro peregrinar terrenal rumbo a la patria celestial, necesariamente viviremos enfrascados en una guerra a muerte contra Satanás, sus demonios y sus siervos; y viviremos expuestos constantemente a sus terribles tentaciones, amenazas, ataques y dolorosos “dardos de fuego.”
El diablo es muy poderoso y lleno de superefectivos recursos, y tiene como propósito hurtar, matar y destruir la felicidad, integridad, salud y vida terrenal y eterna, de los hijos de Dios y sus familias; pero gracias a Dios, que nos dice: Hijitos, ustedes son de Dios, y los han vencido; porque mayor es el que está en nosotros, que el que está en el mundo (1ª Jn 4:4).
Por eso, la iglesia debe tener como ministerio predominante, capacitar constantemente a los discípulos para que vivan en victoria sobre la tentación y el pecado.
Dice la Biblia: Por lo demás, hermanos míos, fortalézcanse en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vístanse de toda la armadura de Dios, para que puedan estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo; contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomen toda la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes (Ef 6: 10-13).
LOS MIEMBROS ÚTILES. Los miembros de la iglesia serán útiles a Dios en la medida en que descubran, desarrollen y consagren sus talentos y capacidades al servicio de Dios; mantengan una santa o pura manera de vivir; y aprendan a vivir y trabajar en armonía con los demás miembros del cuerpo de Cristo.
La Biblia dice: Vivan sabiamente, como coherederos de la gracia de la vida, para que sus oraciones no tengan estorbo.
Finalmente, sean todos de un mismo sentir, compasivos, amándose fraternalmente; misericordiosos, amigables; no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fueron llamados para heredar bendición. Porque: El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen engaño; apártese del mal, y haga el bien; busque la paz, y sígala.
Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal. ¿Y quién es aquel que les podrá hacer daño, si ustedes seguís el bien? Mas el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo; así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra.
Huye también de las pasiones juveniles y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor; pero desecha las cuestiones necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas. Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él.
Como hijos obedientes, no se conformen a los deseos que antes tenían estando en ignorancia, sino, como Aquel que los llamó es santo, sean también ustedes santos en toda su manera de vivir; porque escrito está: Sean santos, porque yo soy santo (1ª Pd 1: 14-16; 3:7-13; y 2ª Ti 2:19-26).
LOS PREMIOS Y GALARDONES. Jesucristo a sus siervos y miembros fieles (útiles y productivos en el Cuerpo de Cristo, que es la iglesia), les promete premios, galardones, reconocimientos, y coronas, que repartirá cuando establezca su reino milenial.
La Biblia dice: Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí. Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidamos no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano (2ª Co 5:10; Ro 14: 10-13).
LOS FALSOS HERMANOS. Pero así como en la congregación íntima de los discípulos de Jesucristo surgió Judas, toda iglesia debe estar alerta y recordar las advertencias de las Escrituras que dicen: Guárdense de los falsos profetas que vienen a nosotros con vestidos de ovejas, pero que por dentro son lobos rapaces; porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo satanás se disfraza como ángel de luz. Así que no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia. Y aunque salieron de nosotros, no eran de nosotros; porque si hubieran sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestara que no todos son de nosotros (Mt 7:15; 2ª Co11:3-5; 1ª Jn1:19).
Jesucristo nos advirtió que hasta “el tiempo de la siega”, crecerían juntas “la cizaña y el trigo” (Mt 13:30) y que aunque el fin del diablo y sus demonios será el infierno y el lago de fuego; actualmente, sabiendo que el tiempo que les queda es poco, seguirán haciendo todo lo posible por introducir apostasías y herejías destructoras en la iglesia.
Otra vez, la oración y el permanecer unánimes siguiendo una sola regla, la Biblia , será en la iglesia, la mejor defensa contra los engaños y falsas doctrinas del diablo. Dice la Biblia : Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero, y de la palabra del testimonio de ellos; y menospreciaron sus vidas hasta la muerte. Por lo cual alégrense cielos, y los que moran en ellos. Pero ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a nosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo (Ap 12:10-12).
Que Dios nos conceda el cumplir, como miembros de la iglesia, con la misión, propósito y ministerio encomendados. AMEN

