Por el Obispo Juan Pluma Morales, de la Conferencia Anual Septentrional (CAS)
“Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para
que la excelencia del poder sea de Dios, y no de
nosotros, que estamos atribulados en todo, mas
no angustiados; en apuros, mas no desesperados;
perseguidos, mas no desamparados; derribados,
pero no destruidos” (II Corintios 4:7-9).
Un pastor se quejaba amargamente con un predicador
visitante, contándole acerca de la forma en que era tratado
por su congregación. Luego de escucharle durante un rato, el predicador le dijo: –¿Le han escupido en la cara alguna vez? –No, hasta ese punto no han llegado. –¿Le han azotado? –Tampoco –¿Le han coronado con espinas? Esta última pregunta el hombre ya no la contestó. Y su visitante prosiguió: –A su Señor y al mío lo trataron de esa manera, y sin embargo, “no abrió su boca” (Narrado por D. L. Moody).
La persecución de los metodistas en Inglaterra fue muy fuerte, sobre todo en la fase inicial del movimiento. Uno de los testimonios de Juan Wesley en “El Cristianismo Moderno Manifestado en Wednesbury y en Otros Lugares Vecinos de Staffordshire”, describe el sufrimiento de Thomas Parkes, su esposa y sus 7 hijos. “El grupo de alborotadores llegó a la casa de Parkes el 7 de febrero de 1744, 5 hombres todos armados con garrotes, exigían que firmara un documento en el que se comprometía a nunca reunirse para leer, cantar u orar, ni escuchar al Sr. Wesley u otro predicador. Se negó a firmarlo, pero éstos destruyeron su casa, Parkes al ver cómo quedó su casa, toda en ruinas, dijo haber sentido en el corazón un amor muy grande por los destructores y perseguidores y a pesar de todo, reconocía que Dios lo amaba y de todo corazón alababa al Señor. (Tomado de “Adoro la Sabiduría de Dios”, José Carlos Barbosa, pág. 58).
Así como el apóstol Pablo enfrentó sufrimientos, pruebas, angustias por predicar a Jesús, igualmente Wesley y todos los cristianos que hoy predican a Jesús, han pasado grandes angustias, sufrimientos y dolores. Gloria a Dios porque nosotros vivimos en otros tiempos, pero tal vez por eso mismo, varios de nosotros no siempre hemos valorado el amor de Dios.
CONTEXTO DEL TEXTO
El mensaje invaluable de salvación en Jesucristo ha sido confiado por Dios a hombres frágiles y falibles («vasos de barro»). El enfoque de Pablo, sin embargo, no era en un envase perecedero, sino en su valioso contenido: el poder de Dios obrando en nosotros. Aun siendo débiles, Dios nos usa para difundir las buenas nuevas y nos da poder para cumplir con la obra. Nuestra responsabilidad es dejar que la gente vea a Dios por medio nuestro.
LO QUE ME ENSEÑA EL TEXTO BÍBLICO
1. Que soy frágil, pero si tengo a Jesús en mi vida, tengo lo más importante
2. Que aunque vengan golpes, tristezas y dolor, Dios siempre, me sacará adelante
3. Que he sufrido, pero no al grado de Jesús, y si fuera así, por Jesús lo haría. Ese grado de amor mostrado por Jesús me lleva a vivir y compartir el amor, la justicia y la paz.
ORACIÓN
Señor, gracias porque mis sufrimientos por tu causa no se comparan con la de otros siervos o hijos tuyos, mucho menos con el tuyo, valoro lo que hiciste por mí. Padre, ven y alivia los dolores de quienes sufren por amarte, por proclamar tu justicia y tu paz, y sigue enviando a hombres y mujeres a construir un mundo mejor, en el nombre de tu Hijo, amén.

Excelente HNo. Juan Pluma.
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