El embarazo en la adolescente

Artículo fue escrito por el Dr. Ernesto Contreras Pulido, médico especializado en el tratamiento del cáncer mediante quimioterapia y radioterapia. Fue líder laico metodista dentro de la CANO mientras vivió en Playas de Tijuana, B. C. Actualmente vive con su familia en San Diego, California, E. U. A., donde colabora con la Iglesia de Las Asambleas de Dios.
Artículo fue escrito por el Dr. Ernesto Contreras Pulido, médico especializado en el tratamiento del cáncer mediante quimioterapia y radioterapia.
Fue líder laico metodista dentro de la CANO mientras vivió en Playas de Tijuana, B. C. Actualmente vive con su familia en San Diego, California, E. U. A., donde colabora con la Iglesia de Las Asambleas de Dios.

La Biblia enseña (y la epidemiología lo ha comprobado), que lo deseable, recomendable, conveniente y aceptable delante de Dios y de la sociedad, es que se eviten las relaciones sexuales antes (abstinencia premarital), y fuera (abstinencia extramarital) del matrimonio. Es un hecho comprobado que los embarazos no deseados son excepcionales dentro del matrimonio, y que las enfermedades sexualmente transmitidas no existen en los esposos monogámicos estrictos. Además, que los hijos se crían, desarrollan y educan mejor, dentro de un matrimonio formado por una mujer y un varón comprometidos y fieles.

Está comprobado que las niñas que crecieron en hogares disfuncionales, en orfanatos, hospicios, y centros de acogida similares, son más propensas a quedar embarazadas en la adolescencia, comparados con los criados en núcleos familiares con padre y madre. El estudio nacional de
Antiguos Alumnos Casey, en el que se entrevistó a alumnos de orfanatos de 23 comunidades en todo E.U.A., encontró que la tasa de embarazos de las adolescentes criadas en orfanatos, es más del doble que la tasa de sus compañeras fuera del sistema de estos centros. Un estudio de la Universidad de Chicago en centros de Illinois, Iowa y Wisconsin encontró que casi la mitad de estas mujeres, experimentó un embarazo antes de los 19 años de edad.

En las sociedades donde el matrimonio con mujeres adolescentes es poco frecuente, la causa fundamental de los embarazos en adolescentes solteras, es la práctica irresponsable de relaciones sexuales, por lo que casi todos estos embarazos pueden considerarse como embarazos no planificados o embarazos no deseados. Así, se le llama embarazo precoz al que se produce en una mujer adolescente (entre los 13 y 19 años de edad), sobretodo en las que aún están en situación de dependencia de sus padres y familia.

Según la organización conservadora (Family Research Council), se sabe que las adolescentes que tienen relaciones con varones mayores que ellas, y en particular con hombres adultos, tienen más probabilidades de quedar embarazadas, que las adolescentes que tienen relaciones sexuales con varones de su edad, quienes son también más proclives a llevar el embarazo a término en lugar de abortarlo. Estudios realizados por el Population Reference Bureau y el Centro Nacional para Estadísticas de Salud (National Center for Health Statistics) reveló que cerca de dos tercios de los hijos nacidos de mujeres adolescentes en los Estados Unidos, son engendrados por hombres adultos mayores de 20 años.

Así, más del 80% de los embarazos en la adolescencia, son embarazos no deseados, ya que, aunque la mujer es fértil desde la aparición de su menarca (primera menstruación entre los 11 y 15 años de edad), biológica, psicológica, y socialmente, la edad ideal para que la mujer se embarace, es entre los 20 y 35 años de edad. Aparentemente, la edad promedio de la Menarca ha estado disminuyendo en el mundo, llegando a aparecer hasta a los 9 años de edad, por lo que cada vez con más frecuencia, y generalmente como resultado de un incesto (abuso sexual de la niña por un adulto, generalmente un familiar), se reportan embarazos en niñas menores de 12 años. En la mayoría de los países, las relaciones sexuales entre una menor y un adulto no están toleradas por ley, pues se considera que la menor de edad, carece de la madurez bio-psico-social necesaria para decidir tener relaciones sexuales totalmente consentidas. Entre el 11% y 20% por ciento de los embarazos en adolescentes son resultado de abuso sexual (violación, incesto o estupro: abuso de una menor por un adulto que no es familiar). Debe enfatizarse que la principal razón por la que el embarazo en las adolescentes ha aumentado, es la cultura iniciada en EUA y Europa a partir de 1950, y que ahora se ha diseminado en forma universal, que presenta y promueve, sobretodo en la televisión y el cine, las relaciones sexuales irresponsables (como la fornicación cuando es entre solteros, y el adulterio, entre un casado y otra persona que no es su cónyuge), como prácticas inconsecuentes, inocentes, y hasta deseables, y socialmente tolerables.

Según la información disponible en el Guttmacher Institute, la población general, considera que independientemente de que una persona esté o no casada, tener prácticas sexuales antes de los 20 años de edad, se considera un hábito normal. Así, un estudio de la Kaiser Family Foundation en adolescentes de E.U.A., concluyó que el 29% de los adolescentes se sintieron influidos para tener relaciones sexuales, por parte de sus compañeros y los medios masivos de comunicación (específicamente, la televisión y el cine). Por lo tanto, el 33% de los adolescentes sexualmente activos reconocen que en realidad, dentro de su relación de noviazgo, «las cosas se desarrollaron demasiado rápido en el aspecto sexual;» y el 24%, declaró que la realidad es que «practicaron actos sexuales que realmente no querían hacer.»

El Instituto Guttmacher, encontró que el 60 por ciento de las adolescentes que tuvieron relaciones sexuales antes de los 15 años lo hicieron irresponsablemente, con varones en promedio 6 años mayores que ellas. Además, que uno de cada cinco padres de hijos de madres adolescentes admite haber presionado a su pareja a tener relaciones sexuales con ellos.
También se sabe que cada vez con más frecuencia, el embarazo en la adolescente se asocia con el consumo de bebidas alcohólicas y otras drogas (anfetaminas), ya que provocan una reducción en la inhibición, estimulando así, indirectamente, la actividad sexual irresponsable. Además, se sabe que los adolescentes que consumen licor y drogas, son más proclives a practicar comportamientos sexuales de alto riesgo. Pero debe advertirse que la correlación no implica causalidad, y que a final de cuentas, los adolescentes, al exponerse voluntaria y conscientemente, a estas situaciones, son responsables de los embarazos que provocan.
Además, con el apoyo de la ONU, en las últimas décadas, la educación sexual en las escuelas, desde el 5º grado de la escuela primaria, y durante toda la secundaria, promueve como una conducta permitida, la experimentación de relaciones sexuales entre los adolescentes, con la única salvedad de que se use condón, como el remedio universal a cualquier consecuencia indeseable por las relaciones sexuales extramaritales. Lo contradictorio, es que debido al importante incremento de embarazos indeseables en las adolescentes (que ocasionan gastos monumentales a los gobiernos, pues los adolescentes no están en edad productiva, y son dependientes económicos 100% de sus padres, la sociedad y el gobierno), los mismos gobiernos y organizaciones particulares, en vez de promover la abstinencia pre y extramarital como la única medida efectiva y deseable para evitarlos, se han dedicado a cabildear en los gobiernos y en la ONU, con el fin de promover la legalización y financiamiento del aborto a libre demanda y en cualquier etapa del embarazo, como la solución a los embarazos no deseados.

Actualmente, gracias a esas campañas, se practican en el mundo unos 60 millones de abortos al año; y en Europa, Japón y E.U.A., no se ha incrementado el número de adolescentes con hijos, porque la gran mayoría los aborta, en vez de darlos en adopción a los millones de parejas que están dispuestos a adoptarlos. En España, por ejemplo, en el año 2008 hubo un incremento de embarazos en adolescentes, con relación al año anterior: Se reportaron 11,000 adolescentes embarazadas, de menos de 18 años; pero aunque en el año 2007 se produjeron 10,673 embarazos en adolescentes, solo 4,400 llegaron a nacer, pues la mayoría, 6,273, fueron abortados.

Por otro lado, aunque gracias a las campañas masivas y permanentes en favor del uso de los anticonceptivos (condones y pastillas, que son fácilmente asequibles), en la mayoría de los países ricos y en vías de desarrollo, prácticamente el 100% de los adolescentes saben cómo evitar los embarazos y las enfermedades sexualmente transmitidas; pero aun así, la realidad es que en encuestas de miles de personas, solo el 30% de los adolescentes que practican relaciones sexuales, los usan (comparado con el 90% de las mujeres mayores de 20 años), por lo que el incremento en la frecuencia de los embarazos en la adolescencia, y la cantidad y virulencia de las enfermedades sexualmente transmitidas (por el incremento en la costumbre de tener relaciones sexuales no protegidas, y antinaturales por la boca y por el recto), ha sido explosiva a partir de la última década del siglo XX. Además, las tasas de fracaso por uso inadecuado de los anticonceptivos (índice de Pearl) son mayores en las adolescentes, especialmente en las pobres.

En México, en el año 2000, hubo 179,413 adolescentes entre 15 y 17 años de edad, con al menos un hijo; y en 2005 se registraron 164,108; pero tómese en cuenta que no se contabilizaron las preadolescentes entre 12 y 14 años de edad, con hijos. Así, actualmente, y al igual que en la población hispana y afroamericana de Estados Unidos de Norteamérica, y en la mayoría de los países en desarrollo, uno de cada 5 embarazos (200 de cada 1,000), se da en adolescentes que casi siempre son solteras, con deficiente preparación académica, y en situación de pobreza; miembros de una familia disfuncional, y con escaso acceso a mayor capacitación académica, atención médica prenatal, y protección asistencial. No es raro que hasta después del 5o mes de embarazo, la adolescente le comunique por primera vez a sus padres de su situación, y asista con un médico. También se sabe que las embarazadas menores de 16 años, tienen mayor riesgo de quedarse como madres solteras, enfrentándose a grandes carencias y dificultades. Su proyecto de vida y estudios se ven alterado, frenados, y con menores oportunidades de desarrollo socioeconómico, al solo ser candidatas a empleos de baja remuneración.

Médicamente, su embarazo tiene mayor riesgo de cursar con anemia, enfermedades sexualmente transmitidas, preclamsia y eclampsia (una complicación mortal durante el parto), y de sufrir muerte posparto. Las complicaciones del embarazo y el parto (hemorragias e infecciones uterinas), son la principal causa de mortalidad entre las mujeres que dan a luz entre las edades de 15 y 19 años. Además, sus hijos tienen mayor riesgo de nacer con bajo peso, con malformaciones, y con tendencia a sufrir la muerte súbita del lactante. Además, es realmente excepcional que el embarazo sea razón para que el varón establezca con la adolescente, una relación matrimonial que le dé acceso legal a los programas de salud pública y seguridad social; y aún si se casan, tendrán un alto riesgo de no tener un matrimonio feliz, exitoso, y económicamente suficiente.

Según la organización Save the Children (Salven a Los Niños), en el mundo, cada año nacen 13 millones de niños de mujeres menores de 20 años de edad. Más del 90% (11,7 millones) de ellos, en los países denominados en desarrollo, y el restante 10% (1,3 millones), en los países desarrollados (Como Japón, Singapur, y Corea del Norte y del Sur, donde la tasa de embarazos en adolescentes, es el más bajo del mundo: 1 a 3 por mil embarazos).
La tasa de natalidad en adolescentes en los Estados Unidos estuvo en su máximo, durante la década de 1950, y actualmente, sigue siendo la más alto del mundo desarrollado. Además, se practican más de 1.5 millones de abortos al año; aunque dicha tasa ha disminuido desde entonces (sobre todo durante la década de 1990), gracias a que nuevamente se popularizó lo conveniente de la abstinencia extramarital en grupos selectos (como entre los hispanos y afroamericanos evangélicos).

El Instituto Guttmacher, atribuye como causa de tal disminución de embarazos en las adolescentes, en un 75%, al uso efectivo de métodos anticonceptivos, y en un 25%, al incremento en las prácticas de abstinencia sexual extramarital. Sin embargo, en 2006, nuevamente la tasa aumentó, después de 40 años de permanecer estable, y además, se ha visto un incremento en el número de hijos de parejas no casadas.

Por décadas se ha sostenido que la mejor manera de prevenir los indeseables (y socialmente costosos), embarazos en las adolescentes, es incrementar los programas de información y acceso fácil a los métodos anticonceptivos (tanto pre-coitales, como coitales, y postcoitales, como la píldora del siguiente día); pero ante el fracaso rotundo de esta política (porque solo el 30% de las adolescentes bien informadas, los usan), se ha regresado a enfatizar que lo mejor es que los padres, abiertamente, le hablen a sus hijos preadolescentes y adolescentes, sobre las consecuencias indeseables de las relaciones sexuales extramaritales (como el embarazo y las enfermedades sexualmente transmitidas), específicamente, las de mayor riesgo (por la boca y el recto).

Los sistemas de prevención del embarazo en la adolescencia vigentes en Holanda han servido de modelo para muchos países europeos y lo son para otros muchos países que aún no los adoptan. Ahí, en los estudios obligatorios de educación sexual en las escuelas, ahora se incluyen valores, actitudes, habilidades de comunicación y negociación (abstinencia extramarital), así como los aspectos biológicos de la reproducción. Los medios de comunicación han alentado el diálogo abierto y claro sobre las relaciones sexuales y las consecuencias de practicarlas en forma irresponsable (o sea, sin aceptar de antemano los compromisos y consecuencias que pueden traer, como el embarazo). Además, en Holanda, el sistema de salud garantiza el acceso a los métodos anticonceptivos, así como la absoluta confidencialidad para los que a pesar de todo, deciden practicar relaciones sexuales extramaritales.

La mejora social de la mujer, mediante la alfabetización, la educación y la protección legal de sus derechos en igualdad al hombre han dado lugar a un aumento en la edad del primer parto; y en muchos países, han mejorado significativamente, los servicios de salud prenatal y natal gratuitos para las adolescentes embarazadas, junto con mejores apoyos, incluyendo ayuda para poder volver a integrarlas a la capacitación laboral, la educación, y el asesoramiento y apoyo psicológico y económico. Hay países que inclusive les ayudan con guarderías para el cuidado de sus hijos, mientras trabajan; y les proporcionan programas de vivienda preferenciales.
Por último se sabe que uno de los pilares fundamentales para el establecimiento y progreso de los padres adolescentes, independientemente de la cultura y la religión, es el apoyo que le de su familia, ya que es el desarrollo intrafamiliar lo que determina como enfrentarán los adolescentes, con éxito, las diferentes situaciones que se presenten en su nueva etapa de padres (http://es.wikipedia.org/wiki/Embarazo_adolescente).

En resumen, la mejor manera de evitar el embarazo en las adolescentes, es criar a los hijos como Dios manda en la Biblia, y perdonar, apoyar y buscar con misericordia, la restauración de los que imprudente e irresponsablemente han provocado un embarazo no deseado, con la compasión de Cristo y con la convicción de que sólo Cristo salva, sana, y restaura, y que no hay pecado que la sangre de Cristo no pueda cubrir, lavar y perdonar. AMEN.