El poder de un testimonio

06refl correo equivocadoPor el Obispo Juan Pluma Morales, de la Conferencia Anual Septentrional (CAS)

“¿No será este el Cristo?” (Juan 4:28,29).

Hace muchos años conversaban tres mujeres en el portal de una casa de cierta calle de Bedford, Inglaterra. Hablaban de Dios y de cómo él las había salvado por medio de nuestro Señor Jesucristo, de cómo gozaban ahora de dicha y paz, de cómo él contestaba sus oraciones y cuán maravilloso era su
Señor.

Tan embebidas estaban en la plática contándose de Dios y de su Salvador, que no se dieron cuenta de que un hombre se aproximaba más y más hasta poder oír lo que ellas estaban diciendo. Él vio que estas humildes mujeres poseían algo real y sublime que él no tenía, algo que nunca había sabido ni experimentado. Jamás olvidó lo que había oído. Abandonó desde ese día sus antiguas compañías de gente impía, y se dio a buscar el tesoro espiritual que aquellas sencillas señoras poseían.

Aquel hombre era Juan Bunyan, que más tarde sería el autor de “El Peregrino”, una interesante alegoría de la vida cristiana. ¿Quiénes eran aquellas mujeres? Nadie sabe sus nombres. Simplemente eran mujeres cristianas que estaban dando testimonio, que estaban dejando brillar su luz ante el mundo. Pero el mundo sabe quién fue el resultado de su testimonio, Juan Bunyan.

CONTEXTO DEL TEXTO

Esta mujer (1) era samaritana, miembro de la odiada raza mixta, (2) tenía una mala reputación, y (3) estaba en un lugar público. Ningún judío respetable le hablaba a una mujer bajo estas circunstancias. Pero Jesús lo hizo. El evangelio es para todos, sin importar raza, posición social ni pecados cometidos. Debemos estar preparados para extender su Reino en todo tiempo y en cualquier lugar. Jesús cruzaba cualquier barrera por predicar las buenas nuevas y, quienes lo seguimos, no podemos hacer menos.

LO QUE ME ENSEÑA EL TEXTO BÍBLICO

  1. Que cuando Dios toca el corazón de una persona, ésta es impactada
  2. Que al ser impactada, el Señor comienza a cambiar su vida.
  3. Que el impacto es tal que la persona comienza a publicar lo que le sucedió. Eso hace Jesús.

ORACIÓN
Bendito Dios, gracias por haberme impactado a mí, gracias porque me has cambiado y, como consecuencia, publico tu nombre. Señor, sigue dándome la convicción y la pasión para seguir hablando de ti, porque este mundo te necesita. Y todos necesitamos un mundo mejor, además de una vida mejor. En el nombre de Jesús, amén.