Es el Amor

Otoniel Rendón Ponce
El Pastor Otoniel Rendón Ponce, es Probando de la CAO, y pastorea la IMMAR Vida y Esperanza, de San Luis Potosí, SLP.

¿Te sientes indigno de presentarte ante Dios? Bien haces. Solo hay una cosa que te hace acepto por Dios, y nos es algo que tú puedas hacer, es algo que su Hijo ya hizo. ¿Entonces, que nos corresponde? Creer. Creer que la sangre del único Hijo del Dios viviente se derramó para salvación de todo aquel que cree en este acto único, expiatorio e inmarcesible.

Quiero que entiendas una cosa, mi hermano o hermana: No eres tú, es Dios quien tomó la iniciativa de amarte «con tus defectos y cualidades». «Y ¿qué pide Dios de ti? Solamente hacer justicia, y amar misericordia, y caminar humildemente con Dios.”

Entonces ¿de qué somos dignos? De nada, no merecemos nada. Nuestro pecado nos separó de Dios. No merecemos que tengamos una vida feliz; no merecemos nuestro trabajo; no merecemos nuestros estudios; no merecemos la fidelidad de Dios. Otra vez, es porque Dios quiere, «pues siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.» Nuestra dignidad, entonces, no está en nosotros, nuestra dignidad descansa en el Dios de amor, porque es él quien nos da un trabajo, una educación, un sostén, una paz, un consuelo, perdón, salvación y vida nueva.

¿No entiendes el amor de Dios? Yo tampoco ¿Quién es este Dios que ve por mí, que me cuida, me procura, me ayuda, me guía y que abre mis ojos por puro amor? ¿Por qué me ama? No estoy recibiendo lo que merezco, no es lógico. ¿Entiendes su justicia? No es lógica. Él quiere justificarme y hacerme aceptable delante de él, tan aceptable como su Hijo Jesucristo, pues me ha hecho coheredero con él, soy su hijo también. Esto me lleva a querer recibirlo y aceptarlo como mi Dios, mi Señor, mi Padre en los cielos.

Lo que sí entiendo es que, lo poco que conozco de Dios me mueve a quererlo, me mueve a adorarlo, me mueve a buscarlo, me mueve a amar a su Iglesia, me mueve a querer ser esa persona que él desea que sea. «No me mueve el cielo que me tiene prometido, ni el infierno tan temido; me mueve el verle clavado en la cruz y sus heridas; me mueve y me basta su amor.»

«Amarás a Dios… amarás a tu prójimo» es lo que he aprendido de él. Yo no he aprendido juicio o condenación, yo no he aprendido avaricia o egoísmo, no aprendí discriminación. Yo he aprendido amor, porque «Dios es amor».

Amarle a él y a mi prójimo me lleva a hacer buenas obras, a proclamar su Palabra, a estudiarla, a bendecir a otros, a interceder en oración, a empatizar.

Mi hermano y mi hermana, espero que a ti también te mueva su amor, que te mueva a creerle a Dios, el dador de la vida física y espiritual, a creer en el sacrificio sustitutivo e inclusivo de su Hijo Jesús, así como en su regreso; y en el Espíritu Santo, nuestro consolador y unificador, y que sea tu motivación a ser de bendición para este mundo.

En el amor del Señor:

Otoniel Rendón P.

Referencias:
Oración de humilde acceso; Apocalipsis 4:1; Juan 3:16; 1 Juan 4:19; Hebreos 9:22; 1 Pedro 1:4; Canto: ¿Sabías que eres especial?; Miqueas 6:8; Romanos 8:16-17; Soneto a Cristo Crucificado; Mateo 22:37-40; Juan 3:17; 1 Juan 4:8; Efesios 2:10; 2 Timoteo 3:16-17; Mateo 28:19-20; Juan 5:39; Lucas 6:27-28; Romanos 8:34; Romanos 12:15; Isaías 57:15; Juan 14:2-3; Juan 14:26; 1 Corintios 12:13.