Los Carroñeros

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En una cadena trófica (del griego throphe, alimentación), también llamada cadena alimenticia, o alimentaria, cada eslabón (nivel trófico) obtiene la energía necesaria para su vida, del nivel inmediatamente anterior; y el productor primario, la obtiene utilizando materia orgánica absorbida por sus raíces, o a través del proceso de fotosíntesis mediante el cual transforma la energía solar, en energía química. De este modo, la energía fluye a través de las especies (consumidores secundarios, terciarios o cuaternarios), miembros de la cadena, en forma lineal (que cada uno se alimenta del precedente y es alimento del siguiente), hasta terminar el ciclo en los carroñeros y descomponedores.

Los carroñeros (o necrófagos: que se comen a los muertos), son animales que atraídos por el olor de un animal en descomposición, a veces a kilómetros de distancia, localiza y consume cadáveres de animales, a veces robándoselos al cazador y legítimo dueño de la presa; y ya sea en forma individual o colectiva; luchando ferozmente por el derecho al cadáver, o esperando pacientemente su turno. Los carroñeros son útiles para el ecosistema al eliminar restos orgánicos y contribuir a su reciclaje. Los restos dejados por los carroñeros son después desintegrados hasta su mínima expresión, por los descomponedores.

Algunos carroñeros bien conocidos son los buitres(el buitre leonado, el buitre negro, el alimoche, el cóndor andino, y el quebrantahuesos: Único que quiebra y consume huesos), que nunca cazan una presa viva, y se especializan en consumir cadáveres de animales más o menos grandes (desde ratones y conejos, hasta elefantes).Hay otras aves que regularmente incluyen carroña en su dieta, como las gaviotas, los cuervos, urracas, y especialmente, el marabú.

Muchos carnívoros grandes que cazan regularmente se vuelven carroñeros cuando tienen oportunidad. Estos incluyen las hienas, coyotes, chacales, zorros, tejones, mapaches, osos, diablos de Tasmania, y los leones o incluso biológicamente el hombre. Así, no hay mamíferos exclusivamente carroñeros; pero sí hay mamíferos que son carroñeros oportunistas.

Algunas especies de reptiles, como los cocodrilos, las tortugas de agua dulce, el dragón de Komodo, y el lagarto ocelado, consumen regularmente carroña. Los tiburones también pueden ser carroñeros, ayudando así, junto con los camarones, langostas y demás crustáceos del fondo del mar, a eliminar de los mares, lagos y ríos, a los animales muertos, impidiendo su acumulación, y la propagación de enfermedades.Los cangrejos, que también son crustáceos y generalmente se alimentan del musco pegado en las rocas, son también excelentes carroñeros.

Las moscas, generalmente, son saprofitas (que comen materiales desechados por los animales, como el excremento), pero también carroñeras, al igual que algunas avispas. Las moscas también contribuyen en proceso, al poner millones de huevos que en pocas horas se transforman en larvas o “gusanos” que consumen indiscriminadamente, los tejidos de los cadáveres. Hay varios invertebrados que son especialistas carroñeros, como los escarabajos enterradores, (que vierten sobre el cadáver sustancias que digieren o desbaratan parcialmente sus tejidos, antes de alimentarse de ellos).

Otra forma de reciclar la materia orgánica proporcionada por los cadáveres y el excremento, es que hay infinidad de aves y animales, que se alimentan de los insectos (ácaros), gusanos (lombrices), y ciempiés carroñeros, así como de las larvas de las moscas, que de no ser consumidas oportunamente, llenarían en pocos días, toda la faz de la Tierra.

Es verdaderamente asombroso, reconocer que en forma por demás eficiente, al final de toda cadena alimentaria siempre hay microorganismos (hongos y bacterias) descomponedores (o detritívoros: que comen detritus o restos de organismos), que transforman la materia orgánica sólida de los cadáveres dejados por los carroñeros, por medio de digestión externa (a base de verter enzimas que digieren la materia orgánica fuera de sus cuerpos), en materia inorgánica y sales minerales que aparte de ser absorbidos por ellos en parte, para su nutrición, son aprovechadas por los organismos autótrofos (las plantas), que eventualmente son ingeridos por los consumidores secundarios (heterótrofos), haciendo así que la materia se recicle en el ecosistema, en vez de acumularse indefinidamente, hasta cubrir todo el planeta.

Otras enzimas de microorganismos como el moho y las levaduras, provocan fermentación, que es otra forma de descomposición de la materia orgánica en inorgánica.

Debemos mencionar que principalmente las larvas de las moscas, contribuyen a elevar la temperatura del cadáver, en forma significativa, y que esto es importante, porque a mayor temperatura, mayor descomposición.

Por último, a pesar de que la mayoría de los detritívoros tienen dimensiones microscópicas, la importancia de ellos en los ecosistemas es vital, pues si desaparecieran, peligraría toda la vida de la Tierra.

Por todo lo anterior, podemos afirmar que en la naturaleza sí existe vida después de la muerte y mucha vida.

Nuevamente, decir que los carroñeros y los detritívoros (descomponedores), aparecieron por casualidad, en forma gradual y a lo largo de millones de años, contradice todo el concepto de lo que es la cadena alimentaria, pues de no haber estado capacitados desde el principio, para hacer su función, ni presentes desde la aparición de la primera vida, y en el momento mismo en que murió el primer organismo, jamás hubieran sobrevivido las demás especies, empezando por las plantas; y además, al no eliminarse los cadáveres en forma rápida (en días), la proliferación de microrganismos patógenos (que causan enfermedades), que proliferan geométricamente (de 2, a 4,8,16, etc.), en los cadáveres, hubieran causado pandemias (epidemias generalizadas a todo el planeta), que habrían terminado en poco tiempo, con todo tipo de vida.

Es obvio que desde el orden de aparición de todos los elementos necesarios para la vida (el agua, la luz, la atmósfera, la hierba verde, los animales acuáticos, aves, reptiles, mamíferos, y el humano), y todos y cada uno de los eslabones de cada una de las cadenas alimentarias, demuestran elocuentemente, que la Tierra y todo lo que en ella hay, es producto de un diseño inteligente y una creación masiva, simultánea y bien organizada, hecha por un Ser omnisciente, omnipotente y sabio al que la Biblia llama Dios. Creer que la materia, nuestro planeta, y los millones de especies de plantas y animales que existen, son producto de la casualidad y la evolución, o sea, de puros sucesos al azar, tras millones de años, sin control, dirección, propósito, simetría, belleza, y capacidad de cumplir una función específica en la cadena alimentaria, es inverosímil, y no tiene ningún fundamento científico.

ernesto_contreras