Llamado a la oración y la empatía

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La siguiente carta fue difundida por las redes sociales por la Hna. Luly Borunda de Irigoyen. Ella es cristiana de Las Asambleas de Dios, hermana de uno de nuestros laicos activos, líder metodista en la Ciudad de Chihuahua, predicador laico de la CANCEN.

La angustiante pero esperanzadora historia del pequeño nieto de la Hna. Luly, de nombre Mateo, fue publicada en El Evangelista Mexicano, en su edición del 15 de noviembre de 2014. Para nuestros lectores que no pudieron leer dicha historia, la agregamos al final de la carta presente, con el fin de contextualizar los últimos datos sobre esta narración de sufrimiento y triunfo. La carta fue escrita luego de que la Hna. Luly había donado un riñón para su nieto, trasplante que lamentablemente no tuvo éxito


 

Saludos, amados:

Con todo mi afecto y un agradecimiento muy grande por el apoyo brindado en esta lucha que hasta el día de hoy entablamos con cada adversidad que se opone para preservar la vida y aun alcanzar la salud de nuestro amado niño.

Es verdad que nuestro caminar ha sido largo, duro y difícil, que nuestras lágrimas, pero especialmente las de Mateo, son el trago más amargo, porque unidas a sus suplicas para que lo dejen en paz, para que le den agua y alimento en los largos períodos de ayuno previos a las cirugías, y al miedo a los múltiples procedimientos desconocidos para él, han sido heridas profundas en nuestros corazones, pero seguimos creyendo en la esperanza de que Dios enjugará toda lágrima y sanará cada herida, ningún dolor es eterno, ni Dios prolonga aun sus juicios más de lo debido, por eso confiamos en que un día esto pasará, y mientras tanto, podemos dar testimonio de que aun en el desierto, la risa no ha escaseado y nunca ha sido menos que las lágrimas, que si bien ha habido días oscuros como los más recientes, también hemos tenido los más luminosos; nuestro corazón no tiene amargura, y la boca de nuestro niño aun en las circunstancias más duras, no sólo conserva su risa, sino su ingenio e inteligencia con la que nos lleva a pasear con las reflexiones infantiles más sencillas pero muy profundas, arrancándonos el asombro, las sonrisas y la risa, no otorgándonos permiso para estacionarnos en las lágrimas y mucho menos en la queja y los lamentos.

Tenemos muchas preguntas, nos hacemos conjeturas, no sé si tantas como ustedes, pero hay por lo menos dos conclusiones importantes a las que hemos llegado. Sabíamos que había riesgos, como siempre los hay, en cada cirugía; con los peligros aparentemente calculados y aunque las posibilidades de fracaso disminuían, sin embargo nuestro pequeño “salmón”, quien desde que nació ha nadado contra la corriente, hoy de nuevo tuvo que nadar contracorriente y lo hace con tanta hombría y gallardía que uno no puede sino avergonzarse frente a nuestros propios desafíos que acobardados nos negamos a enfrentar o aun olvidando el consejo del Apóstol Pablo buscamos llegar a la meta por atajos que nos eviten el sacrificio y el dolor que representa correr de manera legítima.

Hay quienes se cuestionan si vale la pena la inversión de tantos recursos de todo tipo por alcanzar una mejor calidad de vida para Mateo, y puedo contestar con toda certeza que sí, porque aun siendo pocas sus posibilidades, el amor cristiano nunca podrá no ser ejercido sin la esperanza que ilusiona y la fe que cree que es posible, virtudes que el mismo Padre inspira en nosotros, como le inspiraron a Él para invertir lo más grande y valioso que tenía, su único Hijo, con el fin de ofrecer salvación para toda la humanidad, aun cuando las evidencias muestran que la mayor parte de esta humanidad lo sigue rechazando, aun así Él sigue insistiendo, y es que el amor no puede desistir de alcanzar el bien anhelado, cuando en realidad es un bien lo que amamos… el amor nunca deja de ser.

Este pequeño me dio (a la que escribe) la oportunidad de experimentar en vida, la mejor experiencia que una persona puede tener, donar una parte de uno mismo en la esperanza de dar vida, esto no es cualquier cosa, es un privilegio tan selecto y grande que no se le concede a cualquiera, el estándar exigido es alto, no puedes dar cualquier cosa, debes dar lo mejor y poder obtenerlo y ofrecerlo te enriquece profundamente, como si al talarte retoñaras de ti misma, diferente, más fuerte.

Hoy esperamos superar una nueva adversidad desde la Ciudad de Aguascalientes a donde nos trasladamos a partir el 5 de noviembre para continuar los tratamientos necesarios para Mateo, fue en este lugar donde a Mateo se le sometió por tercera vez a cirugía para retirar el riñón que su cuerpo rechazó; y es que nunca lo humano parece ser compatible con lo angelical. Muchas cosas han pasado desde entonces, y una de las más importantes es lo que hoy enfrentamos, pues debido a cirugías tan cercanas una de otra, su catéter de diálisis se tapó y hoy se le practicará un procedimiento endoscópico con el fin de destapar el catéter, y si esto no fuera posible, será necesario retirarlo y colocar uno nuevo; esperamos como siempre la misericordia y la providencia de Dios en todo esto.

De nuevo agradezco sus oraciones, ofrendas, mensajes y todo aquello a través de lo cual nos bendicen, Dios abunde para ustedes como han abundado para nosotros. Sentir su cercanía a través del cariño, el apoyo en oración, y las ofrendas que nos brindan, nos dan la certeza de que Dios a través de Su Iglesia nos rodea de cuidados y amor. Si has orado un día por Mateo, o a diario, lo agradecemos infinitamente, porque en algún momento Dios llevó nuestra lucha hasta tu corazón y conmovido (a) ofreciste tu ruego a Dios por nosotros, ese es un privilegio muy grande: saber que muchas voluntades se han unido para lograr que alcancemos la dicha del milagro para Mateo nos hace sentir una dicha, responsabilidad y honor inmensos y vuelvo a preguntar como tantas veces: ¿Qué deseas de mí, Señor? ¿Qué deseas de nosotros? En tu grandioso plan ha estado cada momento, pero principalmente cada persona unida a esta lucha, pero no alcanzo en mi limitada visión a ver la trascendencia de todo esto que nos has permitido vivir, aunque empiezo a comprender el mensaje del Apóstol Pablo a la iglesia de Corinto:

Como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, más he aquí vivimos; como castigados, más no muertos; como entristecidos, más siempre gozosos; como pobres, más enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, más poseyéndolo todo” (2 Corintios 6:9,10).

Luly Borunda de Irigoyen

lulybo2000@yahoo.com


Historia publicada en la edición de El Evangelista Mexicano del 15 de noviembre de 2014:

POR EL SUFRIMIENTO HACIA EL TRIUNFO

Parece una arrogancia pretender poner en unas letras la exponencial obra misericordiosa de Dios en nuestras vidas, sin embargo este es el recurso que tengo para hacerlo, a plena conciencia que nunca podrán mis palabras abarcar su grandeza y su amor.

La tarde que recibimos una pequeñita caja de regalo con un diminuto calcetín de apenas 5 cm. o algo así, como una señal de la agradable noticia de que íbamos a ser abuelos, que mi hija mayor que recién se había casado hacía unos meses ahora esperaba su primer bebé, fue como llegar a una de las máximas metas de la vida: contemplar la bendición de tu linaje extendido a tus generaciones, soñar con las enseñanzas más triviales y más profundas que darás a ese pequeñito o pequeñita, recopilar textos bíblicos e himnos que comenzarás a compartirle aún desde el vientre de su mamá.

Fue un embarazo tranquilo y aparentemente sin complicaciones, por lo menos al ojo humano del médico que atendió a nuestra hija, apenas dos semanas aproximadamente a su fecha de parto. Se ordenó nuevamente un estudio más de imagen, sólo como protocolo para preparación a recibir a nuestro amado nieto, sin embargo las cosas no se veían muy bien, y se sugirió realizar una cesárea lo antes posible, ya que el bebé se encontraba sin líquido amniótico. Se realizó la cesárea, y aparentemente Mateo se encontraba bien, supuestamente no había afectaciones, y por lo mismo, no se le realizaron estudios que ahora sabemos debieron habérsele practicado al nacer bajo las condiciones que traía.

Dios nos permitió disfrutar a nuestro pequeñito, y también estar un poco preocupados por su falta de incremento de peso que se atribuyó a una alergia hacia la leche, aun a la materna. Sin embargo, su retraso en el desarrollo seguía siendo preocupante, y comenzamos insistentemente a consultar médicos para encontrar la respuesta a esto, poniendo en las manos de Dios cada nueva consulta que realizábamos. Finalmente las respuestas comenzaron a aparecer, lamentablemente cuando los riñones de Mateo ya se habían dañado, pues él había nacido con una deformación en su sistema urinario, un doble sistema colector, que por alguna extraña razón ningún médico observó sino hasta los 7 meses de vida, cuando el reflujo urinario ya había causado insuficiencia renal severa.

El dolor frente a una noticia así, es algo tan profundo que aún a pesar de haber vivido otras tragedias, éste no tenía comparación, había demasiadas preguntas sin respuesta, ¿Por qué este bebé inocente? ¿Por qué no se dieron cuenta a tiempo? Para colmo, nos encontramos con que el error de una empleada había dejado sin seguro de gastos médicos para Mateo al momento de nacer, haciendo éste efectivo a partir de los 6 meses de edad, lo cual nos dejó sin cobertura, ya que al ser una enfermedad prexistente, los gastos derivados de la enfermedad y sus posteriores complicaciones no podrían ser cubiertos. Una vez confirmado el diagnóstico comenzamos a buscar la atención idónea para Mateo. En nuestra ciudad ni siquiera existía un pediatra urólogo, aunque, gracias a Dios, sí encontramos un nefrólogo pediatra, quien fue orientándonos en nuestro inicial peregrinar. Conocimos varios médicos en varias ciudades, y no faltó el codicioso que aprovechando nuestro dolor nos asegurara que él podía solucionar todo con una costosa cirugía que debía realizarse urgentemente. Ahora sabemos que una operación no habría resuelto el problema, pero en su momento es terrible la presión que médicos sin escrúpulos y sin vocación de servicio hacen sobre las familias en crisis.

A pesar de lo duro que fue emprender el camino que Dios había preparado en el desierto, nuestro desierto, Él fue disponiendo la provisión oportuna: puso en nuestro camino médicos con una gran calidad humana, y que desde su área de influencia colaboraron para que Mateo fuera atendido en el Centro Médico de Especialidades Siglo XXI, en la Unidad de Pediatría. A los 8 meses tuvo su primera cirugía para drenar sus riñones, con la esperanza de que esto sirviera para reactivar su función renal, y a partir de allí ha tenido 7 cirugías más, tres de ellas relacionadas con su inicio de diálisis peritoneal, atención que debió comenzar poco antes de cumplir los 2 años de edad, al presentarse una notable disminución de su función renal. Cada noche Mateo debe permanecer conectado a una máquina que realiza un procedimiento de limpieza de toxinas que cualquier persona elimina de forma cotidiana a través de su orina, su mamá es la persona capacitada y encargada de realizar esta conexión de la máquina al catéter que porta el niño en su área abdominal, esto debe hacerse en área estéril y con procedimientos de asepsia similares a un procedimiento quirúrgico.

Obviamente, esto condiciona en mucho los estilos tradicionales de vida, sobre todo de un joven matrimonio que inicia los desafíos comunes de la vida familiar, y que ahora se ven aumentados por los constantes viajes, el tiempo requerido para atender adecuadamente a Mateo, los recursos económicos requeridos y el desafío diario de cuidar de un niño que inmunológicamente es más vulnerable, logrando desarrollar en él fortaleza emocional y espiritual para enfrentar estas circunstancias que se vieron agravadas por la presencia de la osteodistrofia renal, un padecimiento derivado que debilita sus huesos al reducir la asimilación de calcio en su sangre, y deformando sus huesos especialmente de su cadera y extremidades, y formando tumores en sus glándulas paratiroides, lo que produjo que Mateo tuviera un pronóstico desalentador en cuanto a poder caminar.

Ha sido en medio de todo este panorama tan desalentador que la Gracia de Dios se ha magnificado, justo como Él lo promete a través de las palabras expresadas al apóstol Pablo, cuando le indica que su poder se perfecciona en nuestras debilidades, justo donde nada podemos hacer, justo donde la capacidad humana se agota, es allí donde el Poder de Dios se perfecciona y se magnifica; y es entre lágrimas, es desde el suelo, desde la humillación, apelando sólo a su misericordia donde esto ocurre.

Hoy Mateo no sólo camina, aun corre, salta, juega fútbol y beisbol; sus piernas siguen estando con deformidad, y el calcio sigue siendo un suplemento necesario para él diariamente, porque a pesar de haber tenido una cirugía en el mes de marzo de 2014, en las glándulas paratiroides, con el fin de solucionar este problema, hasta hoy la cirugía no ha tenido éxito… la glándula implantada para sustituir la función de las glándulas que se habían llenado de tumores, no ha comenzado a funcionar, y, dado las constantes hospitalizaciones que Mateo estuvo presentando, fue dado de baja en el CRIT y suspendidas todo tipo de terapias físicas aun en casa, para lograr que subiera de peso al no consumir demasiada energía. Sin embargo, Dios había dispuesto otro escenario para él y para nosotros: en el mes de abril comenzó a insistir en ponerse de pie, y dar algunos pasos, así que para mayo ya caminaba, algo torpe y lento, pero además aumentó de peso.

Fue en este mes que viajamos a México para realizarle el trasplante tan necesario Sin embargo, ocurrieron muchas situaciones con las que Dios determinó que no… Fue extraño, no sabemos por qué Dios detuvo este trasplante donde Mateo recibiría el riñón de su abuela materna; (la que escribe esta historia) todo parecía en orden, con una alta compatibilidad, sin embargo, Dios dijo NO, y en obediencia a Él regresamos a nuestro hogar, con nuestra familia, disfrutando cada día que Dios nos permite orar, cantar, reír, gozar con Mateo. Hemos aprendido, o por lo menos lo intentamos, a vivir como Él nos enseña, sólo un día a la vez. No pretendemos ya más respuestas, sólo tener la humildad para caminar en Su soberana voluntad. Aún esperamos su dirección en relación al trasplante y a todo en nuestra vida.

Muchos aprendizajes se desprenden de la aflicción, y aún habrá varias experiencias que sólo se aprenderán mirando la vida pasar desde el suelo, cuando miras a tu alrededor y parece que quienes te rodean son felices y sólo tú pareces no serlo, debes volver a la Palabra y entender que tu tragedia y tu alegría proceden del mismo Señor y Dios, tal como Job lo afirma: “¿Recibiré del Señor el bien y el mal rechazaré?” Y sabemos que es Él mismo quien prepara el desierto a donde nos trae, donde nos recibe y donde nos habla con ternura, donde nos devuelve nuestras viñas, y convierte el Valle de la Desgracia en el Paso de la Esperanza, como anuncia el profeta Oseas al afligido pueblo de Israel. Por cierto, tuvimos que rentar un lugar donde pasar estas temporadas en la Ciudad de México, y Dios dispuso para nosotros un pequeño departamento que “casualmente” se ubica en la calle que se llama literalmente ESPERANZA.

Quisiera terminar este capítulo que no alcanza a narrar toda nuestra experiencia, puesto que hay tantos favores de Dios, tantas gracias recibidas, como el amor y la generosidad de la familia, los hermanos y amigos que nos sostienen en oración, nos brindan su ofrenda generosa en forma material, económica y aun donando su sangre para nuestro niño, que falta tiempo para detallar; termino entonces con una de las más grandes enseñanzas que he recibido de esta experiencia: Estando afuera del hospital donde Mateo pasaba por una muy difícil recuperación de una de sus cirugías, miraba jugar a unos niños indígenas que lucían bastante descuidados mientras su madre se ocupaba de otros menesteres, sus rasgos de pobreza eran evidentes, sin embargo ellos reían y gritaban alegres con unas mejillas gordas y saludables, tanto que al verlos sentí envidia, y volví a preguntar al Señor: ¿Por qué a Mateo? ¿Por qué este niño, al que cuidamos y atendimos “adecuadamente” desde el vientre de su madre? ¿Por qué madres que descuidan a sus hijos, y algunas hasta se alcoholizan o se drogan, tienen niños sanos y nosotros no? Y el Señor me respondió contundentemente: ¿Qué más quieres que les sea quitado a éstos desposeídos para que tú creas que tu Dios es justo?

¡Sí! mi Dios es justo, y “aunque Él me matare, en Él esperaré…” Y mientras lo hago, procuro ver a mi alrededor, ya no para envidiar, sino para solidarizarme con el que sufre aún más que yo… ¡Hay tantos!

Luly Borunda de Irigoyen

2 comentarios sobre “Llamado a la oración y la empatía

  1. Gracias por compartir nuestro testimonio! Es un gran privilegio! Dios bendiga su ministerio mis amados hermanos metodistas!!

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