Reseña IMMAR Amishadai

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Monclova, Coahuila 29 de noviembre de 2015.

Todo comenzó así: En el año de 1987, Dios dispuso en el corazón de la familia Riojas Amador ceder el bien de un terreno a la Iglesia Metodista de México. Tal donación venía acompañada de una solicitud indispensable de nuestros hermanos: que se construyera un templo en donde se glorificara a Dios.

En el primer periodo de tiempo, el terreno fue utilizado para diversos negocios. Fue levantado provisionalmente un pequeño cuarto para usarse como miscelánea para venderse productos a los estudiantes. Posteriormente, este periodo de negocios cerró.

Ya donado el terreno y pasados un par de años, un grupo de hermanos de la Fraternidad de Hombres Metodistas de la iglesia “El Buen Pastor” de esta misma ciudad, se dieron a la tarea de empezar a asistir cada lunes al terreno, con la finalidad de darle mantenimiento y celebrar reuniones de adoración ahí.

Fue hasta entonces, en el año 1997, cuando el pastor de dicha congregación, el Presbítero Lorenzo Reséndiz, abraza el reto de comenzar aquí una misión de predicar el evangelio. Entendemos que Dios dispuso esto en su corazón. En sus inicios, familias de la iglesia El Buen Pastor apoyarían esta ardua labor y al mismo tiempo extenderían con esperanza la invitación a aquellos que vivían alrededor de este sector. (Aquellas familias del Buen Pastor fueron: Fam. García Campuzano, Fam. Leija Ríos, Fam. Sánchez Arechiga, Fam. Medrano Suarez y Fam. García Hernández. Se invitó también a la Fam. Riojas Amador y a la Fam. García de otra misión llamada “Príncipe de Paz”.)

Entonces, en ese mismo año, 1997, queda como encargado de la misión el pastor Daniel García Arévalo, organizando y presidiendo cultos en aquel pequeño cuarto al inicio construido. Mientras tanto, en ese mismo año el presbítero Lorenzo Reséndiz comienza a realizar gestiones y solicitudes a un grupo de hermanos norteamericanos para encontrar la posibilidad de ser apoyados materialmente en la construcción de un templo.

Dios es “Rey grande sobre toda la tierra” (Sal.47:2) pues hasta el estado de Carolina del Norte en E.U.A. fue en donde Dios dispuso en el corazón de hermanos el apoyar económicamente y laboralmente esta misión de Dios. La confirmación de esta ayuda no se tardó, sino que dio forma concreta un año después, en 1998. Así que, cuando nuestros hermanos de Carolina llegaron a este lugar, trabajaron arduamente toda una semana juntamente con el grupo de varones de la iglesia, lográndose construir un templo de madera con techo de lámina. Al mismo tiempo, las hermanas preparaban alimentos en casa de la Fam. Sánchez Arechiga para cada uno de estos varones que trabajaban en la construcción. Fue así que Dios nos proveyó ese primer templo de madera, en aquella semana de Julio de 1998, llevándose a cabo un hermoso culto en donde se consagraba el templo para glorificar a Dios. En ese culto se aseguró contar con la presencia de nuestros hermanos norteamericanos y con los miembros de la iglesia “El Buen Pastor”.

Poco tiempo después, en el mismo años de 1997, mientras se celebrada un culto al Señor juntamente con el presbítero Reséndiz, se decide ponerle al templo un nombre, “Amishadai”, que significa “Pueblo de Dios Todopoderoso”.

El tiempo transcurrió y así llegamos al año 2000, año en donde se añadieron familias y jóvenes a la congregación, entre ellos nuestro hermano Jorge Valdez, a quien Dios dispuso en su corazón el colaborar en el ministerio de la alabanza.

En el año 2002 hubo un fresco mover de nuestro Dios. Disponiendo Él en el corazón de la congregación el construir otro templo al lado del de madera siendo éste de concreto para que resistiera el paso del tiempo. Al acuerdo de este sentir unánime, se celebró un culto para dar por confirmado el compromiso de la construcción de un nuevo templo de concreto y así dar inicio a éste.

En los años alrededores del 2002 se lograron levantar los muros y cimientos del templo. Pero una vez terminados los muros y cimientos la obra de construcción lamentablemente es detenida por falta de recursos económicos.

Pasando un largo periodo de tiempo así, detenida la obra de construcción y el sentir de construir débil por falta de recursos y membresía, en el año conferencial 2012, hubo cambio de pastor, llegando a la iglesia Amishadai el pastor Samuel Jiménez.

Al principio se empezaba una vez más a promover el proyecto o la idea de reconstruir el templo. Dios una vez más dispuso esto en el corazón del pastor Samuel y en el resto de la actual congregación de ese momento. En una serie de predicaciones, un domingo compartiendo el pastor recordamos estas palabras de su predicación:

“Si Dios a través de Cristo Jesús ya nos ha rescatado del mayor riesgo, es decir, del infierno… ahora Cristo llama a Su pueblo a riesgos temporales en esta vida para el avance y propósitos de Su Reino.”

Y nos predicaba que Dios nos podía estar llamando a experimentar un riesgo por amor a Su nombre, ¿cuál riesgo? aquel de la viuda de Lucas 21. Ella de su pobreza echó todo lo que tenía para vivir. El fariseo rico no arriesgó su dinero por la causa de Dios, la viuda sí. Algunas veces Jesús quiere que Su pueblo arriesgue su dinero por la causa de Dios. Mostrar que nuestro tesoro está allá en los cielos, no en nuestros bolsillos. ¡Mostrar con nuestro dinero que Dios es más bello que la vida misma!

Llegando esa predicación a nuestros corazones, orando y movidos en fe, volvió a renacer y se volvió a abrazar una vez más el reto de proseguir con la reconstrucción del templo hasta el momento, siendo uno de los actuales coordinadores el hno. Rene Riojas. La congregación Amishadai había resuelto depositar su confianza en un Dios Soberano.

Desde este periodo hasta ahora hemos visto el inaudible y majestuoso respaldo de Dios un Dios soberano y su santa provisión de muchas maneras. Un Dios Soberano que abre y cierra puertas; un Dios Soberano que está por nosotros y no contra nosotros. Un Dios Soberano que mueve corazones y circunstancias para lograr sus propósitos para su gloria y bienestar de su pueblo. ¡Ese es nuestro Dios!

Como iglesia, todos por igual, nos propusimos en dar, trabajar para obtener fondos y orar para seguir reconstruyendo. Esto fue a través de actividades de comida por parte de las hermanas de la iglesia, en otros casos Dios dispuso en corazones el dar ofrendas especiales por parte de los congregantes de Amishadai como de personas externas.

En este mismo tiempo, cuando la iglesia abrazaba de nuevo este proyecto de reconstrucción, en Junio de 2014 la hna. Rosa Adán Contreras junto con el ingeniero Andrés Osuna nos visitaron al templo para asesorarnos y hacer un presupuesto de la loza del mismo.

Recordamos que en una de las entrevistas con el Ingeniero Osuna para expresarle nuestra gratitud por tal asesoramiento, Dios puso en el corazón del ingeniero paciencia para apoyarnos en la construcción de la loza, sabiendo él que la causa por la cual no proseguíamos con la loza era por falta de presupuesto. Se echó la loza y Dios proveyó para liquidar al tiempo asignado.

Siendo Agosto del 2014 que se terminó dicha loza, posteriormente, entrando este año 2015 los trabajos continuaron con el yeso, ventanas, protecciones, piso, alumbrado y demás.

Agradecimiento.

En esta breve reseña queremos reconocer a Dios. En todo ha estado Él. En todo ha obrado Él.

En especial agradecemos a Dios por la vida de los varones de Amishadai que han trabajado mucho. Ustedes nos han ahorrado miles y miles en mano de obra poniendo a disposición del Señor Jesucristo sus dones y talentos, como tiempo y esfuerzo. (Instalación eléctrica y aparatos, ventanas y protecciones, albañilería, por mencionar algunas.) ¡Dios les recompensará hermanos!

Gracias hermanas de la Femenil por sus oraciones.

Hoy en esta noche damos gracias a Dios porque nos permite ya estar congregados en la 1a. Etapa de la construcción de nuestro templo y así formalmente consagrarlo para dar culto y alabanza a nuestro amado Dios, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

“Porque de Él, y por Él, y para Él, son todas las cosas. A Él sea la gloria por los siglos. Amén” (Romanos 11:36)

¡Ebenezer! Hasta aquí nos ayudó Jehová, en estos 18 años. Nuestra confianza seguirá estando en un Dios Soberano.

Azucena García Campuzano

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