
“Que seáis capaces de comprender con todos los santos, cuál será la anchura, la longitud, la profundidad y la altura y de conocer el amor de Cristo”
Efesios 3:18.19
El hijo de la señora Lelia N. de Morris se preocupó al darse cuenta de que su madre se estaba quedando ciega. Mientras atendía su hogar, ella siempre tenía papel y lápiz en la cocina para anotar las palabras de nuevos himnos. Como la vista ya le fallaba, su hijo le construyó un pizarrón de 9 metros de largo en el cual ella podía trazar notas y letras muy grandes. En 1914 Lelia quedó completamente ciega, pero esa difícil circunstancia no le apagó su gozo en el Señor ni su deseo de servirle. Siguió colaborando en la obra de su iglesia y fue una esposa y madre ejemplar. Le gustaba hablar acerca del santo amor de Cristo, y esto llegó a ser el título de uno de sus himnos más apreciados, “Del santo amor de Cristo”. El Coro dice: “Rico e inefable, nada es comparable al amor de mi Jesús”. Aun cuando empezó a escribir hasta los treinta años de edad, nos dejó más de mil himnos que nos animan a seguir a Cristo con valor, sin desmayar en medio de los conflictos y contratiempos, como el himno “¡A combatir!”, que también fue escrito por ella.
HIMNO
Del santo amor de Cristo que no tendrá igual,
De su divina gracia, sublime y eternal;
De su misericordia, inmensa como el mar,
Y cual los cielos alta, con gozo he de cantar.
—
Coro
El amor de mi Señor,
Grande y dulce es más y más;
Rico e inefable,
Nada es comparable,
Al amor de mi Jesús.
—
Cuando él vivió en el mundo la gente lo siguió,
Y todas sus angustias en él depositó;
Entonces, bondadoso, su amor brotó en raudal,
Incontenible, inmenso, sanando todo mal.
—
Él puso en los ojos del ciego nueva luz,
La eterna luz de vida que centellea en la cruz;
Y dio a las almas todas la gloria de su ser,
Al impartir su gracia, su Espíritu y poder.
—
Su amor, por las edades, del mundo es el fanal,
Que marca esplendoroso la senda del ideal;
Y el paso de los años lo hará más dulce y más
Precioso al dar al alma su incomparable paz.
CONTEXTO DEL TEXTO
Pablo se hallaba bajo arresto domiciliario en Roma por haber predicado acerca de Cristo. Los líderes religiosos en Jerusalén se sentían amenazados por las enseñanzas de Cristo y no creían que era el Mesías. Presionaban a los romanos para que arrestaran a Pablo y lo enjuiciaran por traición y por originar una rebelión entre los judíos. Pablo apeló para que su caso lo considerara el Emperador, y estaba en espera del juicio. A pesar de que se hallaba bajo arresto, Pablo mantenía firme su creencia en que Dios tenía el control de todo lo que le sucediera.
Bajo esas circunstancias, Pablo dice que el amor de Dios y de Jesucristo es total. Llega hasta los últimos rincones de nuestra experiencia. La anchura del amor de Dios continúa a través de toda nuestra vida y llega a todo el mundo. La longitud del amor de Dios nos sigue a través de nuestras vidas. La profundidad del amor de Dios llega a lo más profundo del desaliento, la desesperación y aun de la muerte. La altura del amor de Dios se eleva a la cumbre de nuestra exclamación y júbilo. Cuando usted se sienta excluido o aislado, recuerde que nada lo apartará del amor de Dios.
ENSEÑANZA
- Pablo el apóstol, en circunstancias totalmente negativas para su vida, escribe sobre la magnitud del amor de Dios y de Jesucristo.
- En situaciones negativas para nuestras vidas entendemos que Dios tiene el control de todo, por su amor
- Que Si Dios me ama, yo también le amo y amo a su creación, amo a su obra y su actuación en este mundo. Por ello, amo al Dios de la vida y no al dios de la muerte.
ORACIÓN
Señor Dios, gracias por tu amor para con nosotros, Señor Jesús gracias por tu amor, Espíritu Santo gracias por tu amor. Señor, tu amor me emociona y me apasiona como para propagarlo en medio de este mundo sin amor. Señor, sé que tus misericordias son nuevas cada mañana, es decir, tu amor se me da cada mañana para recordarte, agradecerte y alabarte por igual cada mañana. Señor, dame esa bendición de vivir y compartir tu amor cada mañana, cada día, cada minuto y segundo de mi vida, y así mostrarte que te sigo amando igual. En el nombre de tu Hijo, Amén.

