El discípulo de Jesús

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Hermano(a) metodista tal ves pregunte ¿Y qué es un discípulo? Trataremos de responderle desde las páginas de las Escrituras. Ser un discípulo de Jesús, como se decía entre los primeros discípulos, es ser uno de los del Camino (Juan 14:6; Hechos 9:2). En los Evangelios encontramos que Jesús convivía con un grupo escogido de hombres y mujeres que tomaron la decisión de seguirlo y les enseñaba y explicaba las parábolas y tenía una comunión profunda que les permitía experimentar en su propia vida y persona las grandezas de Dios. El apóstol Pablo, Juan Wesley y el hermano Cuau declaramos: “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.”

Recuerdo un himno que cantabamos en mi iglesia y en la liga de intermedios y jovenes: “Quiero seguir las pisadas del Maestro”, la única manera de enseñarles a andar por el camino de la voluntad de Dios, a nuestros hermanos en la fe, es ayudarles a entrar en un contacto directo y personal con nuestro Dios y Señor y con su Palabra; por medio de la iluminación que solo trae consigo el Espíritu Santo. Tenemos la obligación y responsabilidad de darles a conocer con nuestra manera de vivir, con nuestras actitudes y obras, y hasta con nuestras palabras, esa verdad que los hará libres, Jesús lo resumió de manera magistral: “Si vosotros permanecieréis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:31,32). Después de todo esto volvemos a preguntar ¿Qien es un discípulo? El que, ayudado por sus hemanos en la fe, y en especial por aquellos que Jesús ha puesto en la iglesia para formación de discípulos espirituales, se ha entregado por completo en espíritu, alma y cuerpo a la Palabra de Dios, y se ha consagrado a una única meta que se halla por encima de todas las metas humanas: Seguir a Jesús dondequiera que lo lleve, pagando el precio que sea necesario pagar y buscando la forma de ser cada vez más semejante a ÉL.

No somos discípulos por tener una especie de póliza de seguro eterno en la que Dios promete que viviremos siempre en un lecho de rosas, aquí y mas allá de nuestra muerte física. Somos discípulos para continuar haciendo y enseñando lo que comenzó a hacer y enseñar nuestro Maestro de maestros (Hechos 1:1); porque es necesario que prediquemos el Evangelio del Reino hasta los confines de la tierra “para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14).

FE EN ACCIÓN: Los tiempos que nos ha tocado vivir exigen más que nunca a nuestra querida Iglesia Metodista que retome el principio básico del sacerdocio universal de los fieles, y forme discípulos con una mentalidad firme y una consagración absoluta. Siempre han sido esas la misión y la mentalidad del cuerpo de Cristo, y podemos declarar bajo la autoridad de la Palabra profética más segura: que el futuro de nuestra Iglesia, y el de la humanidad entera dependerá de una intensa labor de multiplicación de discípulos que continuen la obra que nos encomendo nuestro Señor Jesucristo, en el amor y poder de Cristo, guiados por el Espíritu Santo y con una mentalidad para impactar y tranformar a un mundo lleno de maldad en que vivimos. (Continuara).

(Tomado de la Biblia del Discípulo, y de mi experiencia personal con Dios).

Hno. Cuau

 

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