No todos somos guadalupanos

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La grey católica está de plácemes. Su santidad el Papa Francisco ha venido a México, como un halo de esperanza y de buenaventura, a ver si se menguan todos los males que aquejan al país.

Sin embargo, dentro de la vorágine de información con que nos han atiborrado, tanto los medios escritos como los medios radiofónicos y los medios televisivos, me llama la atención que el Ciudadano Presidente de la República, haciendo de lado el aspecto constitucional de la separación Iglesia-Estado, y estando consciente de los múltiples registros de iglesias que son adversas a la mayoritaria, no esté consciente de ello, y en una lamentable declaración afirme que en México todos “somos guadalupanos.”

La cita se debió a la recepción del alto dignatario de la Iglesia Católica Apostólica Romana en el Palacio de Gobierno, y quizás en un momento muy emotivo para él, en función de su catolicidad, pero que ofende y discrimina, pretendiendo uniformar en una fe no compartida por más de 30 millones de ciudadanos mexicanos.

Los terribles hechos ocurridos apenas hace unos cuantos días, en donde quemaron un templo evangélico en Chiapas, la persecución de creyentes evangélicos en San Rafael Tlanalapan del municipio de San Martín Texmelucan, Puebla (a menos de 120 Km. de la ciudad de México), donde el sacerdote católico Ascensión Benítez González azuzó a los miembros de la junta auxiliar del pueblo para exigir a los evangélicos que abandonaran el pueblo, o de lo contrario serían crucificados (La Jornada), tienen en esta frase la confirmación presidencial de que en México no hay cabida para otras expresiones religiosas, pues en México “todos somos guadalupanos” (o deberíamos serlo, so pena de muerte).

Qué pena que este tipo de expresiones se den en el siglo XXI en un país como México, en el que los privilegios para la Iglesia Católica han causado dos guerras: la Guerra de Reforma (1858-1861), y la Guerra Cristera (1926–1929), para separar los ámbitos del Estado y la Iglesia Católica, y después de años de debate, para cambiar el singular iglesia por el plural iglesias que describe el extraordinario espectro de más de siete mil Asociaciones Religiosas con registro en la Secretaría de Gobernación.

Declaraciones irresponsables, desconsideradas y descuidadas como esta son las que minan la confianza del electorado en una presidencia que cada vez se va quedando más sola porque no puede distinguir que México es un país extraordinariamente rico, pluriétnico, pluricultural y plurireligioso.

Señor Presidente, tenga usted la seguridad, que en la mayoría de las Iglesias Evangélicas se hacen jornadas de oración por usted y su familia, pero que se sienten consternadas por este trato. Hay organizaciones de la sociedad civil que respetamos a las instituciones del país y que por ello reclamamos el mismo respeto. México debe ser un país de principios y valores donde todos debemos aprender la importancia del respeto y el reconocimiento pleno para una convivencia de igualdad y justicia en un marco de legalidad, como ya lo ha dicho su santidad en todos sus mensajes, donde ha hecho una mención a dirimir nuestras diferendos como hombres, viéndonos de frente y a la cara; eso deberían practicarlo los sacerdotes que, todavía apegados a un fanatismo absurdo y retrógrada, azuzan a las comunidades para que no se respete la libertad de creencias.

Hago, por este modesto medio, no sólo un extrañamiento por las palabras del señor Presidente, sino que exijo una disculpa pública para los millones de mexicanos que no compartimos la fe católica, y también para aquellos ni siquiera se identifican con alguna expresión religiosa, recordándole que una de las herencias más importantes que nuestro país posee, y esta sí de todos los mexicanos, se resume en las palabras de quien es considerado el Benemérito de las Américas, Don Benito Juárez, en su declaración más trascendente: “Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.

Con mi afecto y respeto,

Pbro. Abner Alanís Rangel

abner

6 comentarios sobre “No todos somos guadalupanos

  1. Celebro la voz airada y de queja que surge de un miembro más de la grey metodista.
    Sin embargo, ¿cómo no va a declarar a los cuatro vientos y sin menoscabo, la excelentísima representación mexicana investida en la representación presidencial? Cuando el reclamo no vino a su tiempo y forma en la «voz» oficial metodista (dígase obispos y superintendentes) y en periódicos de amplia circulación.
    Pero por otro lado puedo ver, o bien a un pueblo pasivo y tolerante, o a una Iglesia durmiente e indiferente. Creo será cuestión de enfoques.
    A pesar de ello, celebro la voz que grita en el desierto que «no todos somos guadalupanos».

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  2. Me adhiero a esto y Comparto ésta petición, no me referiría al Papa como «su santidad», aunque entiendo que el propósito de ésta referencia es que noten que no hay propósito alguno de ofender al representante de la Iglesia católica, muy puntual y claro todo lo dicho.

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  3. Lamentablemente todo esto esta escrito y menciona la escritura que sera de mal en peor…la Iglesia Evangélica seguira siendo perseguida y repudiada por el Fanatismo Religioso y no nos queda mas que orar y demostrar con nuestros hechos quien vive en nosotros para testimonio a ellos…

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