A D V I E N T O
Oscar G. Baqueiro
Esta palabra del viejo latín, literalmente al lado del viento, o lo que viene, es la primera estación litúrgica del calendario eclesiástico de las iglesias “históricas” que comienza 4 domingos antes de la Natividad y termina en la Epifanía, primera semana de enero, o sea en la festividad de los magos que visitan a Jesús en Belén, lugar de su nacimiento.
El pueblo judío, nuestro antecesor en la fe, también tiene dos calendarios el civil y el litúrgico o sea el de las celebraciones religiosas. En el campo cristiano son 4 domingos preparatorios para el gran acontecimiento del “Verbo hecho carne” usando las palabras del evangelio según Juan, el apóstol. Tienen sabor reflexivo y penitencial.
En nuestro año el 20 de noviembre, festividad de S. Andrés Apóstol, terminó 20l6 y al siguiente domingo se inicia el Adviento. Entramos pues a la época más festiva y popular de cada año con sus adornos vistosos, comidas abundantes, cánticos llamados villancicos e intercambio de regalos todo pensando en la Encarnación divina en Jesús, a quien las Escrituras llaman, también, Emmanuel “Dios como uno de nosotros.”
Pero el lado oscuro del enorme acontecimiento es el adueñarse de diciembre 25 por el comercio, insaciable, que desde semanas antes lanza sus promociones que por repetitivo acaban por aturdir a la gente y dejan fuera del festejo al festejado, Jesús. Además entran muchos añadidos, no bíblicos: los viajes, las posadas, acostar y levantar al “niño” y la Candelaria que llega hasta principios de febrero.
Los productores de bebidas alcohólicas hacen también su Jauja cuando cada festejo suele acompañarse de generosas cantidades de vinos y compañías, de tal forma que la esencia del evangelio, el nacimiento del Redentor, queda sobre pasado con todo lo que hemos señalado y en lo cual, en muchos casos, las propias iglesias son arrolladas.
De todas formas ¡bienvenido adviento 2016!
El Evangelista Mexicano 