Hablando de avivamiento

Hablando de avivamiento

En los últimos años he oído por tanto de congregantes como de pastores que buscamos un avivamiento. Hay reuniones exclusivamente para pedir un avivamiento. Entonces me he preguntado: ¿Por qué no sucede?, ¿Por qué Dios nos hace esperar tanto? ¿Bueno, más bien por qué Dios nos haría esperar??????

Hace unos días escuché una alentadora reflexión basada en el libro del Profeta Joel; sí, ese pasaje tan hermoso que dice que Dios derramará de Espíritu sobre toda carne; wow, es una hermosa promesa, pero como siempre los cristianos leemos sólo algunos textos que nos llevan a tener textos sin contexto. 

Joel 2:28 comienza con las siguientes palabras: “Después de esto….”. ¿Qué significa la palabra “esto”, a qué se refiere? Bueno, estamos en el versículo 28, así que vale la pena subir nuestra mirada y atrevernos a leer un poco más arriba. Después de una devastación por plagas, una desolación para el pueblo de Israel, Joel profetiza primeramente sobre buscar a Dios, clamarle y convertirnos a Él. En otras palabras, un sincero arrepentimiento. El versículo 12 dice:  “Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno, lloro y lamento”.

Sin duda un requisito para que “esto”, acontezca es el arrepentirnos. Estamos en una situación de desolación espiritual: la oruga, el saltón y el revoltón de la era moderna han dejado a muchas de nuestras congregaciones en una situación espiritual devastadora, por lo cual estamos buscando incansablemente las formas, buscamos un avivamiento que nos haga sentir experiencias sobrenaturales y ver milagros; pero Dios nos está buscando a nosotros, quiere obrar por medio de nosotros, quiere que vengamos a Él con arrepentimiento.

Creo que para todo avivamiento hay una fórmula: primeramente, arrepentirnos, aceptar que hay muchas cosas que tenemos como prioridad antes que nuestro Dios, arrepentirnos del ir y venir de los afanes de esta vida moderna. Pero esto sólo es el primer paso. El segundo peldaño del camino al avivamiento es la rendición, rendir todo lo que somos, lo que tenemos ante Jesús. Suena algo poético esto; pero si vemos la escena del aposento alto, veremos que los que estaban ahí congregados habían dejado todo por Jesús, esperaban en su promesa, vendría sobre ellos el Espíritu Santo;  estaban expectantes, no sabían qué iba a pasar, pero estaban rendidos ante su Dios, estaban a sus pies. Estaban dispuestos a ser “testigos”; la promesa era tener poder para ser testigos, Jesús no prometió milagros ni riquezas, sólo poder. Esta palabra no sólo era usada para alguien que presenciaba algún acto y lo repetía ante otros, sino también venía de una palabra hebrea que significa “mártir”; ellos sabían que ser testigos implicaba sufrir, y muchos de ellos sufrieron hasta la muerte. Así que el segundo paso parece un poco más difícil que el primero; sin embargo, hay un paso más si queremos presenciar un avivamiento: éste es la obediencia. Vino sobre ellos el Espíritu Santo y salieron, fueron testigos en todo el mundo conocido, siendo perseguidos, encarcelados y algunos muertos pero dispuestos a obedecer al llamado de su Señor con el poder recibido. Conozco a muchas personas que llegaron a ser llamados, investidos con poder y sin embargo prefirieron no ir, no ser obedientes. Sí, el tercer paso de un avivamiento es dar a conocer ese bendito Dios, es salir de nuestra iglesia, salir del almud, para ser la luz que el mundo necesita. El resultado de todos los avivamientos de los que he escuchado es la acción de proclamar el Evangelio a costa de lo que sea, es esa pasión por que Cristo sea conocido; y es una gran pasión por que nadie se pierda, sino que todos vengan al arrepentimiento.

Avivamiento es venir a la vida, pero con el corazón alineado al corazón de Dios; es recibir poder con un corazón rendido al Rey de reyes y Señor de señores, para que todas las naciones doblen su rodilla ante el nombre de Jesús.

Militsa de Gyves Nájera
Misionera