¿Qué hacer con los nuevos libros de texto?

¿Qué hacer con los nuevos libros de texto?

Por Zamar Aramiz

El plan de la Nueva Escuela Mexicana, difundido por la Secretaría de Educación Pública para dar inicio en el ciclo escolar 2023-2024, ha provocado polémica en la sociedad, por la organización que propone y el contenido de los libros de texto asignados a los alumnos que estarán cursando los distintos grados de educación básica. 

Un asunto principal es la introducción de contenidos que promueven diferentes aspectos de ideología de género, tales como la enseñanza de que es aceptable la existencia de familias homoparentales como medio para criar hijos; para los creyentes en Cristo, desde luego, esta concepción contradice la enseñanza que hemos recibido al leer la Biblia. Otro aspecto de estos libros, además, es el uso de relatos con elementos mágicos -brujas, gnomos, etcétera- que igualmente choca con la prohibición de la misma Escritura a tener contacto con todo tipo de hechicería.  Y recordemos que también en dichos libros se ha estado difundiendo desde hace mucho tiempo la llamada teoría de la evolución, algo que contradice la enseñanza bíblica sobre la creación del mundo.

En las redes sociales y medios de comunicación se han vertido muchas opiniones, que van desde defender categóricamente los nuevos libros de texto, hasta invitar a que sean quemados, o les sean arrancadas hojas del contenido que consideremos inapropiado. Semejante polarización no es nueva; pero, ¿qué podemos hacer como cristianos frente a esta realidad de unos libros que ya están en proceso de distribución y pronto llegarán a las manos de nuestros hijos en edad escolar?

Aquí hay dos vertientes de acción: lo que podemos hacer colectivamente y nuestra tarea como individuos. En el primer caso, podemos adherirnos a organizaciones evangélicas que estén tomando medidas para protestar de manera legal y pacífica contra esta inoculación ideológica; hay varias en el país. Ya hay estados donde incluso está la determinación de no distribuir los libros de texto (Con Aguascalientes, 7 Estados Confirman Que No Distribuirán Los Libros De Texto, 2023). Por otro lado, como individuos debemos enfrentar la realidad de que estas inoculaciones ideológicas ya no sólo están en esos libros, sino en los medios y la internet; entonces, lo que necesitamos hacer es “vacunar” a nuestras generaciones hablándoles anticipadamente de los contenidos que se van a encontrar, y cuál es la postura que conforme a la Palabra debemos adoptar. Así, mientras grupalmente podemos ejercer presión para que estos contenidos cambien, en lo individual podemos proteger a nuestra descendencia enseñándoles la verdad de la Biblia frente a ellos.

Lo podemos hacer como padres, abuelos, tíos, hermanos, pero también como docentes.

 Nos dimos a la tarea de preguntar al respecto a maestros con experiencia en el trabajo a nivel escolar básico. Su percepción es que estos contenidos no son nuevos: ya desde hace más de una década se ha iniciado con su diseminación; pero la manera como se maneje el contenido de cada material  va a depender de la ética y moral de cada maestro. Finalmente el proceso de enseñanza-aprendizaje se da en el aula, y es la interacción del docente con sus alumnos la que va a determinar en qué forma se maneja el contenido de esos libros de texto. Es aquí donde nuestra firmeza como discípulos de Cristo es probada: cuando tenemos que confrontar la Palabra de Dios con las enseñanzas que van en oposición a ella; y cada maestro tiene que decidir si plantar o no su bandera de cristiano en un ambiente hostil al Evangelio. Es muy triste ver a creyentes en Cristo “de la secreta”, que rehúyen confrontar contenidos contrarios a la Biblia que encuentran en libros de texto, por temor a perder su empleo o al descrédito social; pero tenemos otros ejemplos de maestros que enfrentan este dilema con éxito.

¿Ejemplos? En una escuela donde tuve a mis hijos, al revisar el contenido sobre la teoría de la evolución, su maestro, que era un creyente en Jesús, les dijo: “en tu libro dice esto sobre la evolución, pero la Biblia no lo dice así”; y al momento de hacer algún examen para acreditación de conocimientos, las preguntas sobre el tema se formulaban en este sentido: “¿Qué dice tu libro acerca de la evolución”, con lo cual cumplían el requisito de ver los contenidos de los libros de la Secretaría de Educación Pública, sin ellos expresar aprobación a esos contenidos. 

El asunto de la discrepancia entre lo que creemos los cristianos y ciertos temas detectados en los libros de texto es semejante a otras prácticas que se han estado introduciendo en las escuelas públicas, y con las cuales los maestros se ven obligados a trabajar; pero la respuesta sigue siendo nuestra decisión personal de mantener una congruencia como creyentes. Una maestra ya jubilada, quien llegó a ser directora de una escuela primaria, expresó de esta manera su estrategia para trabajar sin negar su fe: “Yo nunca puse altar de muertos en mi escuela -una actividad que la SEP propone para formación cultural de los alumnos-. Cuando la inspectora me quiso obligar, aludiendo a cuestiones culturales, yo le dije que esa no era una manifestación cultural de mi región, y que además no iba yo a traer la muerte a mi escuela”. La inspectora aceptó su argumento y en esa escuela no se puso altar de muertos, al menos mientras ella tuvo a su cargo la dirección. “Es cuestión de ponerse en las manos de Dios, y el Señor nos da la palabra para hablar -dice-. Y algo muy importante es escuchar a quienes quieren pelear. El que viene a pelear, solito se desarma. El corazón nuestro, sincronizado con Dios, siempre hace la diferencia”.

Una maestra que recibió entre los libros de lectura para sus alumnos uno con el tema de “lo que papá y mamá hacen cuando cierran el cuarto” -hablando de las relaciones sexuales entre hombre y mujer- simplemente lo retiró de la colección de libros, porque además era un texto optativo. En el caso del tema de los matrimonios entre personas del mismo sexo, que ya se trata en los libros de texto gratuitos desde hace más de una década, les decía a sus alumnos que esas conductas no eran agradables a Dios, si veía que eran creyentes; y en el caso de niños cuyos padres no profesaban alguna fe, simplemente apelaba a la lógica de preguntar si era posible reproducir un ser humano entre dos hombres o dos mujeres, y puesto que  eso no es posible, las uniones de este tipo no convienen para la perpetuación de la especie.

Como se ve, el asunto de la inoculación de “virus” ideológicos que alejen a nuestras generaciones de la Palabra de Dios ha estado desde hace tiempo; y mientras se intente detener esta diseminación con medidas grupales, la labor individual como padres, abuelos, maestros y ministros es una efectiva “vacuna” para lograr que nuestros hijos elijan creer lo que dice la Biblia en vez de las mentiras del diablo, vertidas en redes, medios o libros de texto.


Fuente de internet

Con Aguascalientes, 7 estados confirman que no distribuirán los libros de texto. (2023). Quadratin México. https://mexico.quadratin.com.mx/con-aguascalientes-7-estados-confirman-que-no-distribuiran-libros-de-texto/

Un comentario sobre “¿Qué hacer con los nuevos libros de texto?

  1. Excelente enfoque en el temor de Dios, e.d. en respeto al consejo Bíblico, no contencioso, propositivo y con ejemplos prácticos simple y probados. Bien por Zamar Aramiz.

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