
El próximo mes de diciembre se cumplirán 30 años de que se publicó un boletín especial por la expulsión de cristianos evangélicos de Chamula, Chiapas, hecho que tomó relevancia a nivel nacional por la crueldad e injusticia que esas expulsiones significaban para la vida de esos creyentes. ¿El delito por el cual fueron expulsados?: negarse a participar de los usos y costumbres idolátricos de la zona, al haber conocido la verdad del Evangelio de Cristo.
Por este motivo, nos permitimos reproducir extractos de dicho boletín, que obra en el Archivo Histórico de la Conferencia Anual Oriental (Comunión- Edición Especial, 1993).

EXPULSAN DE CHAMULA, CHIAPAS A 578 EVANGÉLICOS
- Saquean y queman sus casas, los golpean, los encarcelan y después los expulsan de sus comunidades de origen.
Los evangélicos del Municipio de San Juan Chamula, Chiapas están sufriendo lo indecible. Viven aterrorizados pues la gente azuzada por algunos caciques,los agreden. Allanan sus casas, las saquean, y por último las queman. Muchos de ellos han sido golpeados brutalmente y encarcelados. Los ataques son violentos, incluso se han registrado casos en que han golpeado a niños y ancianos. Este problema no es nuevo, puesto que desde 1965 han sido reprimidos, perseguidos y hasta expulsados de sus comunidades de origen. Cuando el grupo de evangélicos se multiplica los caciques de las comunidades obligan a la gente a expulsarlos. La persecución había cesado por un tiempo, pero en el mes de Junio resurgió con gran fuerza. Esto sucedió precisamente días después de que el Presidente municipal electo Lorenzo Pérez Jolote renunciara y que en su lugar tomara posesión el Prof. Domingo López Ruiz. El nuevo Presidente ha promovido un imperio de terror en contra de los evangélicos que habitan en ese municipio.
PARAJE CUCHULUMTIC
6 de Jun. ´93
Siendo aún Presidente Municipal el C. Lorenzo Pérez Jolote y por presiones de los caciques de los parajes cercanos a Cuchulumtic, fueron expulsadas 20 personas de ese paraje. También quemaron dos casas de dos familias evangélicas, aún cuando las casas eran de ladrillo y lámina galvanizada. Además, saquearon, y destruyeron todo lo que se encontraba dentro de las viviendas de los hnos. El 19 de Julio expulsaron al último grupo de evangélicos de este paraje y ya suman 101 personas expulsadas, solamente de Cuchulumtic (Rico, 1993, 3-4)
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El Municipio de San Juan Chamula, Chiapas se localiza en la región de los “Altos de Chiapas” en el Estado Mexicano de Chiapas. Cuenta con una extensión territorial de 393.65 km2. equivalente al 0.5% de la superficie del Estado. Se ubica a 12 kilómetros de la ciudad de San Cristóbal de las Casas, Chis.
LENGUA: La lengua autóctona es el Tzotzil, lengua mayense. El 100% de los habitantes de esta comunidad hablan este idioma pero también la mayoría de ellos hablan español.
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EL EVANGELIO EN CHAMULA: Según nuestras investigaciones, el evangelio fue introducido en San Juan Chamula, Chis. en 1964. Los mismos indígenas que salían a trabajar fuera de su municipio quiénes al conocerlo lo aceptaron con gran entusiasmo y lo compartieron a sus hermanos. En 1965 ya se celebraban reuniones cristianas en Yaalvacash y Vincton, parajes muy cercanos a la cabecera municipal. Las primeras agresiones físicas en contra de los evangélicos se dieron en 1965. Dos años después se llevaron a cabo las primeras expulsiones de evangélicos.
EXPULSIONES: Casi en todos los municipios de los altos de Chiapas ha habido expulsiones de evangélicos. Según los datos del INEGI, hay 33,531 expulsados ubicados en aproximadamente 36 Colonias localizadas en los municipios de San Cristóbal y Teopisca. De estas colonias enlistamos las más pobladas. En el municipio de San Cristóbal se localizan; La Hormiga, El Paraíso, Artículo 115, La Nueva Esperanza, Getzemaní, Nueva Palestina, Santa Cruz, y La Frontera. En el Municipio de Teopisca están: Betania, Vida Nueva, Nuevo Zinacatán, Vista Hermosa, Galilea, Jerusalén, Nuevo Jardín, Nuevo Edén, Nuevo Belén, y Nueva Palestina…. (Rico, n.d., 11-13)
PARAJE BOTAMESTE
14 de Nov. ´93
El 14 de Noviembre de 1993, a las cinco de la mañana llegaron al paraje Botamesté un grupo de aproximadamente 250 personas de diferentes comunidades del municipio de Chamula, encabezados por los caciques: Manuel Hernández López, Pedro Hernández López, Domingo Patishtán, Patishtán, Miguel Sántis Jiménez, Pascual Pérez López, Miguel Hernández López y Manuel Pérez López. Con anterioridad ya habían investigado dónde estaban las casas de los evangélicos por lo que llegaron directamente a sus casa. Los evangélicos ya habían oído rumores de que serían agredidos por lo que cinco días antes de la agresión, algunos de ellos por el temor de ser agredidos durante la noche, salían de sus casas y dormían en el monte. Cuando los agresores llegaron a las casas de los evangélicos y al no encontrarlos dentro, rompieron puertas y ventanas a balazos y pedradas. Cuando entraron destrozaron todo lo que pudieron. NO conformes con eso sacaron todo lo que se podía quemar, lo amontonaron y le prendieron fuego. El saldo final del paraje Botamesté es como sigue: Cuatro casas quemadas totalmente, nueve destruidas parcialmente (del techo, ventanas y puertas). Además de lo anterior, también destruyeron documentos personales importantes, robaron dinero en efectivo, destruyeron televisiones, grabadoras, estereos, comedores, sillas y muchos utensilios más. Los expulsados de Botamesté encabezados por los hermanos: Mariano Hernández Patishtán, Domingo Gómez Jiménez, Manuel Bautista López y Mariano Pérez Patishtán, ya presentaron su Denuncia ante el MInisterio Público y se abrió la Averiguación Previa correspondiente.
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MÁRTIRES DEL SIGLO XX
Mi nombre es Pascuala López Hernández, soy originaria del paraje Zactú municipio de San Juan Chamula, Chiapas. Quiero compartir con los lectores de “Comunión” la experiencia que tuve al aceptar a Cristo como mi Salvador personal.
Fui criada con todas las costumbres y tradiciones de mi pueblo. En 1967 vivía en mi paraje con una hermana mayor y 5 niños que eran hijos de ella. Conocí el evangelio porque mis sobrinos se enfermaban con mucha frecuencia y mi hermana los llevaba con un curandero, como nuestra gente lo acostumbraba. Para ese tiempo ya se le habían muerto a mi hermana 3 de sus hijos y uno estaba muy enfermo.

MILAGROS
Mi hermana lo llevó con el “jílol” (curandero) que se llamaba Domingo Mats y le pidió que se lo curara. El curandero le dijo: –Rosa, yo ya no soy curandero, antes curaba con velas y “posh” (bebida embriagante) pero he cambiado, ahora soy evangélico. Pero …, si quieres que tu hijo sane yo puedo pedírselo a Dios y El lo puede sanar. – Rosa se asombró de lo que le dijo el excurandero pero aceptó que orara por su hijo porque sabía que estaba próximo a la muerte. El excurandero tomó al niño, lo acomodó en un lugar donde estuviera cómodo y dijo unas palabras a Dios. En la primera vez no pasó nada, la segunda vez tampoco sucedió nada; pero cuando el hablo con Dios por tercera vez, el niño se levantó y un momento después pidió de comer. Cuando Rosa vio ese milagro se interesó mucho en lo que Domingo Mats le había contado sobre los evangélicos y desde ese tiempo comenzó a asisitir al lugar donde ellos se reunían en San Cristóbal de las Casas. En esos días yo no estaba con mi hermana porque había ido a “Tierra Caliente” a trabajar. Cuando llegué, mi hermana me contó lo que había sucedido con el niño. También me dijo que estaba asistiendo a las reuniones cristianas que se hacían en San Cristóbal, los días domingos. Por curiosidad decidí acompañarla al lugar donde los evangélicos indígenas se congregaban. Desde el primer día que asistí a la reunión ¡Me gustó mucho! Todo lo que hacían me parecía muy bonito; los cantos, el mensaje, la comunión, los consejos; todo me gustó mucho. El hermano que explicaba la Biblia era Miguel Cashlan originario del paraje Yalhuacash, municipio de San Juan Chamula; él hablaba el mismo idioma que nosotros, por lo que podíamos entender claramente el mensaje que él impartía. Me gustó tanto el evangelio que a partir de la primera ocasión que lo escuché seguí asistiendo a las reuniones cada domingo, aunque mi paraje estaba a tres horas de camino de la ciudad.
En la iglesia aprendimos que Jesús había muerto en la cruz por nuestros pecados porque nos amaba mucho. Yo experimenté un cambio en mi vida, sentía que todo lo que me rodeaba era nuevo y veía las cosas de diferente manera. Dejé de tomar “posh” (bebida embriagante) aprendí que no debería tener temor al “Ac´chamel” (brujo) y dejé de consultar al “J´ilol” (curandero) porque Jesús podía sanar mis enfermedades.
RUMORES DE MUERTE
El hermano Miguel nos decía que era posible que la gente de Chamula no nos quisiera por ser evangélicos y que posiblemente se desataría persecución en nuestra contra e intentarían matarnos o hasta quemarnos. También nos enseñó que si Dios no lo permitía, la gente no nos podría hacer daño. A pesar de la advertencia, sentía un gran deseo de contarle a la gente lo que Cristo había hecho en mi vida y siempre q2ue tenía oportunidad lo hacía sin temor.
En el mismo paraje, vivía mi tía María que era “J´iolol” (curandera) y la llamaban de diferentes lugares para curar y se enteró que se tramaba una agresión contra nosotros y un día me dijo: –”Pashcu” (Pascuala), quiero decirte que tengas mucho cuidado porque la gente anda diciendo que van a quemar tu casa. Cashtuli ya compró dos tambos de gasolina y dicen que te van a matar y quemar– . Yo le contesté: –Bueno, yo sé que si mi Dios lo permite lo harán; pero si él no quiere, no podrán hacerlo.
Al llegar a mi casa les conté a mis sobrinos lo que mi tía me había dicho y nos pusimos a orar como nos habían enseñado. También ayunamos tres días.
Al llegar el día viernes, junté leña para llevarla a vender a San Cristóbal porque los sábados el hermano Miguel nos enseñaba a leer y me quedaba en la ciudad para estar en la reunión del domingo.
ATAQUE DESPIADADO
Estábamos en la casa mis 4 sobrinos y yo. Al anochecer cantamos un himno, oramos y nos acostamos para dormir tranquilamente. Como a media noche, desperté porque un perro que tenía estaba ladrando con mucha insistencia; por las rendijas de la puerta vi una luz en el patio y también por la parte de atrás de la casa. ¡De repente me di cuenta que le habían prendido fuego a la casa en una de las esquinas, porque el techo era de “jovel” (pasto grande)! Al abrir la puerta una persona me apuntaba con un arma y me disparó. Yo recuerdo que logré gritarles a los niños que estaban conmigo. —¡Sálganse porque la casa se está quemando!, Al recibir el balazo todavía pude correr. La persona que me había dado el balazo quiso agarrarme pero no pudo porque caí en un hoyo y como estaba oscuro, no me vio; me metí entre la milpa para escaparme. Lo último que recuerdo es que vi hacia atrás y la casa se estaba quemando. Sentía que por mi cuerpo corría agua tibia y casi inmediatamente me dio mucha sed. Con mucho trabajo y caminando con gran dificultad subí un cerro y sentía que uno de mis brazos no lo podía mover. Encontré una casa deshabitada y pensé quedarme allí por el resto de la noche porque sentía mucho sueño y cansancio. ¡Sentía que no podía más! En esos momentos de angustia clamé a Dios con todas mis fuerzas y sentí que El me fortaleció. Me levanté y seguí caminando porque quería llegar a la casa del hermano “Shalic” (Salvador) que vivía en el paraje Joltzemen que estaba como a una hora de camino de mi casa. Me brotaba sangre de varias partes de mi cuerpo y al tocarme sentía como si estuviera enjabonada y cada vez sentía más sed, ya no podía hablar ni respirar; sentía que mi garganta estaba tapada. Seguí caminando como podía, a veces caminaba con las manos y los pies y me agarraba del pasto para seguir avanzando.
Llegué a la casa del hermano “Shalic” (Salvador) y toqué la puerta fuertemente pero no querían abrirme, hasta que me preguntaron que quién era y les contesté: –¡Soy yo, Paschu “Pascuala” ábranme porque me quemaron la casa y me dieron un balazo! Al fin me abrieron la puerta y al verme se asustaron mucho porque yo no traía ropa y me estaba saliendo sangre de varias partes del cuerpo. Me abrigaron y me dieron agua para tomar. Poco a poco me tranquilicé y pude contarles lo que me había pasado.
El hermano Salvador fue a buscar al hermano Domingo Mats que vivía en el paraje Zactzú para decidir que se podía hacer. Después de un tiempo el hno. Salvador regresó con cuatro hermanos más y oraron por mí y por el problema. Cada vez que oraban por mí sentía que Dios me daba paz y nuevas fuerzas.
Como a las cinco de la mañana, decidieron llevarme a San Cristóbal cargándome con mecapal; pero no quise que me cargaran y les dije que iría caminando. Caminamos por tres horas. A las 8 de la mañana llegamos a San Cristóbal a la casa del hermano Miguel Cashlan, quien ya vivía en esa ciudad. Cuando llegamos a la ciudad ya me sentía muy mal, se me había hinchado la cara y casi no podía ver y me seguía saliendo sangre. El hermano Miguel Cashlan me llevó primero al Ministerio Público para hacer la denuncia porque también estábamos preocupados por los cuatro niños que habían quedado dentro de la casa. En el Ministerio me hicieron muchas preguntas y después de haberme tomado mi declaración me internaron el el hospital, como a las 4 de la tarde. Al revisarme los doctores encontraron que tenía 21 municiones alojadas en mi cara, cuello y brazos. El Ministerio Público de San Cristóbal y las autoridades de San Juan Chamula, fueron al paraje Zactzú para revisar mi casa.
BARBARIE Y SALVAJISMO
El escenario que encontraron es indescriptible: Al niño Domingo López Hernández de diez años de edad, lo encontraron decapitado dentro del “Baño Temascal”. Posiblemente trató de esconderse, lo encontraron y allí mismo lo mataron. A la niña Dominga López Hernández de 12 años, la encontraron dentro de la casa, completamente carbonizada. A la niña Angelina López Hernández de 7 años, la encontraron en estado de coma; tenía un brazo destrozado y machetazos y otras heridas en diversas partes del cuerpo. A la niña Ángela López Hernández de 4 años, también estaba muy mal herida; tenía partido el cráneo a machetazos y murió al ser trasladada a San Cristóbal. La niña Angelina la trasladaron a San Cristóbal por la tarde, pero se recuperó y vive. De los cinco que nos encontrábamos en la casa el día del crimen solamente nos salvamos la niña Angelina y yo. Los asesinos de este genocidio fueron tres, uno estuvo en la cárcel tres años, otro solamente seis meses y el último nunca fue encontrado.
RESTAURACIÓN
Estuve hospitalizada por un tiempo, sané pronto de mis heridas pero dentro de mí sentía un dolos muy intenso por la pérdida de mis sobrinitos. Me sentía tan triste que a veces deseaba morir también. Una noche Dios me reveló que mis sobrinos no estaban sufriendo. En la revelación pude verlos y oír sus voces; me dijeron que ya no debería estar triste porque ellos no habían muerto y que eran muy felices. Después de aquella experiencia nuevamente sentí dentro de mí paz y pude olvidar el incidente poco a poco. Me dieron de alta en el hospital y me dijeron que regresara para extirparme las municiones pero no regresé y todavía las tengo incrustadas en mi cuerpo.
Desde ese tiempo ya no regresé a mi paraje; me quedé en San Cristóbal, porque mis hermanos Domingo y Rosa ya vivían en esa ciudad. Después me casé con un joven cristiano y actualmente vivimos en Betania, Municipio de Teopsca en una colonia que se fundó con evangélicos que han sido expulsados de San Juan Chamula.
“Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno” .- Mateo 10:28
References
Comunión- edición especial. (1993). CP Luis A. López.
Rico, J. (n.d.). San Juan Chamula y las Expulsiones de Evangélicos. Comunión, 11-15.
Rico, J. (1993, diciembre). Expulsan de Chamula, Chiapas a 578 evangélicos. COMUNIÓN, 3-4.
