USAR A LA GENTE Y AMAR A LAS COSAS, O USAR LAS COSAS Y AMAR A LA GENTE
Una popular canción de los años 70 tenía como título “Using things and loving people” (https://genius.com/Bj-thomas-using-things-and-loving-people-lyrics), un fragmento de la cual dice:
Using things and loving people
That’s the way it’s got to be
Using things and loving people
Look around and you can see
That loving things and using people
Only leads to misery
Using things and loving people
That’s the way it’s got to be
En una traducción propia, diríamos así:
Usar las cosas y amar a la gente
Así es como debe ser
Usar las cosas y amar a la gente,
Mira alrededor y podrás ver
Que amar las cosas y usar a la gente
Sólo a la miseria conducirá
Usar las cosas y amar a la gente
Así es como debe ser.
Este canto nos hace recordar el gran mandamiento de Jesús, de amar a Dios sobre todas las cosas y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. El amar sólo es posible por obra del Espíritu Santo, que produce ese amor como parte de su fruto en nuestra vida. Pero a veces es más fácil amar a las cosas que amar a la gente, cuando no dejamos que ese Espíritu nos dirija:
- En la casa, podemos herir a nuestra familia porque se estropeó algún objeto que decimos tiene un gran valor “sentimental”, quebrando los sentimientos de ellos en forma permanente por el apego a algo material.
- En la iglesia, podemos lastimar al prójimo por haber cambiado una puerta que nosotros considerábamos inamovible por ser parte del edificio original.
- Podemos herir al prójimo en nuestro deseo de defender un vitral que consideramos de “valor histórico” y dejar incluso que congregaciones enteras se dividan por esta razón.
- Podemos amar nuestro lugar en el púlpito, por considerarlo un escenario donde tenemos derecho a estar para que otros vean nuestra “espiritualidad” y lastimar a otros que desean participar en algún modo dentro del desarrollo del culto.
En este año que concluye el 31 de diciembre, pudiéramos hacer un examen de conciencia y ver qué tanto cumplimos el Gran Mandamiento; coloquialmente hablando, pudiéramos preguntarnos qué tanto “usamos las cosas y amamos a la gente”, o qué tanto “amamos las cosas y usamos a la gente”.
El final de diciembre nos llegó con la partida de tres metodistas que se distinguieron por lo primero, por usar las cosas y amar a la gente: el pasado 28 de diciembre el Señor llamó a su presencia al Hno. Héctor García Escorza, distinguido miembro de la Sociedad de Estudios Históricos del Metodismo en la Conferencia Anual Septentrional; así como al Pbro J. Elías Díaz Reyes, ministro metodista en el norte de México por más de 60 años. Y al día siguiente, 29 de diciembre, el Padre Celestial en su soberana voluntad llamó a la patria celestial a la Pbra. Silvia Mata, una fiel pastora en varias congregaciones de la Conferencia Anual Oriental.

Hno. Héctor García Escorza (+)

Pbro. J. Elías Díaz Reyes (+)

Pbra. Silvia Mata (+)
Una semblanza fiel de su trayectoria de vida es algo que queda pendiente, pero en esta hora queremos honrar la memoria de estos hermanos que fueron fieles al llamado del Señor y de quienes podemos decir, como en Apocalipsis 14:13, que son bienaventurados y que sus obras con ellos siguen. Porque el testimonio de su actuar queda en la mente y corazón de quienes les conocieron y fueron tocados por sus vidas.
Usar las cosas y amar a la gente: un reto para 2024 que podemos realizar sólo con la ayuda del Señor. Que este nuevo año la gracia de Dios sea con nuestros lectores, son los deseos de quienes participamos en la elaboración de este órgano oficial de la Iglesia Metodista de México.
María Elena Silva Olivares
