Oswaldo Ramírez González
Introducción.
El presente documento está motivado por el espíritu profesional que vio en su origen la presentación de mi trabajo profesional de tesis de licenciatura en Historia (Universidad Veracruzana) bajo el título “Acercamiento microhistórico al metodismo en Xalapa, 1948-2006”. A su vez está motivado como un ejercicio de memoria a propósito del 75 aniversario de la iglesia “El Espíritu Santo” y de la herencia y supervivencia en la fe de la iglesia “Vida Nueva”, congregación que nace a inicios de la década de 1990 como consecuencia del avivamiento y crecimiento del metodismo en la capital veracruzana. Ambas hoy en día conviven como comunidades de la fe hermanas de la Iglesia Metodista de México (IMMAR).
La versión extensa y discursiva de esta ponencia fue presentada de manera presencial en la iglesia metodista “Vida Nueva”, de Xalapa, Veracruz el viernes 24 de noviembre de 2023.

Antecedentes.
Los indicios del metodismo a tierras xalapeñas datan de finales del siglo XIX. Cuenta de ello da el periódico publicado por la Iglesia Metodista Episcopal (IME) El Abogado Cristiano Ilustrado, que entre sus páginas dio espacio a los intercambios de opinión del único detractor, pero a la vez asiduo consumidor de sus páginas; el español don Juan R. Juanola, que por más de diez años mantuvo en diálogo por medio de cartas editoriales a esa publicación sobre las posturas morales y teológicas del metodismo, intercambiando opiniones controversiales con el pastor Agustín Palacios, así como con el célebre Gabriel Rumbia Guzmán. Infortunadamente, una nota en dicho periódico tuvo a informar que el ilustre católico de origen peninsular falleció un 13 de julio de 1905.
De cara al siglo XIX, un personaje célebre en la historia de la educación arribó a Xalapa; Emilio Fuentes y Betancourt, católico de origen cubano convertido al metodismo. Años atrás había conocido el evangelio y sumó esfuerzos en la obra misionera y el pastorado; fue director de la Escuela Normal de Jalapa, donde impulsó la libre enseñanza, fundó varias revistas literarias y trabajó a lado de otro célebre pedagogo, Enrique C. Rebsamen. Pese a que no continuó activo en su ministerio pastoral guardó una estrecha relación con el Instituto Mexicano Metodista de Puebla, al que fue invitado varias veces para impartir charlas, talleres y conferencias. La muerte le sorprendió en la Atenas Veracruzana (Xalapa) en 1909.
Como tercer elemento de la presencia temprana en tierras jalapeñas del metodismo encontramos el trabajo del predicador local y más tarde pastor y misionero, Manuel Monjarás, quien desde finales de la década de 1890 estuvo designado para abrir un circuito de predicación en tierras veracruzanas. El objetivo fue logrado de manera parcial sólo en la región de Córdoba y Orizaba; y pese a varios intentos que datan de los años 1918 y 1919, nunca se pudo concretar a bien un punto de predicación metodista en Xalapa.

Orígenes presbiterianos.
La iglesia presbiteriana de “El Divino Salvador”, albergó al grupo de oración presbiteriano procedente del pueblo de Tlacolula. La familia Hernández, junto con otros congregantes, serán los que unas décadas después dieron origen a la iglesia de “El Espíritu Santo”. No obstante, pese a que ambos grupos eran presbiterianos, es probable que, debido a cuestiones de agenda, más allá del afecto y apoyo del pastor Amado Elías, este grupo no haya logrado adaptarse y sentirse familiarizado como parte de la iglesia de dicha ciudad. Se sabe que la llegada en 1948 de esta familia a la Jalapa fue por invitación de dicho pastor, a quien también le correspondía generar obra misionera en las inmediaciones de la capital jalapeña, entre ellas al poblado de Tlacolula.
El principal motivo de emigración de la familia Hernández fue la discriminación y violencia que sufrían su congregación en su pueblo por parte de feligreses fanáticos de su localidad.
Cabe señalar que los lazos fraternales entre el Pbro. Elías y dicha familia, a quien solía visitar en su pueblo natal, fueron el detonante para la organización de dicho grupo de oración que se convirtió más tarde en la congregación de la iglesia metodista “El Espíritu Santo”. No obstante, el principal motivo de la separación del presbiterianismo fue la falta de cobertura del ministro local de aquella denominación para que asumiera el cargo en aquella congregación. Pese a ello, algunos miembros del grupo reconsideraron la opción de regresar a formar parte de la iglesia presbiteriana ubicada en la calle Revolución, o pedir apoyo a la iglesia Bautista y a la iglesia Nazarena locales. Aunado a ello, surgió otro inconveniente: el señor Luis Castillo (predicador encargado de aquel grupo de oración) tenía un problema para administrar los servicios religiosos en dicha misión, debido a que trabajaba en el Puerto de Veracruz como inspector del ferrocarril, lo que le dificultó dar seguimiento a las actividades congregacionales en Xalapa. A mediados de 1949, el señor Castillo se contactó con congregantes metodistas del Puerto de Veracruz a los que les explicó la problemática que sufría su grupo. Inmediatamente recibió una respuesta positiva por parte de dicha iglesia y de su ministro en turno para apoyar el trabajo misionero en Xalapa. A partir de 1950 el Pbro. Eulogio Reyes, pastor en turno de la iglesia metodista “Emmanuel” perteneciente al puerto de Veracruz, comienza a visitar al dirigido por la familia Hernández.
Sin embargo, el pastor Eulogio Reyes no podía administrar a la congregación de manera constante; pues le era difícil trasladarse desde el Puerto de Veracruz hasta Xalapa, por lo que los servicios religiosos y visitación pastoral a la misión la hacía cada quince días. Los encargados de la dirección congregacional en ausencia del pastor eran los congregantes Ricardo Arriaga y Antonio Guaneros. En 1952 la misión metodista de Xalapa recibió la visita del Superintendente del distrito metodista, que en ese entonces era el distrito de Puebla. Este hecho dio por sentado el proceso de incorporación oficial de la misión jalapeña a la Iglesia Metodista de México.
Construcción de la iglesia “El Espíritu Santo”.
Para el año de 1957 la congregación ya tenía contemplado el proyecto de construcción de su iglesia. Un año más tarde, el 27 de agosto de 1958, se colocó la primera piedra del templo de adoración; una vez empezada la construcción del templo de adoración, el primer evento celebrado en ella fue el enlace nupcial entre la señora Esther Hernández y el señor Elías Hernández. Para 1959 se estableció un pastor de tiempo completo para la congregación. No obstante, aún había que consolidar tanto cuestiones administrativas como estructurales, pues pese a que se había iniciado la obra de la iglesia no se encontraba concluida, para lo cual el apoyo de las generaciones más jóvenes fue crucial.
La juventud metodista, comprometida con el trabajo misionero, así como con la construcción del templo de adoración de Xalapa, publicaron un artículo en la revista Vanguardia Juvenil, para motivar y refrendar su apoyo:
“Van hacer dos años que la juventud hizo una promesa en Torreón, Coah., y esta fue: levantar un Templo en la Congregación de Jalapa, Ver…
…, no únicamente los que asistieron al Congreso y prometieron su ayuda somos los únicos indicados para ello, todos llevamos ese trabajo a cuestas y hasta que no quede totalmente terminado el Templo de Jalapa, cesará nuestra responsabilidad.
Nuestra disciplina nos dice: DEBEMOS HACER BIEN, SIENDO MISERICORDIOSOS DE CUANTAS MANERAS SEA POSIBLE Y CONFORME TENGAMOS OPORTUNIDAD Y EN CUANTO SE PUEDA, A TODOS LOS HOMBRES. […]
He aquí que deseo de todo corazón lo pongas en práctica y en el próximo XII Congreso que tendremos en esta ciudad de Puebla del 19 al 25 de septiembre D.M., tengas la oportunidad de decir: LA LIGA, LA IGLESIA Y YO, tenemos una ayuda especial para la Misión de Jalapa…”
Acosta Flores Benjamín, “La Misión de Jalapa “en Vanguardia Juvenil; Año XXIV Sep. 1960, 10-11p.
Consecuentemente a lo anterior y al trabajo conjunto de la congregación, en 1961 se le puso el nombre al templo y se terminó de construir la parte principal. A partir de entonces se le conoce como iglesia metodista “El Espíritu Santo”, la propuesta del nombre vino de los congregantes Luis Castillo y Aarón Ortuño, ya que con ello se hacía referencia a las bendiciones que dicha congregación había recibido de Dios.
Iglesia metodista “Vida Nueva”.
En 1962, durante la administración de la iglesia de “El Espíritu Santo” del Pbro. Miguel Martínez, se dio la llegada a la congregación de varias familias entre ellas la familia Vázquez Palacios, proveniente de Apizaco, Tlaxcala, y de la cual la matriarca, la hermana Elvira Palacios, dispuesta a las tareas de evangelización y crecimiento de la obra, trabajó, creó una célula y punto de predicación al otro lado de la capital jalapeña muy cerca de su hogar, en la Colonia Hidalgo. Gracias a esto y al establecimiento de cultos infantiles, el grupo crece y se convierte en una importante obra para la congregación en general.
Entre 1964 y 1966 se hizo cargo de la iglesia de “El Espíritu Santo” el Pbro. Porfirio Aguilar y Dorado. Durante su pastorado el crecimiento de la congregación principal se dio a través de una evangelización y participación ardua, así como de la consolidación de grupo de jóvenes e intermedios, quienes en su mayoría eran hijos de las familias predominantes en ese entonces. El impulso de los liderazgos juveniles y al trabajo de la sociedad femenil local rinden sus frutos en la participación de diversas actividades a nivel local y nacional, en la que destaca aquella generación de jóvenes, y al mismo tiempo en el fortalecimiento de la obra que más tarde sería la iglesia de “Vida Nueva”.
En 1990 llega a la congregación de “El Espíritu Santo” la pastora Rebeca Chávez Domínguez. Durante su pastorado el trabajo ministerial estuvo enfocado principalmente al fortalecimiento de la Capilla Infantil, así como al fortalecimiento de la Sociedad Misionera Femenil Local. En este tiempo se le prestó mayor atención al trabajo misionero en la Colonia Hidalgo, lo cual dio origen formal a la congregación de “Vida Nueva”, a la que antes de ser nombrada de esta manera se le conoció con el nombre de “La Santísima Trinidad”. Cabe señalar que la consagración formal se dio un año antes con la visita del entonces Obispo de la Conferencia de México, el Pbro. Raúl Ruiz Ávila, el mes de julio de 1989.

A manera de conclusión:
La historia como testimonio de fe, perseverancia y trabajo es lo que fortalece a lo largo del tiempo la obra metodista. Constancia de ello son los procesos por los cuales de manera particular todas las congregaciones pasan para construir, consolidar, conservar y ampliar la obra en sus comunidades y ciudades. Xalapa es uno de ellos muchos ejemplos, en los que el tránsito del tiempo de diferentes épocas y periodos en la historia de nuestro país da testimonio a las nuevas generaciones, en un valor que más allá de lo anecdótico, y motiva el fortalecimiento de la obra ya establecida y el inicio de nuevos horizontes en los diferentes escenarios que nos presenta nuestro país de cara a este casi primer cuarto de siglo XXI; y continuando en el espíritu -por qué no- aún latente del Sesquicentenario de la entrada institucional del metodismo a estas tierras, apenas conmemorado el pasado 2023.
Fuentes.
Acosta Flores Benjamín, “La Misión de Jalapa “en Vanguardia Juvenil; Año XXIV Sep. 1960, 10-11p.
Ramirez, Oswaldo (2009). Acercamiento microhistórico al metodismo en Xalapa 1948-2006. Tesis de Licenciatura. Universidad Veracruzana, Facultad de Historia, Xalapa, Veracruz.
Sánchez, Alán (2022). 150 de la misión metodista en México. 150 biografías breves. CUPSA, México.
Vázquez, Felipe R. (2000). Crónica sobre La Iglesia Metodista El Espíritu Santo de Xalapa de Enríquez. Manuscrito. Xalapa, Ver.
El Abogado Cristiano Ilustrado.
El Evangelista Mexicano.
El Faro.
