NUESTRO QUEHACER CON LOS MIGRANTES

NUESTRO QUEHACER CON LOS MIGRANTES

Nota de la Dirección: el presente artículo fue escrito para la Revista Vanguardias Juveniles y publicado con permiso del autor.

“Por tanto, amarás al extranjero,                                                                                                                                               porque extranjeros fueron ustedes                                                                                                                                               en la tierra de Egipto”                                                                                                                             Dt. 10:19

Saludo en esta ocasión a toda nuestra juventud que milita y sirve en la LMJI, deseando que el presente artículo, más que darles información de nuestro quehacer como IMMAR, para con nuestros hermanos y hermanas migrantes (personas en condición de movilidad), les motive a ser esa parte activa (como lo enuncia el voto del liguero), en este ministerio que, sin duda alguna, ha sido encomendado por Dios a su pueblo ya que, en muy reiteradas ocasiones, (cerca de 100), la Biblia nos habla de los cuidados que Dios demanda de nosotros para con las viudas,  los huérfanos y los extranjeros. Podemos contar algunas referencias: Levítico 19:3-34; Deuteronomio 19:19; Éxodo 22:21; Salmo 146:9 entre otros.   

 Como es de nuestro conocimiento, la Iglesia Metodista, desde sus inicios en Inglaterra, tomó muy en serio su papel en el servicio social a la comunidad y no encerró su labor en las cuatro paredes de los espacios donde se congregaban. Esta formación ha permeado hasta nuestros tiempos; y como parte del servicio social, hemos abrazado desde tiempos antiguos el desarrollo de ministerio con migrantes.

En julio de 1987 se creó lo que hoy conocemos como la Comisión Nacional de Asuntos Migratorios, siendo electo para presidir los trabajos de esta naciente Comisión el Pbro. Luis César Pérez Guzmán, quien de alguna manera empezó a dar forma y organización al trabajo que en adelante se desarrollaría en favor del pueblo andante. Posteriormente vinieron a presidir esta comisión los Presbíteros: Eduardo Alberto Carrillo González, Felipe de Jesús Ruiz Aguilar, Maria Calixto Luna y Arturo González Sandoval, quien actualmente preside estos trabajos en el ámbito nacional.  

Actualmente la IMMAR desarrolla trabajo permanente en Apaxco, Estado de México, donde cada día son recibidos mujeres, niños y hombres que han viajado desde la frontera sur (Chiapas) en los lomos del tren tristemente llamado “La Bestia”  (mote que le han dado por la cantidad de personas que han fallecido a consecuencia de sufrir una caída de los vagones a las vías y ser arrollado por las ruedas de éste).  En ese espacio los y las migrantes, son alimentados y se les da la oportunidad de asearse, pernoctar y seguir su camino, no sin antes brindarles una bolsa con artículos de aseo personal y un lonchecito.     

Otro sitio de trabajo permanente es el Albergue en la fronteriza Ciudad Juárez, en el estado de Chihuahua, espacio donde se da alojamiento a personas que llegan a esa región del país, en busca de obtener una forma de cruzar a Estados Unidos, con el fin de buscar mejores condiciones de vida.  En este lugar, también reciben alimento, hospedaje el tiempo que tarden en lograr su objetivo.     

Tambien tenemos el Comedor “Juan 6:35” en la ciudad de Tijuana, B.C. Este es un espacio donde hasta este momento se da de cenar a alrededor de 900 personas por semana, dándoles un trato digno. También se cuenta con baños y regaderas para que quienes así lo deseen, puedan tomar un baño.     

En estos lugares donde se trabaja de manera permanente, además de ofrecerles lo antes enunciado, se les comparte la palabra de salvación y se tiene una palabra de oración por ellos y sus familias. Debo mencionar que también se desarrolla trabajo con migrantes en las ciudades de Reynosa, Matamoros y Nuevo Laredo, Tamaulipas; en Piedras Negras, Coahuila; en  Agua Prieta, Nogales, Sonoyta y San Luis Rio Colorado Sonora; en Mexicali y Tecate, B. C.. Todos estos sitios no lo hacen de manera permanente, pero sí desarrollan un muy buen trabajo entre la comunidad migrante.

Una parte muy importante en este quehacer es el tema de la dignidad. La gran mayoría de los y las migrantes, en su recorrido, han sufrido violencia y un sinfín de vejaciones ante la vulnerabilidad de su condición. Desafortunadamente, las autoridades y -por qué no decirlo- la sociedad misma se han encargado de robarles su dignidad con acciones que lastiman la integridad de la mayoría de ellos.        

Los testimonios que hemos escuchado principalmente de quienes proceden de Centroamérica y de estados como Michoacán, Guerrero y Guanajuato en  nuestro país, son desgarradores. Muchos fueron expulsados de sus tierra por motivos  políticos, de delincuencia organizada y lo más increíble, por asuntos religiosos. Escuchamos testimonios de personas que aun lejos de sus localidades temen por su vida, ya que fueron amenazados y sienten que son perseguidos. Hemos visto testimonios gráficos de familiares de migrantes que fueron ultimados.

En la Conferencia General celebrada en Querétaro, Querétaro en el año 2018 se presentó un proyecto de ley, el cual tiene como objetivo hacer obligatorio el trabajo de cada congregación con el pueblo migrante. Por ello es menester que cada miembro que participa en cada congregación, desde la más longeva hasta la de más reciente creación, consideren en su programa alguna manera de participar en este hermoso ministerio de forma directa o indirecta.       

Sabemos que este tipo de ministerios no muchas veces es muy abrazado por algunas congregaciones, ya que su único enfoque es el crecimiento en membresía y finanzas, olvidando que el crecimiento también se mide por el servicio ofrecido. Un servidor siempre ha considerado que invertir en el ministerio con migrantes, es invertir en el Reino de Dios. 

Por lo tanto, mis amados jóvenes, hago a ustedes la invitación de sumarse a este trabajo y a observar lo maravilloso que es ver el rostro transformado de las personas que reciben el amor de Dios en un alimento, un espacio para dormir, o un espacio para asearse.  Recordemos aquella letra del himno “Brilla en el sitio donde estés”: “Puedes con tu luz algún perdido rescatar, brilla en el sitio donde estés”.       

Nunca olvidemos las palabras de nuestro Señor Jesucristo, leídas en el Evangelio según San Mateo, capítulo 25, versículo 40: “Y respondiendo el Rey, les dirá: de cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeñitos, a mí lo hicisteis¨. 

Pbro. Felipe de Jesús Ruiz Aguilar