Un Siervo Modelo

Un Siervo Modelo

Pbro. Fernando Fuentes Amador 
Pastor de la Iglesia Principe de Paz, 
San Pedro Garza García, N.L. 

“Lo mejor de todo es que Dios está con nosotros”.- John Wesley. 

Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará (Juan 12:26)

La palabra Siervo conceptualmente en las Sagradas Escrituras se interpreta como alguien que es esclavo de… Es un súbdito, uno menos que sirve a uno mayor, alguien que es sirviente o ayudante; alguien que presta sus servicios a otras personas, voluntaria o involuntariamente. 

Etimológicamente la palabra Siervo viene del: hebreo, generalmente naar, “joven” o “jovencito”; ebed, “esclavo”, “sirviente”, “súbdito”, “servidor”; y también proviene del griego,  generalmente dóulos, “esclavo”, “sirviente”; diákonos, “sirviente”, “ayudante”, “diácono”; oikétes, “sirviente doméstico”; páis “niño”, “joven”, “chico”, “esclavo”, “sirviente”. 

Dios ha establecido que nosotros le servimos no porque queremos, – aunque si lo deseamos-. Le servimos porque él nos ha llamado. En el mismo pasaje del principio dice el Señor: “Si alguno me sirve..sígame”. Él hace la invitación y hay dos cosas que nos ofrece: “estará donde yo esté”, y “mi Padre lo honrará”. También hay otro pasaje que recordamos que dice: “ No me elegisteis vosotros a mí, sino yo os he elegido a vosotros” (Juan 15:16).

Siempre hay una iniciativa del Señor, y él pone en nosotros así el querer como el hacer por su buena voluntad. Vemos obrando la Gracia Preventiva en nosotros y motivando nuestro albedrío para decir “sí quiero, Señor”.

Por un tiempo fui Superintendente del Distrito “San Pablo” en la Conferencia Anual Oriental. Este distrito abarcaba parte de Tamaulipas, toda la región conocida como La Ribereña, excepto Nuevo Laredo; además incluía parte de Veracruz hasta Tuxpan y parte de San Luis Potosí, llegando a Cd. Valles S.L.P. También me tocaba supervisar la Huasteca Potosina, pues  hicimos una decisión voluntaria e intencional de ganar las etnias no alcanzadas y entre ellas estaban los llamados Xi´jui (indígena), también llamados erróneamente, porque no les gusta, “Pames”. Este Distrito era entonces el más extenso de la Conferencia Anual y teníamos en total 50 campos pastorales y 21 comunidades de la etnia de los Xi´jui. 

En este tiempo Dios me permitió conocer pastores con un llamado extraordinario, sobrenatural, por las circunstancias propias del estado de Tamaulipas, que es un paso natural del trasiego de drogas y también de migrantes. Un estado peligroso, especialmente en algunos campos pastorales. 

Como mencioné anteriormente, hay una parte que se conoce como La Ribereña, que es la carretera que conecta la ciudad de Reynosa con Nuevo Laredo, México. Entre ambas ciudades hay varios pueblitos como Estación Anzaldúas, Díaz Ordaz, Camargo, Comales, Miguel Alemán, Cd. Mier, Guerrero y finalmente Nuevo Laredo; todos pertenecientes a dicho estado de Tamaulipas. 

Es en esta región que me tocó conocer al pastor Ramiro (debo decir que el presente escrito lo hago con su consentimiento, aunque éste no es el nombre verdadero del pastor). Ahora ya es un pastor jubilado de nuestra Conferencia. Ramiro, como todos nosotros, antes de conocer a Jesucristo tenía una vida, digamos, muy intensa y oscura: Por un tiempo él se había dedicado en EEUU al tráfico de armas y drogas. En ese camino andaba cuando, como a Pablo, Dios le encontró, y le dijo: “Yo soy Jesús” y él tomó la decisión de seguirle; pero no como un feligrés en una Iglesia, sino que el llamado fue tan fuerte que se metió literalmente “hasta la cocina”; recibió el llamado al pastorado, el cual siempre ejerció con mucha dignidad junto con su esposa y sus hijos. 

Él estaba pastoreando el poblado de Comales, Tamaulipas, un pequeño pueblo cerca de Camargo. Allí hay una comunidad de metodistas que ya tienen más de 50 años predicando el evangelio. Hay una presa importante donde se genera agua para la región, pero también para una comunidad pequeña de pescadores en esa área. En ese tiempo, por la inseguridad, ahí estaba la línea de plazas de los cárteles que se dedicaban a la delincuencia organizada.  

Al entrar uno de estos grupos y desplazar al otro, algunos de sus miembros entraron a la casa pastoral, creyendo que el pastor era “un soplón” de grupos contrarios. Ahora bien, el hermano Ramiro en su vida pasada antes de conocer a Cristo se había tatuado sus brazos (por cierto, debido a esto durante todo su pastorado siempre usó mangas largas, para que no vieran sus tatuajes); y estos hombres infirieron por eso que él estaba ahí para pasar información al grupo rival de ellos. 

La experiencia de sufrir violencia al interior de su casa, siendo maltratado y golpeado frente a su esposa e hijos, tuvo que ser muy, pero muy traumática para el pastor. La violencia vivida creo que podríamos calificarla como la persecución de los primeros cristianos, a quienes tomaban, golpeaban y torturaban por la causa de todas las causas mayores: “Predicar el evangelio”. Esta era la razón por la que el Pastor estaba en Comales.

Al hermano lo torturaron, amenazando con llevarse a sus hijos. Realmente fue algo terrible, sobre todo considerando que todos en el pueblo conocían al Pastor, pues Comales es un pueblo chico y él era un siervo fiel a Dios y un servidor del pueblo; con su camioneta solía llevar a la gente a Camargo cuando necesitaban atenderse en hospitales, ya sea en el día o en la noche, no reparaba en servir a la comunidad. 

Cuando nosotros nos enteramos de la situación ese mismo día, nos reunimos en Reynosa los pastores -que éramos aproximadamente unos 12, pues el evangelio ha crecido mucho en esa área- y decidimos ir por él y traerlo a Reynosa para tratar de protegerlo. 

Quiero decirles que para este momento los pastores de otras Iglesias ya habían abandonado el pueblo y aún el sacerdote de la Iglesia Católica había huido, pues la cosa estaba, como dicen, muy caliente. Sólo la iglesia metodista permanecía abierta.

Yo acababa de dejar la Superintendencia, y estaba otro consiervo a cargo del Distrito en ese momento. Hablamos con el Pastor Ramiro y le comunicamos que íbamos por él, que habíamos conseguido un lugar en Reynosa para que él y su familia estuvieran sanos y salvos y atendidos. Pero nos sorprendió su respuesta; todavía hasta esta fecha, no he encontrado a otro consiervo con esa clase de convicción, llamado y servicio al Señor. Él nos dijo literalmente: “No, no vengan por mí; ellos [es decir, los criminales] no me trajeron, y ellos no me van a sacar, ni me van hacer huir. Dios me trajo; y cuando Dios me diga que me vaya, me voy”.  Estas palabras cimbraron nuestros corazones, pues lo más obvio para nosotros era que él saliera de Comales, ya sea por prudencia o miedo, y no lo hizo.  

Finalmente fuimos a verlo, sabiendo el riesgo que había, pues al ir nos detuvieron gente del cártel en la carretera, y nos cerraron con sus camionetas, nos preguntaron a dónde íbamos y les expresamos que íbamos a ver al Pastor Metodista de Comales. Cuando les dijimos esto, simplemente abrieron el paso y nos dejaron transitar. 

Después de esta experiencia la iglesia ahí en Comales experimentó un crecimiento. Era el único templo con las puertas abiertas en medio y rodeado de esta violencia, violencia que ha sido un lastre para nuestro México entero. 

El Pastor estuvo ahí por muchos años más, casi 10, sirviendo al Señor en ese lugar, viviendo con precaución, pero sin miedo, siempre confiando en Aquel que nos ha llamado y que ha prometido estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo.  

Este artículo es para animar a otros pastores que están viviendo esta u otra clase de violencia. Escuchemos la voz de Dios en las palabras de nuestro fundador Juan Wesley: “Lo mejor de todo es que Dios está con nosotros”.

Atentamente, 

Relator y testigo 
Pbro. Fernando Fuentes Amador