INTRODUCCIÓN
Para entrar al tema considero necesario definir los términos: misión, evangelismo y compasión.
El término misión [1] Las misiones comienzan en el poder del Espíritu Santo. Él es el jefe de las misiones porque él es quien dirige, motiva, impulsa y lleva a la Iglesia a cumplir su tarea misionera. Quienes quieren hacer la obra misionera sin el poder del Espíritu Santo, ven que el resultado es un fracaso.
El término evangelismo [2] ¿Es el evangelio un llamado al discipulado? Algo es seguro, Jesús no le pide a nadie que tome su propia cruz hasta que haya encontrado la Salvación y fortaleza que hay en su cruz.
No recibimos la salvación al negarnos a nosotros mismos y cargar nuestra propia cruz. Somos salvos por el poder redentor de la muerte expiatoria de Jesucristo. Por supuesto, esperamos que muchos se conviertan en discípulos y tomen su cruz, pero antes deben arrodillarse ante la cruz de Cristo.
La compasión [3] no es sólo un sentimiento que se encuentra con el ser humano desde la mirada triste y penosa; tiene un vínculo con la situación de dificultad de la persona que le lleva al accionar por y con el individuo.
Bajo el contexto de las tres definiciones, Jesús fue evangelista misionero y compasivo, por lo que tenemos el ejemplo y responsabilidad de modelar a Cristo en nuestra vida.
Establecemos los tres puntos para contribuir a nuestro entendimiento desde la perspectiva wesleyana, que en primera instancia fue la perspectiva de Jesús; y nosotros, los discípulos de Jesús, debemos aplicar esta perspectiva misionera en nuestro servicio a Dios.
DESARROLLO DEL TEMA
Santidad de corazón y de vida.
Nuestra doctrina metodista nos enseña que la perfección cristiana es:
[4] Tener la mente de Cristo y andar como él anduvo; tener toda la mente que hubo en Cristo y andar no por un tiempo, sino andar como él anduvo.
Estar interior y exteriormente consagrados a Dios, una consagración de corazón y vida.
Bajo las siguientes afirmaciones de Wesley tenemos que dejar claro que la santidad nos habilita para dar fruto en esta tierra. Una vida devocional y una consagración es primeramente el requisito para el desarrollo de la obra misional, desde predicar al vecino, al compañero del trabajo, hasta predicar a las naciones.
Predicar es testimonio de vida y es saber escuchar, estar entre la gente, y conocer su cultura y su forma de vivir la vida, sembrar en el campo en el cual somos sembradores de buenas nuevas.
La santidad de corazón es el buscar la obra de Dios Espíritu Santo en nuestra vida, Él es quien nos consagra en nuestro servicio a Dios; y es evidente que cuando decidimos tomar el llamado de Dios esto es también un llamado a consagrarnos para Dios.
En lo referente a la santidad de vida, es el reflejo de nuestro corazón. No podemos dar de lo que no tenemos y todo se desarrolla a partir de la oración.
La gracia de Dios y el poder del Espíritu Santo.
Por la gracia de Dios somos atraídos a Cristo, es la obra del Espíritu Santo. Es un imperativo prepararnos, capacitarnos, pero sin dejar de lado la oración y la acción de Dios Espíritu Santo en los corazones de los inconversos.
Dios nos llama por su gracia, y recibimos a Cristo por la fe; y esa fe en Jesucristo es la que nos lleva a crecer en amor y en esperanza. Pablo a los Corintios señala como niños espirituales a cierto grupo de creyentes, porque el propósito de Dios es que crezcamos.
Nos ayudamos a resistir el pecado y las tentaciones, porque en la comunidad de fe, Dios nos llama a santidad, palabra muy olvidada hoy en la Iglesia, a pesar de ser una doctrina distintiva metodista; sin embargo, hoy podemos volver al rumbo trazado desde aquel avivamiento en Inglaterra.
Cito a Wesley:
“Mi temor no es que nuestro gran movimiento, conocido como los metodistas, eventualmente deje de existir o algún día muera de la tierra. Mi temor es que nuestra gente se contente con vivir sin el fuego, el poder, la emoción, el elemento sobrenatural que nos hace grandes «.
Es muy importante en nuestra predicación reconocer que nosotros no cambiamos a las personas; esta es la obra del Espíritu Santo en sus corazones.
Mostrarles la gracia de Dios es el testimonio del amor de Dios manifestado a través de su Hijo: Jesucristo.
Vivimos y morimos en paz con Dios y con los hombres, nuestra relación vertical con Dios nos lleva a amar al prójimo, esto es esencial en el proyecto misional de Dios a la humanidad.
Evangelismo y compasión.
El evangelismo es un mandato de Dios a los discípulos, partimos del llamado a predicar las buenas nuevas a toda criatura.
¿Por qué no lo hacemos?
Porque nos hemos vuelto indiferentes y nos ha faltado compasión por las almas.
En mi experiencia pastoral, el evangelismo y las actividades que implican salir de las cuatro paredes se dan con poca efectividad, porque la Congregación, asiste, escucha el sermón, pero muchas veces no es movida a evangelizar, sino a estar en un estado de indiferencia. Pero la buena noticia es que existen unos pocos hermanos que sí atienden el llamado y como pastoral nos apoyamos a salir y evangelizar, siendo compasivos, viendo el dolor de cerca y orando, ayudando, sirviendo; ésa es la obra misionera que empieza desde nuestra Iglesia Local.
Es trabajo desde la pastorald el motivar, alentar y seguir adelante en el tema. Este tema es un desafío para nuestra Iglesia Metodista: salgamos de las cuatro paredes.
CONCLUSIONES:
El tema misión en perspectiva wesleyana nos lleva a las siguientes conclusiones:
Para salir y evangelizar es necesario consagrarnos a Dios, tener una vida de oración auténtica. Fundamentalmente cuidar el corazón y predicar la santidad. Sólo a partir de momentos de oración se puede derribar la oposición, los apegos del mundo que impiden buscar la santidad del corazón, y la perfección cristiana, que significa tener la mente de Cristo.
La gracia de Dios y el poder del Espíritu Santo los vemos desde dos aristas, su gracia que nos capacita y nos habilita en su obra misionera; y segundo, el favor inmerecido de Dios a los hombres y su poder que capacita, y no solamente nos capacita, sino que va delante de nosotros recordando que los campos ya están listos.
Evangelismo y Compasión: Busquemos la voz del Espíritu Santo. Tal vez esté escondido detrás del orgullo y la soberbia. Dios Espíritu Santo nos llama a ser obedientes y humildes; dejemos la indiferencia, Dios nos va a pedir cuentas de lo que no hicimos; salgamos del molde y en esto la pastoral tiene un papel fundamental.
Bibliografía:
[1]Queiroz, E. (1994). La Iglesia local y las misiones. EE. UU: Unilit. 19-20.
[2] Bronnke, R. (2011). Evangelismo de poder. USA: Casa creación. 52-53
[3]Pujals de León, J. (2018). La Compasión de Jesús. Colombia: Pontificia Universidad Javeriana. Facultad en Teología. Tesis de Licenciatura en teología.
[1]Wesley, J. (1743). La perfección cristiana.
Autor: Pbro. Marcos Jasiel Noriega Ramírez.
