Reflexión crítica e integradora sobre el discipulado transformador

Reflexión crítica e integradora sobre el discipulado transformador

(Segunda y última parte)

Mtro. Manuel Osorio Romero

4. El campo

Me impresiona la forma que tiene Jesús de mirar a la multitud dispersa y extraviada. La ve desde un corazón compasivo, la ve en sus circunstancias actuales y accidentales; y al mismo tiempo la ve con esperanza, con el potencial de florecer y de dar una gran cosecha.

Tengo que admitir que esa forma que tiene Jesús de ver a la multitud me confronta y enternece al mismo tiempo. Confronta mis prejuicios, pues yo veo gente enferma, egoísta, orgullosa, indiferente, gente que merece padecer.  Pero al mismo tiempo, me conmueve su amor, la sencillez y pureza de su corazón, me conmueve su ternura, su dolor por la multitud que se encuentra lejos de su protección.

Las multitudes no sólo eran difíciles en la época de Cristo. Si observamos los datos, notaremos enseguida que el conflicto en el mundo y en cada espacio humano que podamos imaginar, es la constante. Esto sigue siendo así a pesar de todo el desarrollo tecnológico y científico que ha logrado la humanidad (Institute 14).

Como dice Rath, los seres humanos tenemos una fuerte tendencia a centrarnos más en nuestras debilidades que en nuestras fortalezas (219).

Los investigadores señalan además que, a pesar de nuestros avances académicos e intelectuales, lo más grave de los conflictos actuales, es que la mayoría de las personas no sabemos cómo manejarlos. Esto tiene como consecuencia inmediata una escalada aún mayor del conflicto inicial. No ha de extrañarnos que el mundo se encuentre hoy a las puertas de una amenaza nuclear.

Me resulta muy interesante, que los mismos autores, sugieren como indispensable para la resolución de cualquier conflicto que las partes examinen principalmente si tienen un corazón para la paz. Este es el paso más importante de todos y para el que se requiere mucho valor, antes de entrar en un proceso de negociaciones.  Para lograr este objetivo es fundamental que las partes se vean mutuamente como seres humanos que comparten los mismos propósitos de bienestar.

No me queda duda que nadie tiene un corazón de paz más grande que el que tiene Jesús. Su forma de ver a las multitudes, su petición en la cruz de perdón para quienes le crucificaron y su benevolencia infinita, aún después de la resurrección, son incuestionables. ¡Jesús es sin duda el Principe de Paz!

Watson nos recuerda que para Wesley, al ser humano no sólo le era posible encontrar en Jesús el perdón de los pecados, sino que, además, era posible la sanidad profunda de todo el mal que le separa del amor de Dios en Cristo Jesús (50).

Conforme lo dice el Apóstol Pablo: 

“Y el mismo Dios de paz os santifique enteramente; y que todo vuestro espíritu y alma y cuerpo sean guardados irreprensibles para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es el que os llama; el cual también lo hará” (RVG. 1Tes 5:23-24).

Para Roxburgh, mi forma de ver a las multitudes está determinada por los automatismos desde los cuales acostumbro a leer los mapas. Muchas veces me guío por los mapas que están ya preestablecidos en mi mente, sin notar los pequeños detalles que ahora modifican de manera importante el espacio. Veo la multitud tan frecuentemente desde mis prejuicios y supuestos, que ya no distingo sus necesidades más profundas. Necesito como Jesucristo ver a la multitud desde el mapa misional de Dios (4).

Los automatismos en la lectura de los mapas no sólo me afectan para ver a las multitudes afuera, sino también para ver a los miembros regulares de mi iglesia:

“Reflexioné sobre este poderoso mapa interno que creemos que nos permite planificar, predecir, medir y controlar, las direcciones y resultados de la vida de otras personas. ¿De dónde vino este engaño? ¿Por qué, después de años de experiencia en sentido contrario, seguimos pensando que podemos tener un plan maravilloso para otras personas y además esperar que sus vidas se desarrollen de acuerdo con ese plan? Durante años, este mapa interno me dijo que era posible, con la visión y el plan correcto, que una iglesia construyera un camino a lo largo del cual la gente avanzaría hacia las metas y la misión que yo y otros líderes habíamos articulado con tanta pasión y convicción” (Roxburgh 5).

Ruego a Dios ayuda, para que mis supuestos y prejuicios acerca de las personas a quienes me ha llamado a servir, no afecten el acompañamiento pastoral que ellos requieren de mí.

5. La organización

A partir de este encuentro con Jesús, la multitud dispersa, amorfa, indeseable, diversa, estresante, repulsiva, marginal e ingrata, trasciende, y pasa a ser el objetivo de la misión más relevante de mi tarea pastoral. Esta relevancia que Jesús les da, no sólo me compromete con el Señor, sino que me compromete con la multitud. De allí, la necesidad de una organización que por un lado conecte con el corazón de Dios y, por otro lado, conecte con las personas y sus contextos particulares.

Alguien podría pensar que, con todo este fundamento teológico, las cosas ahora se hacen más simples, pero no. Esto en lugar de simplificar o facilitar las cosas para mí, las hace más complicadas. Quizás por lo que dice Hirsch: 

“Si quieres un movimiento evangélico transformador –si realmente lo quieres– entonces tendrás que desaprender algunos hábitos eclesiales muy antiguos y estar dispuesto a reaprender algunos nuevos. Les hablo como un líder responsable de su generación. Asume la responsabilidad de tu realidad actual, del papel que has desempeñado en la creación de esa realidad, así como de la parte que implica cambiarla según sea necesario… Y, francamente, si no estás dispuesto a asumir responsabilidades, no deberías ocupar un puesto de liderazgo en la iglesia ni en ninguna organización que requiera liderazgo moral” (5Q 257).

Además,  Hirsch propone que es parte del ministerio apostólico promover regularmente la misión y propósitos de la iglesia como organización en el mundo; así como diseñar una organización escalable y funcional, de modo que se adecue a las nuevas realidades. La gestión apostólica procurará una iglesia “dinámica, adaptativa, innovadora, reproducible y escalable”.

Definitivamente, nadie puede emprender ninguna tarea, por muy básica o elemental que sea, sin algún tipo de organización. ¿Cuánto más sería necesaria para alcanzar la misión más trascendental del cosmo: la misión de Dios?:

“Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y cuenta el costo, para ver si tiene lo que necesita para acabarla? No sea que después que haya echado el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a burlarse de él” (RVG Luc. 14:28-29).

6. La estrategia

Todos los autores coinciden en la conveniencia de retomar el discipulado transformador. Coinciden en trabajar el discipulado transformador en grupos pequeños. No hay desacuerdo en cuanto al fondo teológico. Sin embargo, si es posible encontrar algunas variantes en su aplicación.

Henderson nos recuerda el impacto que tuvo, en la vida de los participantes y en la moral de Inglaterra, el modelo de discipulado aplicado por John Wesley en el siglo XVIII.  El «método» de Wesley propuso una secuencia de variadas técnicas grupales que apuntaban a la mejora espiritual personal de cualquier cristiano, que sinceramente deseara crecer en madurez espiritual.  Con estos fines formó varios grupos pequeños e interactivos: la reunión de clase, la banda selecta, la banda penitente y la sociedad. Wesley conformó  grupos de seis a ocho personas que se reunían semanalmente para dar cuenta de su crecimiento espiritual personal. La reunión de clase demostró ser una herramienta efectiva para el discipulado transformador (11).

Es importante la distinción que hace Watson, acerca de los modelos de grupos que surgieron luego, en función de su enfoque fundamental (5–6): 

  1. Los grupos con enfoque en afinidades: Estos se agrupan en torno a actividades de interés común, como cocina, juego de bowling u otros.
  2. Los grupos con enfoque en información: Estos se agrupan en torno al aprendizaje y la enseñanza, como la escuela bíblica dominical.
  3. Los grupos con enfoque en la transformación: Estos se agrupan en torno a la salvación, la santidad de la vida y la madurez cristiana.

Watson considera que el tercer enfoque es el que se corresponde con la propuesta de Wesley.

Por su parte, Benjamin y Walt afirman que las bandas proveen de un ambiente favorable para experimentar “el amor sobrenatural de Dios” y para la transformación interna de sus participantes. Consideran que lo ideal es que cada grupo esté formado por tres personas y que todas sean del mismo sexo (6).

Para Ogden el discipulado debe ser multiplicador:

“Cualquier definición del discipulado que se precie debe contener el concepto de la multiplicación. Gary Kunhe escribe: “Hacer discípulos es trabajar en la vida de un cristiano para que madure espiritualmente y también para que se reproduzca, espiritualmente hablando”. Y este autor dice exactamente lo mismo cuando habla desde la perspectiva del que hace discípulos: “Alguien que hace discípulos es un discípulo que está enseñando a sus hijos espirituales a reproducirse”. Debemos tener en cuenta esta norma, y tenemos que hacer que se convierta en la expectativa de todo discípulo. Hacer discípulos es asegurar la multiplicación” (135).

Ogden además considera fundamental “la sinceridad y la transparencia” para que los propósitos del discipulado puedan ser alcanzados. Entre esos propósitos está una vida en transformación que sólo puede ser posible mediante el rendimiento de cuentas. Sólo si puedo hablar abiertamente acerca de mis  luchas, sin sentirme amenazado, juzgado o excluido, podré buscar de Dios la dirección y el apoyo fraternal para salir adelante (151).

Mientras estemos en esta dimensión temporal, todos los creyentes enfrentaremos luchas, pruebas y tentaciones; de modo que conviene escuchar con la mejor actitud y disposición, sabiendo que también yo puedo encontrarme en un conflicto con mi naturaleza pecadora:

“Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de longanimidad; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros. Si alguno tuviere queja contra otro, de la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas, vestíos de amor que es el vínculo de perfección” (RVG Col 3:12-14).

7. Conclusiones

  1. 3.1.El discipulado con un enfoque transformador es fundamental para que Cristo sea formado en cada uno de nosotros; aunque no descarto completamente el aprovechamiento de los otros enfoques.
  2. 3.2.El factor “obrero” que Jesús propone como esencial para su misión hacia las multitudes le da relevancia al acompañamiento y a la conexión humana, por encima de los medios materiales o cualquier otro que sea impersonal.
  3. 3.3.Las consideraciones de Jesús acerca de las multitudes como “mies” inyectan un enfoque esperanzador acerca de los seres humanos, en quienes Dios ha puesto el potencial necesario para fructificar mediante la fe en Cristo como Salvador y Señor.
  4. 3.4.Como pastor estoy llamado a buscar de Dios la dirección, para organizar a la iglesia y proveer del mejor programa posible de equipamiento de laicos, de modo que se empoderen y participen en la misión de Dios.
  5. 3.5.Las bandas de discipulados han demostrado ser la estrategia más eficiente y de mayor impacto en la historia. Urge que me comprometa a profundizar e implementar su aplicación para este tiempo.

Obras Citadas

Benjamin, Mark, y John David Walt. Discipleship Bands: A Practical Field Guide. 2018.

Hirsch, Alan. 5Q: Reactivating the Original Intelligence and Capacity of the Body of Christ. 2017.

—. Caminos Olvidados: Reactivando Los Movimientos Apostolicos. 2017.

Institute, The Arbinger. Anatomía de la paz: La resolución del corazón del conflicto. Traducido por Blanca González Villegas, 2017.

Ogden, Greg J. Discipulado que transforma: El modelo de Jesús. Editorial CLIE, 2016.

Rath, Tom. Descubre tus fortalezas 2.0. Traducido por Xantal Aubareda Fernández, 2021.

Roxburgh, Alan J. Missional map-making: skills for leading in times of transition. 1st ed, Jossey-Bass, 2010.

RVG. Santa Biblia (RVG 2010). Chick Publications, Incorporated, 2019.

Watson, Kevin M. La Reunión de Clase: Recuperando Una Experiencia de Grupos Pequeños Olvidada (y Esencial). Seedbed Publishing, 2014.