DEFINIENDO LO ESPIRITUAL

DEFINIENDO LO ESPIRITUAL

Por Cristian Oseas

Hay un cúmulo de conceptos que la Biblia no define en los términos en que nosotros, como cultura occidental, conocemos la definición; decir una diferencia específica que distinga esas cosas de todas las demás. Esos conceptos que no están definidos en la Biblia como en un diccionario, aparecen sin embargo descritos allí en lo común y diferente de otros por cualidades, atributos y expresiones del ser; y proponen diferenciación o acercamiento de la manera en que se relacionan con la cultura alrededor de los relatos que las contienen. Uno de esos conceptos difíciles de entender para nuestra cultura actual es “LO ESPIRITUAL”.

Aunque no estoy de acuerdo con las conclusiones de algunos científicos actuales, es interesante ver cómo hoy día la ciencia ha cambiado poco a poco su acercamiento hacia lo espiritual, dándole lugar como algo posible y experienciable en “el mundo real”. Por ejemplo: El Dr. Brian D. Josephson -de la Universidad de Cambridge, y premio nobel compartido por su explicación teorética de los fenómenos en 1973-, en un artículo para la revista Physics Education (1987) denominado “Physics and spirituality: the next grand unification?” (Física y espiritualidad: ¿La próxima gran unificación?) dice:

¿A qué luz debe considerar un científico las afirmaciones? ¿De una religión, o de las religiones en general? Una extrema posición atea de considerar las afirmaciones de la religión como falsedades. Tal posición podría ser sostenida sólo por la consideración de las experiencias que los individuos consideran validar sus creencias religiosas como explicables de otras maneras y, en ausencia de un programa de investigación adecuado que lo valide, debiera ser considerado una aseveración más caída dentro del campo de la opinión, como dentro del de la ciencia.

La alternativa a esta posición atea es que existe un aspecto de la realidad, que podemos por conveniencia llamar “transcendental” – que abraza el objeto de la religión (o como algunos prefieren llamarlo “el aspecto espiritual de la vida”) y que no está abarcado por la ciencia”.

Tres cosas: Hay que notar que el físico citado dice que lo espiritual o trascendental, es un concepto que se denomina así “por conveniencia”. También hay que notar que reconoce que la ciencia no lo abarca y no tiene un método adecuado como para decir si existe o no. Sin embargo, hay que notar que reconoce que, no porque no haya un método adecuado, se desconoce su existencia.

POR CONVENIENCIA

Como lo dicta la experiencia en la misión cristiana, este tipo de afirmaciones debe analizarse con cuidado; ya que si bien es cierto hay un interesante acercamiento o posible apertura de la ciencia hacia lo espiritual, esto no implica que haya un acercamiento hacia lo que la Biblia comprende como espiritual.

El twist de la cuestión radica en una noción que aporta el judeo cristianismo, esta es la verdadera trascendencia que implica el creacionismo. Sin la noción de un Dios fuera de la naturaleza, que creó la naturaleza (universo o cosmo) estableciendo el género próximo de “creación” y la diferencia específica propia de Dios como “increado o eterno”. Esta falta de diferenciación errónea, lleva a la conclusión de que lo “trascendental o espiritual” es sólo una denominación “conveniente” para escribir algo dentro de la naturaleza (en este caso un dios sería parte también de la naturaleza creada, sin diferenciarlo de un espíritu creado); que la ciencia, al momento, no tiene método para explicar, pero que ciertamente “no es trascendente”.

¿Cuál es la consecuencia de eliminar de la ecuación esta diferenciación entre lo creado e increado como criterio de lo trascendental o espiritual? En principio, una muy importante porque afecta el método, estudio y valoración del acercamiento desde lo natural hacia lo espiritual. Para muestra veamos algunos botones:

  • Por ejemplo, Donald S. López Jr. Profesor de la Universidad de Michigan laureado con el reconocimiento de Arthur E. Link, en su libro sobre Budismo y ciencia (Buddhism and science)(1) dice que Einstein dijo (a mí no me consta, no he podido encontrar la cita) que la religión que más se adscribe a lo científico es el budismo:

La religión del futuro será una religión cósmica. Debe trascender a un Dios personal y evitar dogmas y teología. Cubriendo tanto lo natural como lo espiritual, debe ser basado en un sentido religioso que surge de la experiencia de todas las cosas, naturales y espirituales como una unidad significativa. Si hay alguna religión que haga frente a la necesidades, sería budismo”.

  • Si Einstein lo dijo o no, no es lo relevante; más bien lo relevante es el pronunciamiento que hace a continuación el Prof. Donald:

Con una visión científica de la naturaleza del cosmos, la religión del futuro prescindirá de la noción primitiva de un Dios personal que creó el mundo y que otorga recompensas y castiga a sus criaturas. Esta religión abarcará tanto lo espiritual y lo natural de una manera armoniosa. No requerirá confesiones de fe o referencia a proposiciones que derivan de la autoridad de una escritura, sin rituales que recuenten mitos olvidados. No tendrá dogma, ni iglesia. No habrá condenación, sólo salvación, un salvación no a través de la gracia, sino a través de la experiencia, la experiencia del sentido del individuo de la unidad con el universo. Y, finalmente, será compatible con la ciencia. Esta será la religión del futuro. Pero es una religión que ya existe. Es, de hecho, una religión antigua. Lo es Buda, el Iluminado, hace más de dos milenios.

… El budismo, entonces, podría ser aclamado como religión cuyo fundador no era ni un dios ni un profeta de Dios, sino un hombre. Este hombre, a través de sus propios esfuerzos y sus propias investigaciones, descubrió la naturaleza del universo, y luego compasivamente se lo enseñó a los demás. Este Buda describió un universo que no fue creado por Dios, sino que funcionó de acuerdo con las leyes de causa y efecto. Estas leyes no se limitaban al mundo material, sino que se extendían también al ámbito moral, donde la virtud conduce eventualmente a la felicidad y el pecado al sufrimiento, no a través de los caprichos de un caprichoso Dios, pero a través de la ley natural del karma”2.

Es así que tanto de lo científico como lo religioso, se excluye a un Dios trascendente y personal (cosa que les parece contradictoria a las culturas esotéricas griega, asiática, hindú, etc), pero que en el Dios Judeocristiano es completamente normal. Y esto es en razón de esa falta de diferenciación entre lo creado e increado como diferencia específica de Dios y de lo habido en la realidad; y de lo común entre Dios y el ser humano, esto es, lo espiritual, como el punto de toque entre Dios y su creación, un género próximo.

  • Cristopher Watkins en su libro Biblical Critical Theory, al hablar de “la diagonalización” presenta un Dios bíblico cuyas cualidades o características, y debido a su naturaleza trinitaria se corresponde con un ser trascendente (exnatura) y a la vez relacional (en espíritu); increado pero participante de lo creado (en la creación y encarnación). Así el conocimiento de lo espiritual es dado sobre la racionalidad y no es un producto del misticismo o esfuerzo humano.
  • Peter Jones, en su libro One or two, plantea que sólo hay dos formas de buscar lo trascendente (lo espiritual): el esoterismo (esfuerzo del hombre para encontrar la verdad en sí mismo) y el exoterismo (el hombre recibe la verdad del exterior de sí mismo).

La Biblia, pues, nos ofrece una visión de lo espiritual desde la proposición de un creador que exotéricamente nos es revelado por sí mismo a través de su Espíritu a nuestro espíritu. Y que se autolimita en esa revelación a la congruencia con las Sagradas Escrituras.

No entender esto, es caer en el peligro de querer unir la ciencia con lo espiritual en un plano que es naturalista o materialista, y que no comprende lo espiritual explicándolo como una consideración “conveniente” de un aspecto natural sólo referido al interior humano, en detrimento de lo verdaderamente trascendente (espiritual increado) pero autocomunicable de Dios.

Los esfuerzos por unir el conocimiento científico con lo espiritual no han cejado, pero el sesgo explicado aquí ha llevado ahora al camino de “desespiritualizar” lo espiritual. Así, la ciencia ahora propone que el budismo (en el cual antes veía a un gran aliado) también tiene mitos que deben ser “desmitificados” y reorientados a través de entendimientos científicos donde lo espiritual se comprende como una energía. Así el producto de todo eso es que algunos científicos están tratando en la física cuántica de explicar lo espiritual y en la psicología transpersonal la relación entre la conciencia y la “energía espiritual”.

No nos confundamos: lo espiritual sólo puede ser indirectamente testimoniado por lo natural, pero es suficiente para conocer que hay un Dios que es Espíritu, verdaderamente trascendente y eterno.

En la próxima reflexión trataré de acercarme a la siguiente aseveración:


NOTAS:

1 Donald S. López Jr. 2009. Buddhism and Science: A guide for the perplexed. University Chicago Press.

2 Op. Cit.