¿HIJOS O MASCOTAS?
Cada vez son más las parejas que no quieren tener hijos, o tener mascotas en lugar de hijos. He escuchado a jóvenes decir que ellos no desean tener familia, y en lugar de eso consiguen alguna mascota, a la que le dan en trato de un hijo: lo llevan al médico, a la guardería, le hacen fiesta de cumpleaños, y si muere lo creman y conservan sus cenizas.
El comercio ha tomado nota de esta tendencia y han surgido establecimientos para atender estas necesidades: veterinarias y estéticas para mascotas, guarderías, e incluso las agencias funerarias han abierto una nueva rama de cremación de mascotas para dar atención a esta clase de “clientela”.
Por otro lado, ha crecido el número de casas hogar para niños en situación de abandono, públicas o privadas; y mientras por un lado hay parejas que desestiman la idea de tener hijos propios, por el otro hay niños que están a la espera de una familia que los acoja y eduque.
Esta falta de deseo de crianza de hijos y la sustitución por el cuidado de mascotas muestra la necesidad de tener una relación filial, pero a la vez la falta del compromiso que conlleva el hacerse cargo de otro ser humano. Incluso hay estudios que relacionan la cantidad de hijos con la violencia en la pareja, colocando a los hijos como un factor detonante de conflictos.
Las razones que aducen quienes rechazan la paternidad varían: no querer traer al mundo a gente para que sufra, no sentirse capaz de hacerse cargo de otro ser humano, no repetir en los hijos las carencias emocionales que tuvimos nosotros, no exponer a inocentes a carencias económicas, ayudar al planeta (sí, porque hay quien sugiere que la tierra debe descansar de tener nuevos nacimientos). En ninguna de esas razones está la voluntad de Dios, que desde el principio del mundo ordenó fructificar y multiplicarse, llenar la tierra y sojuzgadla. “Pero es que la tierra ya está llena”, dirán algunos, “para qué traer más gente al mundo”. Bueno, eso tendríamos que preguntárselo directamente al Creador, que no ha rescindido este mandamiento expresado en Génesis 1:27.
La llegada de nuevos seres a este mundo es muestra de que Dios nos sigue enviando una herencia porque sabe que somos capaces de administrarla: la herencia de los hijos. Ya sean propios o adoptivos, los niños que Dios nos dé la oportunidad de criar son muestra de que él nos sigue teniendo confianza para depositar en nosotros el tesoro de la vida de otro ser humano. Declinar esa herencia, despreciar ese tesoro, es muestra de falta de fe en que el Dios que nos lo da, nos proporcionará también los medios para conducirlo a fin de que cumpla plenamente el propósito con el cual Él lo creó.
En este mes y el siguiente se llevan a cabo en las diferentes iglesias del país las llamadas Escuelas Cristianas de Vacaciones, no sólo en nuestra denominación sino en otras. Cada una de estas “escuelitas de verano” es una muestra de la importancia que tienen estos ciudadanos del reino de Dios que son los niños. Hacerlas no es sólo una actividad para llenar el calendario de la iglesia: es una muestra de amor y un recuerdo que los chicos guardan en su corazón al paso del tiempo. ¡Cuántos casos habremos escuchado de personas que afirman que su primer contacto con el evangelio fue, precisamente, en una escuela bíblica de vacaciones! Felicitamos a quienes se encargan de producir material para estas actividades -por cierto, el de este año, “La Comunidad de Jehová”, elaborado por miembros de la Conferencia Anual Norcentral, es muy bueno- y a quienes toman a su cargo la tarea de organizar todo lo relacionado con ellas en cada iglesia local. La semilla de la Palabra de Dios es buena y la tierra del corazón de los niños, también; el crecimiento lo da el Señor; así que el trabajo realizado nunca será en vano.
Continúan las conferencias anuales: en este número de la primera quincena de julio podremos acercarnos a la crónica de la 34 Conferencia Anual de México, así como la reseña de un homenaje al finado Rev. Edgar Avitia, junto con la presentación de un libro publicado bajo sus auspicios, y un emotivo testimonio de la viuda de este varón, a un año de su partida.
“Dios no cabe en un tuit”, nos dice Denisse Esparza; e Iván Flores nos da un nuevo acercamiento a la mujer samaritana descrita en el evangelio de Juan, capítulo 4. Agustín Valdez nos enfrenta a una realidad sobre la calidad de la lectura que tenemos como creyentes en un país con poca tradición lectora. Y Ernesto Contreras nos mueve a reflexionar sobre lo que significa un verdadero noviazgo cristiano, según la Biblia. Además, tenemos una reflexión sobre qué es “lo espiritual” en la actualidad y según la Biblia. Animamos a nuestros lectores a acercarse a éstos y otros artículos que vienen incluidos en esta edición del 15 de julio.
Dios es Padre, y quiere que nosotros lo seamos también: “En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en el mundo”, dice 1 Juan 4:17.
Saludos a todos nuestros lectores,
María Elena Silva Olivares.
