El Noviazgo Cristiano.

El Noviazgo Cristiano.

Dr. Ernesto Contreras
Drernestocontreras@hotmail.com.

Tres de las decisiones más importantes de la vida deben hacerse idealmente antes de los 20 años de edad, y son: 1. Que sistema de vida voy a adoptar. 2. A qué me voy a dedicar. Y, 3. Si planeo casarme, sobre qué bases lo pienso hacer.

Los cristianos creemos que lo más conveniente es escoger desde la adolescencia al cristianismo como sistema de vida, llegar a la juventud enteramente preparado para trabajar en cualquiera de las profesiones u oficios que son lícitos, de honra y gloria a Dios, y de bendición para la sociedad, y, si no tenemos el don de continencia, casarnos como Dios manda y con quien Dios manda, tan pronto como sepamos que esa es la voluntad de Dios.

La Biblia dice: Bueno le sería al hombre no tocar mujer; pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido. Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les fuera quedarse como yo; pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando (1 Co 7: 1,2,8,9, 39).

El noviazgo es una costumbre de nuestra cultura hispana -y ahora, de muchas otras culturas del mundo-. No es un mandamiento o precepto bíblico, ni fue una costumbre del pueblo judío de los tiempos bíblicos, pero la historia; y la experiencia han comprobado que es algo bueno, deseable y útil, como una etapa importante de la vida en la que se da la oportunidad a una pareja que siente atracción mutua, para expresar un amor romántico en forma lícita, con el propósito de conocerse en forma más personal.

Idealmente, esto les permitirá estar mejor capacitados para hacer una de las decisiones más importantes de la vida, que es: Decidir, si se van a casar, cuándo será el mejor tiempo para casarse, con qué tipo de persona se quieren casar y con qué tipo de compromiso.

Libres legalmente de los preceptos dados a Israel en la ley mosaica, para el cristiano, todo es lícito, siempre y cuando honre y glorifique a Dios, no esté en contra de los principios morales absolutos de Dios, y sea conveniente, se haga decentemente, con orden, y para edificación personal, de los demás, y de la iglesia.

La Biblia dice: Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna. Todo me es lícito, pero no todo edifica. Ninguno busque su propio bien, sino el del otro. Hagan todo para la gloria de Dios. No sean tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios (1 Co 6:12; 10.23,24,31,32).

Ya son muchas las generaciones que han probado que el noviazgo entre cristianos, es muy útil para comprobar si el matrimonio que se planea, está de acuerdo con la voluntad de Dios. Esto se hace en base no sólo a una buena comunicación, sino también una adecuada comunión espiritual de los novios, con Dios.

Podemos encontrar principios bíblicos específicos que nos ayudan a tener un noviazgo que nos ayude a cumplir con el propósito y maravilloso plan de Dios para nuestras vidas, en este aspecto tan trascendental de nuestra existencia terrenal. Sólo los que busquen un noviazgo de acuerdo a la voluntad de Dios, podrán esperar que Él los cubra y proteja con la fortaleza sobrenatural de su Espíritu.

La Biblia dice: El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, Y los defiende. Gustad, y ved que es bueno Jehová; Dichoso el hombre que confía en Él. Teman a Jehová, ustedes sus santos, pues nada falta a los que le temen (respetan reverentemente). (Sa 34: 7 al 9).

El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío. Mi Dios, en quien confiaré. El te librará del lazo del cazador, con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro. Escudo y defensa es su verdad (Sa 91: 1 al 4).

El primer principio bíblico que se aplica al noviazgo es: No se unan en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? Y ¿qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? Y ¿qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos?

Porque ustedes son el templo del Dios viviente. Como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Por lo cual, salgan de en medio de ellos, y apártense, dice el Señor, y no toquen lo inmundo; y yo los recibiré, y seré para ustedes por Padre, y ustedes me serán hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso. Por tanto, ¡conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos! (2 Co 6: 14 al 18; Je 15:19).

La Biblia nos enseña que Dios nos hizo, a su semejanza, seres tripartitos, con espíritu, alma y cuerpo, y que la voluntad de Dios es que los que planean unirse en matrimonio, sean, antes que nada, uno en Espíritu. Dice: Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.

Un cuerpo, y un Espíritu, como fueron también llamados en una misma esperanza de su vocación. Un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos. Así, no vale la pena ni siquiera considerar como opción o candidato, a una persona que no es salva (1 Ts 5: 23; Ef 4: 3 al 6; Jn 3:18).

Si aparte de ser ambos salvos, los novios descubren que son uno en alma, porque comparten los mismos valores morales, espirituales y sociales; y metas y expectativas, entonces pueden empezar a pensar en casarse y sólo hasta entonces, llegar a la consumación del matrimonio, que es llegar a ser uno en cuerpo (Gn 2: 24, Mt 19:5).

Se cuentan por miles los que, antes y después de Cristo, han comprobado con lágrimas y grande pesar, que no conviene alterar el orden divino, y que Dios tiene razón cuando dice: No se engañen; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne (apetitos mundanos), segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos (Gál 6: 7 al 9).

El yugo del matrimonio es ligero, fácil y de bendición cuando se lleva entre dos que tienen comunión y son uno en espíritu, alma y cuerpo; pero es una pesada cruz, cuando es llevado en forma desigual, con un incrédulo.

En el noviazgo se manifiesta un nivel de amistad especial que permite tener la confianza para comunicarse características personales y privadas, aunque no necesariamente íntimas, con el propósito de llegar a conocerse lo suficiente como para poder decidir si él o ella, es la persona con la que me quiero casar. Pero aún así, durante el noviazgo, no hay más compromiso que el respeto a la exclusividad, mientras el noviazgo dure.

El segundo principio bíblico es que se debe tratar a la novia como una hermana, con toda pureza (1 Ti 5:2). Durante el noviazgo, se refuerzan y ponen a prueba los valores humanos de libertad, respeto y responsabilidad, pues los momentos prolongados que se pasan en comunicación privada, exigen de los novios la expresión de un amor genuino, siempre acompañado de dominio propio, que es fruto del Espíritu Santo.

Por eso, las manifestaciones legítimas y lícitas de un amor especial, como son los besos y las caricias, se deben expresar de acuerdo con este principio bíblico, y en una forma que sea de bendición, y aceptable no sólo para ambos novios, sino ante los ojos de Dios y de los padres. Recordar que nunca hay que darle ocasión al diablo, porque él nunca la desperdiciará.

Así, el tercer principio bíblico, es: Procura con diligencia presentarte ante Dios aprobado, como novio que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad, y el cuarto principio bíblico, es: Se debe tratar a los padres del novio y de la novia como a padres y madres, respetando así su autoridad (1 Ti 2:15 y 5:1,2).

Por eso, la Biblia dice: O ¿ignoran que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en ustedes, el cual tienen de Dios, y que no son suyos? Porque han sido comprados por precio, Glorifiquen pues, a Dios en su cuerpo y en su espíritu, los cuales son de Dios. La única forma de evitar caer en las tentaciones de la carne, es huyendo y evitándolas como José, con la esposa de Potifar (1 Co 6: 18 al 20; Gn 39:7 al 12).

Es mi oración que más jóvenes se decidan a hacer las cosas como Dios manda en la Biblia y que acepten el reto de ser ejemplo de los demás en conducta, amor espíritu, fe y pureza, para honra y gloria de Dios, para edificación de la iglesia y para luz a este mundo perdido que vaga sin Dios, sin luz y sin esperanza. AMEN. ASÍ SEA.