“Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos” (Mateo 16:17-19)
Jesús establece en Mateo 16:18-20 que él Edificará «SU IGLESIA»; y al hacerlo tendríamos tres cosas importantes:
UNO: «Las puertas del hades no prevalecerán contra ella»
DOS: «Te daré las llaves del reino»
TRES: «Y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.»
¿Qué significa el que las puertas del hades no prevalecerán contra ella?
La palabra traducida como «infierno» en la versión King James es en realidad Hades, la morada de los espíritus de los difuntos. Por ello, el decir que las puertas del Hades no prevalecerán en contra de ellos podría significar que las puertas no serían capaces de detener la iglesia de entrar en esa morada.
Si lo interpretamos de manera espiritual, la paga del pecado es muerte, muerte espiritual y también la muerte eterna. Ahora bien, este reino de inframundo no tiene el poder, ni es capaz de detener a la iglesia, que es el baluarte y columna de la verdad, verdad que trae vida y libertad. La iglesia tiene el poder para declarar vida donde había muerte, luz donde había oscuridad, paz donde había guerra, amor donde había odio, perdón donde había resentimiento. La iglesia representa al Reino de Dios.
Pero..la iglesia está sucumbiendo contra las fuerzas del enemigo. Las llaves se nos han extraviado, no hay poder de acuerdo para atar y desatar, porque hemos edificado NUESTRA iglesia, no «SU IGLESIA», como él lo ordena:
Cuando hemos cambiado el mandamiento de Dios por nuestras tradiciones y costumbres, edificamos «nuestra iglesia».
Cuando es más importante el show: luces, escenario, local, el predicador, el artista de alabanza, la mercadotecnia y la publicidad etc. estamos edificando nuestro reino, con nuestras ideas contaminadas.
Cuando no se predica la PALABRA, y se predican chistes, anécdotas, historias, clases expertas de Griego, Hebreo y Arameo -sólo el logos, sin el remma-, estamos edificando nuestra iglesia.
Cuando CRISTO deja de ser el centro, el enfoque de nuestra reunión, hemos perdido el rumbo.
Cuando sustituimos la oración y el poder de sanar enfermedades dirigidos por el Espíritu Santo, por la música, y el despertar de sensaciones, estamos errando.
Cuando invitamos a otros cristianos a nuestra iglesia, para atraerlos a ella, en lugar de ir por los perdidos, hemos confundido la Gran Comisión.
Cuando vemos las necesidades de los huérfanos, las viudas, los desamparados, los migrantes, y cerramos la mano, le hemos dado la espalda a Dios.
Cuando faltan la misericordia y empatía con las mujeres maltratadas, y las familias asediadas por el soborno y el secuestro, nuestro corazón se ha endurecido.
Cuando el dinero pesa más que el ministerio, hemos perdido las llaves de la iglesia que Cristo nos ha dado.
SEÑOR: Hoy te pido perdón por edificar mi iglesia, mi reino. Ayúdame, y ayúdanos, a EDIFICAR TU IGLESIA. Somos parte de ella; es para nosotros, pero no somos sus dueños; danos la valentía y la autoridad para erradicar de ella lo que no es tuyo, lo que no manifieste tu Gloria y tu Poder; lo que no tenga que ver con la Gran Comisión (Mateo 28:19), tu gran mandamiento Mt. 22:34-40), y tu gran agenda de Lucas 4:18. En el nombre de Jesús.
Pbro. Fernando Fuentes Amador.
