EDITORIAL

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La Reforma Protestante: el poder de la palabra escrita y difundida.

El 31 de octubre, Día de la Reforma Protestante, nos recuerda un hito en el caminar del pueblo de Dios, para buscar a su Creador de manera más personal, y menos regulada por instituciones. Ya conocemos la historia de cómo Martín Lutero pegó en la puerta de la Catedral de Wittemberg, Alemania, su escrito con 95 tesis que confrontaban aspectos de la fe que la iglesia católica había dejado de lado, cuya manifestación más vergonzosa era la venta de indulgencias, hecha con el fin de recaudar fondos, se decía, para la construcción de la basílica de San Pedro.

Lutero intentaba una discusión sobre diversos aspectos de la fe, indignado por el trabajo de difusión de esta venta de indulgencias hecho por el monje dominico Johann Tetzel, por encargo del papa León X, el príncipe alemán Alberto de Brandenburgo y el emperador Maximiliano de Alemania (1). La intención de Martín Lutero no fue en principio una separación de la institución eclesiástica; más bien era poner de manifiesto vicios de dicha institución que debían ser erradicados. Sin embargo, hemos escuchado a fieles católicos afirmar -aún en la actualidad- que la iglesia católica era una hasta que “Lutero la dividió”, porque ésta ha sido una enseñanza que han recibido de sus autoridades espirituales a lo largo de los años.

En 1529, doce años después de esta toma de postura en Wittemberg, Lutero escribe en idioma alemán la letra del himno “Castillo Fuerte es Nuestro Dios”, un estandarte, más que del movimiento protestante, de la fe en Cristo Jesús, paráfrasis del Salmo 46; la versión en español hubo de esperar más de 300 años, hasta que Juan Bautista Cabrera Ivars (1837-1916) lo tradujera a nuestro idioma (estuvimos tratando de averiguar la fecha exacta de aparición de la traducción, pero no nos fue posible hallar este dato; si alguien nos lo pudiera proporcionar, lo agradeceríamos mucho):

Castillo fuerte es nuestro Dios,
defensa y buen escudo.
Con su poder nos librará
en todo trance agudo.
Con furia y con afán
acósanos **5atán,
por armas deja ver
astucia y gran poder;
cual él no hay en la tierra.

2 Nuestro valor es nada aquí,
con él todo es perdido;
mas con nosotros luchará
de Dios el escogido.
Es nuestro Rey Jesús,
el que venció en la cruz,
Señor y Salvador;
y siendo él solo Dios,
Él triunfa en la batalla.

3 Aunque d3mon1os mil estén
prontos a devorarnos,
no temeremos porque Dios
sabrá cómo ampararnos.
¡Que muestre su vigor,
**5atán y su furor!
Dañarnos no podrá,
pues condenado es ya
por la Palabra santa.

4 Esa palabra del Señor
que el mundo no apetece,
por el Espíritu de Dios
muy firme permanece.
Nos pueden despojar
de bienes, nombre, hogar,
el cuerpo destruir,
mas siempre ha de existir
de Dios el Reino eterno (1)

El poder de la palabra escrita, publicada y leída se manifestó en el caso de las 95 tesis de Lutero. Hay consideraciones sobre su relevancia en la formación del pensamiento moderno, e incluso en esta edición compartimos una obra de un autor secular que quiere restarle mérito al monje alemán en esta labor -véase la sección Apaga las redes y enciende un buen libro. Pero el hecho de que haya literatura evangélica en nuestro idioma fue en gran medida consecuencia de la preocupación de Lutero, quien en la continuidad de su lucha llevó la palabra de Dios -e himnos congregacionales que hablaran de esa palabra- al pueblo alemán; y esta preocupación halló eco en personajes como el traductor al español del himno que reproducimos arriba.

No pretendemos añadir novedades a la abundante literatura que hay sobre el tema de la Reforma: sólo queremos destacar la trascendencia de la palabra nacida en el corazón fiel de su iniciador, y cómo la decisión de escribir y publicar transmite aún ahora, en el siglo XXI, fuerte resonancia a nuestra mente y corazón.

UN RECONOCIMIENTO A CARLOS ALEJANDRO MURO FLORES (+)

Esa voluntad de escribir, y difundir lo escrito, es lo que agradecemos a los autores de las colaboraciones de éste y todos los números anteriores de El Evangelista Mexicano. En especial queremos rendir homenaje a la pluma decidida de Carlos Alejandro Muro Flores (+), destacado colaborador de este periódico y a quien Dios llamó a su presencia apenas el día 16 de octubre pasado. De verdad que extrañaremos sus aportaciones, siempre lúcidas y bien fundamentadas sobre temas actuales dentro de la fe. Y en este número, Simón Chairez nos presenta una semblanza de este varón, tan fiel al Señor.

Varias colaboraciones esperan la lectura y comentarios de ustedes, como la crónica de la Semana del Varón Metodista en el Distrito Bajío de la Conferencia Anual Septentrional; o la reflexión sobre lo que es ser pastor de una generación de transición, la millenial en “Consejos de un pastor millenial”; o la protesta por la represión religiosa que ya estamos empezando a sentir en nuestra América Latina, en el artículo “Callen al religioso”; además de la reflexión sobre las ideas expresadas por metodistas en torno a la figura del volcán Popocatépetl. Éstos y otros artículos, así como nuestra sección de Noticias Internacionales, los compartimos en esta edición del último día de octubre.

Gracias por leernos, expresar sus comentarios, y compartir nuestras publicaciones.

María Elena Silva Olivares
Directora de El Evangelista Mexicano


NOTAS: 

  1. Martínez Arias, Samuel. “Johann Tetzel, predicador de las indulgencias”, en 500 Años de la Reforma Protestante. Compilación de la Sociedad de Estudios Históricos del Metodismo en México/El Evangelista Mexicano, 2017. p. 52
  2. Tomado de: https://hymnary.org/text/castillo_fuerte_es_nuestro_dios