Desde la Dirección de Archivo e Historia

Desde la Dirección de Archivo e Historia

Eliseo Ríos Flores

Estimados amigos y hermanos, Dios les bendiga.

De los diversos documentos que existen en el Archivo Histórico de nuestra Iglesia Metodista, les quiero compartir una historia de la vida real. Y me refiero a una historia de la vida de nuestro país, de nuestro México del no muy lejano siglo XX que involucra a una de las instituciones educativas de la Iglesia Metodista de México ubicadas en la ciudad de Puebla, allá por los años 30 y que, como leeremos más adelante, estuvimos en riesgo de perder por parte del gobierno de México (sic). Bueno, entremos en detalles.

La narración de este capítulo de la historia inicia prácticamente con el final de la guerra civil de nuestro país, la denominada por nosotros Revolución Mexicana (1917-1920) cuando quedó, en teoría, pacificado el país, aunque gobernado por varios presidentes militares, generales casi todos. El Gral. Álvaro Obregón gobernó de 1920 a 1924; y al concluir su mandato, es Plutarco Elías Calles quien impone un estilo de gobernar muy personal, ya que desata el más grande conflicto religioso por la aplicación radical de algunos artículos constitucionales, provocando reacción de las iglesias, sobre todo la católica, que llevó al cierre de sus templos del país. 

Esto llevó a que una parte de la feligresía católica del país, sobre todo en el centro y principalmente en el bajío, se lanzara con las armas exigiendo la renuncia del presidente y la derogación de la Constitución de 1917. Se iniciaba la persecución religiosa en México con la llamada Guerra Cristera. (Como anécdota, debo comentar que mi abuelo paterno Don Juan Ríos Muñíz, enlistado en las fuerzas federales durante este conflicto, al andar en el ejército federal junto con su soldadera, mi abuela, dio a luz en La Barca, Jal. a mi señor padre). Y así, los sucesivos presidentes mantuvieron a raya al credo católico, por ser el dominante, y creando nerviosismo y zozobra en la iglesia evangélica-protestante, incluida la Metodista, como lo narraré a continuación. 

Perdón por alargarme tanto en los antecedentes de la historia que he narrado, pero así es como llegamos al socialismo/comunismo de la década de los 30 y 40 del siglo pasado, cuando en nuestro país se vivió con mayor intensidad.

Así las cosas, corría la década de los 30 cuando se dio una serie de actos del gobierno federal y que, mediante figuras jurídicas -entiéndase expropiación o nacionalización- se hacía de bienes de particulares (recuérdese 1938, la expropiación petrolera). Era todavía una etapa en la que militares detentaban uno tras otro la presidencia de nuestro país. Y fue justo bajo la presidencia Lázaro Cárdenas cuando el socialismo/comunismo se hizo patente con mayor fuerza.

Como se recordará, en Puebla la Sociedad Misionera de la Iglesia Metodista Episcopal de los Estados Unidos compró, con la representación de Juan Wesley Butler, en 1907, una extensión grande de terreno, dos huertas o manzanas, para luego construir una escuela de maestros donde además se formarían predicadores metodistas. Justo en el llamado Rancho San José Toledo, sobre la 17 poniente 503, se ubica un imponente edificio debidamente planeado con salones, laboratorios, internado, comedor, gimnasio, campo deportivo, amplios jardines, alberca, casa habitación para el director en turno, etc. y edificado sobre un predio de 13, 317 metros. ¡¡Una maravilla de escuela para la época, que bien sorprendía a propios y extraños!! Inicialmente la institución se llamó Seminario Teológico de Puebla; después por convenir así, se le denominó Instituto Mexicano de Maestros (IMM), y actualmente, Instituto Mexicano Madero (IMM).

Pues bien, y bajo un ambiente socialista/comunista de la época, sucede que el 6 de agosto del año 1936, el Dr. Victoriano Daniel Báez, director del Plantel, envía una carta al Dr. J.P. Hauser, Tesorero y representante de la IME, informando que “en días recientes, al realizarse una competencia de basketbol en la escuela, había estado el Jefe de la Oficina de Bienes Intervenidos (sic), dependiente de la Secretaría de Hacienda, diciendo con acento de seguridad que pronto sería intervenido (sic) el edificio, por lo que solicitaba instrucciones a seguir en caso de darse esta situación y sugería contactar al Secretario de Hacienda, según había recomendado previamente el Dr. Osuna. Por su parte, a los dos días, el día 8 del mismo mes, el Dr. Hauser responde al Dr. Báez informando de las gestiones que realizó el día 7 ante la Secretario de Hacienda y de los posibles escenarios, sugiriendo, de ser necesario, ampararse de los actos por demás autoritarios del gobierno mexicano. 

Este tiempo de zozobra e incertidumbre duró varios años, tiempo en el cual se tuvieron que hacer muchas gestiones para salvaguardar la propiedad: tramites notariales, contratos de arrendamiento, varios cambios de razón social y propietarios, unos a nombre de David Martínez, Enrique Cruz Ahedo y luego a nombre de la Sociedad Alba y otras más.

La historia es larga, y los documentos existentes en el Archivo Nacional de nuestra Iglesia narran con detalle todo el proceso que siguió a los actos intimidatorios y proceso de nacionalización, para que 11 años después, con fecha 23 de abril de 1947, y bajo el expediente 10/422.1/2799  se resolviera: “PRIMERO. Se declara improcedente la acción de nacionalización de la casa 503 de la 17 poniente, Puebla, Pue. SEGUNDO. Archívese este expediente como definitivamente concluido, haciéndose las anotaciones correspondientes en las tarjetas y libros respectivos”.

Hoy, el edificio cuya historia aquí se narra sigue en pie y alberga bajo la razón social de Promotora de Cultura y Servicio Social, A.C. al Instituto Mexicano Madero, que junto con el Instituto Normal México, la Universidad Madero, campus Zavaleta y Papaloapan, Oax. la Iglesia Metodista de México, A.R. da muestra y ejemplo de la calidad de las instituciones educativas fundadas por  John Wesley, y que justo el año pasado cumplió sus primeros 150 años. Gracias a Dios.

Acompaño imágenes de la correspondencia y oficios citados.

Nos leemos en la siguiente participación, deseando mientras tanto una feliz celebración del nacimiento de Jesús, Salvador de la humanidad y un bendecido año nuevo 2025.