Ser joven metodista en la actualidad.

Ser joven metodista en la actualidad.

Por Adonai Flores Alcántara, CAM.

Cuando pensamos en la juventud, posiblemente [y fácilmente] se nos viene a la mente aquellos jóvenes en las calles, antros, bares, fiestas, etc. teniendo vidas con muchas formas de “felicidad”; como lo puede ser el alcohol, cigarro, drogas, en resumen, los vicios en general. 

¿Pero acaso podemos imaginar a una juventud metodista? 

Le invito, querida/querido lectora/lector, a que tome un tiempo para imaginar a ese joven metodista antes de seguir leyendo. ¿Lista/listo?

Cuando pensamos en aquel joven metodista podemos pensar en las cualidades que el metodismo maneja en el sentido teórico o ideal; y en parte es cierto, muchos jóvenes tienen esas cualidades; sin embargo, también se enfrentan a muchos retos, los cuales no son del todo conocidos o tratados abiertamente.

(Cabe aclarar que mucho de esto es con base en mi experiencia siendo ese joven metodista, y algunos puntos son de mi conocimiento por la cercanía que tengo con otros jóvenes).

De los principales retos o situaciones a que me he enfrentado como joven metodista dentro de la sociedad es que no es del conocimiento de muchos acerca de la doctrina o la corriente “metodista”; por lo tanto, y aunque parezca extraño, se presenta una postura de indiferencia por parte de la sociedad. 

Ahora, dentro de la iglesia, de los principales retos a los que uno se enfrenta es: la validez o respaldo de la palabra ante aquellos congregantes con mayor tiempo en la iglesia; si bien, la experiencia es parte del cuadrilátero wesleyano, no debería ser limitada u omitida la voz como miembros de la iglesia por el tiempo que uno lleve. Cada uno tiene una perspectiva de la cual puede comentar y a su vez, ser de bendición.

Otro de los aspectos que he podido vivir es la crítica, un juicio por nuestras acciones. Si bien, todos erramos en algún momento y en repetidas ocasiones, el juicio que se hace es de mayor impacto que hacia algún hermano de mayor edad. Y sí, la injusticia dentro de la iglesia, aunque se puede evitar, se vive en muchos momentos.

Y sólo tomaré esas tres problemáticas que he visto en forma de retos para vivir como joven metodista, ya que como iglesia siempre estamos llenos de errores. Pero mientras intentemos mejorar cada día en el nombre de Dios, poco a poco lo lograremos.

Ahora, y sin duda, hay mucho de qué reconocer acerca de la vida del joven metodista dentro de la iglesia y en la sociedad misma, con dones y habilidades que uno aprende en el desarrollo de la espiritualidad en Cristo. De las principales cualidades y bondades que como joven metodista he podido aprender, es a confiar; tener la apertura de tu forma de ser sin prejuicios; y a su vez, de apoyo y respaldo con otros jóvenes. Considero que es de lo más importante que he aprendido, ya que me ha ayudado a no sólo confiar en otros, sino a que otros confíen en mí y poder guiarlos o aconsejarlos en sus angustias.

Así mismo, el don de liderazgo y la actitud de servicio; cualidades que no todos las tendrán bien desarrolladas, pero con la ayuda de la LMJI se pueden lograr. Esto no sólo ayudará al servicio interno de la iglesia, sino también en el trabajo mismo dentro de la sociedad. Algún puesto o encomienda en un trabajo formal puede ser la forma de demostrar esa cualidad que las “ligas” te enseñan. Y no sólo por tus méritos o aprendizajes, sino también con el respaldo de Dios en tus acciones y decisiones.

Por último -y para mí lo más importante que he podido aprender como joven metodista- es el poder sentir, vivir y compartir del verdadero amor de Dios para con nuestros cercanos y nuestros prójimos. Amar como está escrito en 1a Corintios 13:4-7, es poder amar como cristiano. Todo el capítulo 13 nos da una lección muy fuerte sobre el amor; pero mientras hagamos parte de nuestra vida en Cristo esta lección, grandes cosas se pueden vivir.

Pero claramente esto es una fracción de mi testimonio como joven metodista, mas no se puede comprender del todo esto si no hay mayores testimonios que lo respalden. Y aquí les comparto unos cuantos testimonios que busqué con aquellos cercanos a mí, dando mayor voz sobre lo que Dios hace en esta Juventud Metodista en estos tiempos:

– “Cuando empecé a ser joven, por allá del 2019, lo primero que pensé es que para la parte de los encuentros ya sea distritales, conferenciales o nacionales iba a estar a más difícil porque los jóvenes eran muy buenos; y no pasó tanto tiempo de empezar a ser joven cuando se vino la pandemia y todas las actividades fueron en línea, en donde no se notaba tanto la diferencia entre jóvenes o intermedios.

No fue hasta finales del 2021 cuando las actividades se fueron dando paulatinamente. Fue en diciembre del 2021, en que siendo parte del gabinete de Distrito Centro, tuve que coordinar una de las actividades con sede en la iglesia de Gante. Y fue ahí donde caí en cuenta que los jóvenes con los que había crecido también habían crecido, algunos ya no eran parte de las ligas; y que ahora había muchos más intermedios que no conocía, pero que sin duda se veía muy claro cómo había más de ellos.

Al pasar de las actividades fui cayendo en cuenta que, así como en su momento tuve jóvenes que me ayudaron y me adentraron a este mundo de las ligas, ahora debía ser yo quien hiciera lo mismo por aquellos nuevos intermedios; que ahora todo lo que había aprendido de otros era tiempo de ser enseñado a otros; porque si no lo hacía así, entonces… ¿De qué habría de servir todo lo que viví? Ahora, más que ser buena en los encuentros o vivir mi juventud como el mundo, era tiempo de dar mi juventud a Dios y a las ligas; ayudando, enseñando y sirviendo como alguna vez algún joven lo hizo por mí, porque al final eso y entre otras cosas es lo que deja la juventud dentro de la IMMAR.”

– “Inicié mi caminar en las ligas hace poco más de 14 años. He vivido un sinfín de actividades que van desde lo local a lo nacional y he organizado otras tantas.

Viví una pandemia y fui testigo de cómo la creatividad y resiliencia que Dios puso en los jóvenes permitió que las ligas se mantuvieran, se reinventaran y crecieran.

En el tiempo que he tenido la bendición de formar parte de la LMJI, recuerdo que alguien me dijo una vez de dónde surge el nombre de “Ligas”; y es que las ligas tienen la capacidad de crecer, estirarse y alcanzar a los que están lejos, y así no importa cuánto crezcamos o disminuyamos, no perdemos nuestra forma, nuestra esencia, nuestra identidad como juventud metodista, en la que encontramos un espacio para buscar a Dios en comunidad.

Y esto es lo que hace a la LMJI tan especial, pues “dedicar tu juventud a Dios” es mucho más fácil cuando te rodeas de gente que, al igual que tú, tiene el anhelo de buscar y servir a Dios, con gente que a pesar de la distancia pueden ser tus mejores amigos.”

– “Creo que ser parte de la Juventud Metodista significa encontrar una segunda casa, un hogar donde al menos a mí me han abrazado y mostrado el amor de Dios. Las amistades que he hecho no sólo me hacen feliz sino me acercan más a mi espiritualidad.

Ser parte de la Juventud Metodista significa llenarte de un montón de experiencias, conocer a un montón de personas y conocer mucho la organización de la iglesia también.

Lo mejor que me ha pasado: yo sé que, como en todo, nada es perfecto, pero yo encontré un hogar y me encanta dedicar mi juventud a esto: a Dios, a su servicio y a los chicos. Si algo me gusta del metodismo es el llamado a ser más empáticos con todas y todos, a realmente abrazar a quien lo necesita sin prejuicios. En general es su disposición de servicio; de verdad es muy significativo el buscar hacer un cambio desde nuestras acciones, seguir el ejemplo de Jesús.O sea, Jesús no sólo llegaba y predicaba, Jesús era amor y compartía ese amor, ayudaba y siempre le dio un lugar a la gente donde se sintieran vist@s, escuchad@s. Y yo he experimentado el metodismo en eso. Sé parte de un lugar entre el pueblo de Dios y hacerte saber que eres luz. Dios te usará para ser luz entre las naciones.

Y ya, ser parte de la Juventud Metodista me ha impulsado a ser más sensible y empática, a buscar el ayudar a otros. Y dependiendo el caso, puede enseñarte a ser una persona más organizada.”

Esto es una pequeña parte de la Juventud Metodista. La principal voz está en aquellos jóvenes que se reúnen día con día en las Ligas; las actividades locales, distritales, conferenciales y nacionales. De ellos se puede escuchar más de acerca de este tema.

Que este texto no sirva sólo para informar acerca de la vida de un joven metodista, sino también para reflexionar acerca de los problemas que se viven y a seguir desarrollando aquellos dones que mencioné en la vida de los que lo necesitan.

Y siempre guarden esto en sus corazones, Dios y yo los queremos mucho.

“Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor,

estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.”       1a Corintios 13:13

  • Adonai Flores Alcántara, CAM