Rumbo al “Bicentenario”

Rumbo al “Bicentenario”

Eclesiastés 3:11 Reina-Valera 1960
11 Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin”.

Invito imaginar a ese grupo de mineros de Cornwall en Inglaterra ¿Acaso pensarían lo relevante de su amor a Dios de tal manera, que a 199 años la obra en que les permitió participar, permanecería tanto tiempo?

Saber que dejaron su nación, trajeron sus costumbres y con ellos el amor de Dios con el metodismo que el mismo Juan Wesley les predicó al ser marginados; entre 1743 y 1789, Wesley realizó 32 viajes a Cornwall, donde predicaba y se esforzaba por evangelizar a la población, especialmente a los mineros, pescadores y agricultores. Uno de los lugares más notables de su visita a Cornwall fue Gwennap Pit, un anfiteatro natural donde predicó ante grandes multitudes donde llegó a reunir hasta 32,000 personas (casi un cuarto de la población de Cornualles en ese momento). Sus sermones en Gwennap Pit, donde predicó 18 veces entre 1762 y 1789, ofrecían consuelo espiritual y un sentido de comunidad a los mineros.

En 1773, Wesley escribió en su diario que el lugar estaba «perfectamente adaptado» para reunir a la gente y que la multitud llenaba el anfiteatro «hasta el borde».

Su última predicación en Gwennap Pit fue en 1789, a los 86 años, demostrando su dedicación a la región incluso en la vejez.

Fue transformador, no solo por su impacto religioso, sino también por su influencia en la cohesión social y la identidad cultural de la región. A través de su predicación al aire libre, la creación de sociedades metodistas y su mensaje de fe y justicia, Wesley proporcionó a los mineros un refugio espiritual y un marco ético que resonó profundamente en una comunidad marcada por la adversidad. 1

Emprendieron un viaje que no fue ni cómodo ni sencillo, el primer grupo, llegó a “scoutear”, explorar y evaluar el reto; al frente James Vetch, zarpó de Liverpool el 25 de marzo de 1824 en el barco Corinthian y llegó a Real del Monte el 11 de julio de 1824. Este grupo de 15 técnicos encontró un pueblo en ruinas, descrito como “saqueado por cosacos”. En 1825, una segunda expedición más grande, con el propósito de echar raíces, 123 mineros, 7 mujeres y 3 niños, partió en cuatro barcos (Courier, Melpomene, General Phipps y Harriet) desde Falmouth, llevando 1,500 toneladas de equipo, incluidas nueve máquinas de vapor. Desembarcaron en Mocambo, Veracruz, debido a la ocupación española del Fuerte de San Juan de Ulúa. 2

Al llegar, los mineros enfrentaron un clima tropical húmedo y enfermedades como la fiebre amarilla y el paludismo. Se estima que 20 ingleses murieron en Veracruz debido a estas condiciones. La falta de infraestructura portuaria complicó el desembarco de las 1,500 toneladas de equipo, que incluía piezas pesadas de máquinas de vapor.

El traslado de la carga fue un reto. Los mineros contrataron mulas, carros y trabajadores locales para transportar el equipo, pero la coordinación fue lenta debido a las barreras lingüísticas y la falta de caminos adecuados.

Desde Mocambo hasta Real del Monte, a 2,800 metros de altitud, fue épico y tomó casi un año, completándose el 1 de mayo de 1826. La ruta atravesaba la Sierra Madre Oriental, pasando por terrenos pantanosos, selvas, ríos y pendientes pronunciadas.

Enfrentaron lluvias torrenciales, inundaciones, derrumbes y calor extremo en las tierras bajas, seguidos de frío en las alturas. Las mulas y carros improvisados apenas podían manejar el peso de las máquinas de vapor, algunas de las cuales se descompusieron o quedaron atascadas.

La falta de caminos obligó a abrir senderos y construir puentes temporales. Los mineros ingleses, poco familiarizados con el terreno, dependían de guías locales, lo que generó tensiones ocasionales por diferencias culturales.

Sufrieron pérdidas por enfermedades y agotamiento. Las mujeres y niños, aunque pocos, soportaron las mismas penurias, y su presencia refleja la intención de algunos mineros de establecerse permanentemente.

Finalmente, el 1 de mayo de 1826, los mineros llegaron a Real del Monte, donde fueron recibidos con entusiasmo por la población local. Las campanas de las iglesias repicaron, y hubo música y celebraciones, ya que su llegada prometía revitalizar la economía minera. Sin embargo, encontraron las minas en un estado deplorable, inundadas y con infraestructura colapsada, lo que marcó el inicio de nuevos desafíos.

Como leemos en Josué 1:9 «Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.» 

Se tomaron de tan esperanzadora promesa para esforzarse en mantener su fe y amor a Dios, de tal manera que compartieron esa transformación de vida, refugio espiritual, sentido de sociedad justa y digna a los mineros nativos proveyendo mediante los medios de gracia el crecimiento espiritual que permanece hasta nuestros días.

Tal vez como dice Eclesiastés 3:11, no alcanzaron a entender la obra de Dios de la que serían parte, pero a pesar de la adversidad, sin duda que fue hermoso en ese tiempo, tanto que hoy nos toca participar de tan grande obra, entendiendo la eternidad del amor en el corazón de aquellos, ayudándonos a vislumbrar la nuestra propia, hecha por Dios desde el principio.

Gran privilegio participar en “Emmanuel” Mineral del Monte, de los preparativos para celebrar el próximo 2026, el Bicentenario del arribo del metodismo, invitando a todos aquellos que por la diáspora provocada por el declive de la minería en la década de los 50’s salieron de éste lugar privilegiado, llevando el evangelio, sus dones y ministerios a participar y edificar comunidades cristianas en otros lares, a ser parte de tan honrosa celebración poniéndose en contacto, ya sea a través de la página de Facebook: https://www.facebook.com/profile.php?id=100064593103628 o al mail:

 realimmar@hotmail.com

Donde con gusto integraremos su participación en tan magna celebración del metodismo en México.

Siempre con agradecimiento a Dios, poder atestiguar su amor que sin duda perdurará hasta el final de los tiempos y por la eternidad, Salmos 100:5 Reina-Valera 1960 Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, Y su verdad por todas las generaciones.

Pablo Ordaz


1.In the Footsteps of John Wesley – Faith & Culture

2. Randall, R. W. (1972). Real del Monte: A British Mining Venture in México. Austin: University of Texas Press.