El pasado 14 de marzo del presente año, cientos de jóvenes de los diferentes distritos correspondientes a la Conferencia Anual Oriental se dieron cita al campamento anual Revolución, el cual, para este 2025, llevó el siguiente tituló, “Revo 2.0, La revolución aún no termina”. Esta última frase pronto se pondría a prueba, pues un incendio amenazaba con terminar dicha revolución.
Tras una entrevista virtual, Juan Francisco Elías, Presidente a nivel conferencial de las LMJI, nos narra cómo se vivió esta experiencia, qué se aprendió; pero también nos cuenta el cómo surgió la idea de concretar el evento en La Trinidad; además, nos cuenta cuáles son las actuales necesidades de la juventud metodista y cómo puede colaborar el cuerpo pastoral para atenderlas.
Narra en resumen la experiencia vivida en Palmitos.
Como gabinete conferencial, nos propusimos llegar el viernes 14 de marzo a las 10:00 am a las instalaciones del Centro de Convenciones “Palmitos” en El Carmen, Nuevo León, para empezar con los preparativos y supervisar las actividades pendientes. Ese primer día oramos con el staff y a las 2:00 pm se dio inicio a los trabajos del campamento. Desde el registro vimos cómo Dios estaba con nosotros.

Tuvimos nuestro culto de apertura, con un tiempo de alabanza dirigido por la iglesia La Trinidad, y nuestro Obispo compartiría la palabra, invitándonos a despojarnos del pecado y serle fieles a Dios.
Después de la cena, tuvimos un tiempo de convivencia, con juegos de feria, toro mecánico, entre otros; había mucha convivencia y alegría. Cerramos la noche con un llamado ministerial: invitamos al Seminario Metodista Juan Wesley a participar de la fogata, y tendríamos un reto: obedecer al llamado de Dios, palabra compartida por el Director Gabriel González.
Habíamos destinado la noche del viernes para la fogata; pero por indicaciones del pastor Gabriel González y de nuestra consejera, Hna. Elva García, se apagó el fuego a causa del viento.
El viento se intensificó tanto que a las 2:00 am una pared de madera ubicada en el comedor se cayó. Había jóvenes durmiendo en esa área, pero gracias a Dios no hubo ningún lastimado por ese hecho.
A las 4:00 am tuvimos el primer incendio. Se convocó a todos los asistentes a un punto de reunión; y después de orar, cantar, y meditar en la palabra desalojamos las instalaciones del campamento por indicaciones de Protección Civil de NL.

Nos concentramos en el Instituto Ministerial “El Calvario”. Allí se jugó, se intentó dormir, hubo una constante oración ¡ciertamente pudimos tener paz en medio de la tormenta!
A las 9:00 am, se nos permitió regresar al Centro de Convenciones, por lo que después de almorzar, otorgaríamos 2 horas para que los jóvenes pudieran descansar y tratar de dormir un poco. Creíamos que todo quedaría como una experiencia de evacuación.
Pero las 11:15 am, mientras yo dormía, me levantó el sonido incesante de mi teléfono. Era un nuevo incendio. A diferencia del primero, las llamaradas del fuego estaban a escasos 20 metros de las cabañas donde los jóvenes dormían. Para cuando yo llegué al comedor, nuestros pastores ya habían ordenado desalojar el campamento.
No fue fácil dar la indicación de suspender la actividad. Pero siguiendo el consejo de nuestro Obispo, dimos la suspensión de los trabajos del campamento. Todo esto ocurrió en 20 minutos.

¿Qué reacciones hubo?
Ciertamente la crítica se hizo presente; sin embargo, eso no ha sido motivo de desánimos, pues el amor inundó y quitó todo temor.
Los pastores no se hicieron esperar y en sus propias camionetas empezaron a sacar a los muchachos de El Carmen; iglesias ofrecieron sus templos para recibir a los jóvenes, hermanos prepararon alimentos y los repartieron, la labor de cada consejero de ver por los suyos y por los de otros se dio de manera patente.
Recuerdo ver a los seminaristas repartirse las ligas de jóvenes sin adultos y ellos responsabilizarse por su bienestar. Los miembros del staff arriesgaron sus vidas revisando cuarto por cuarto.
¿Y qué puedo decir de los jóvenes? Cientos y cientos de mensajes tan hermosos, llenos de esperanza y amor, su calidez, cariño y oraciones no se han hecho esperar. “Por uno que se salve todo vale la pena”, ha sido el lema de este bienio.
A veces dudamos de la madurez de nuestros jóvenes, pero de ellos aprendí que la palabra de Dios se cumple en nuestras vidas, y que tomaría sentido el himno: “si tú estás conmigo, ni a la misma muerte, temeré, temeré”.
¿Qué enseñanza deja esta experiencia?
Primero, que es necesario contar con protocolos y cuadrillas para emergencias. Gracias a Dios todo el equipo trabajó rápido y con mucha coordinación; sin embargo, es necesario tener gente capacitada.
Seré reiterativo, pero el trabajo de los asesores conferenciales es de vital importancia, así como que cada liga local cuente con adultos que les supervisen en las actividades oficiales.
Hubo quienes cuestionaron la decisión de no permitir regresar por las maletas; sin embargo, ante una emergencia, lo primordial siempre serán las vidas humanas.
Dios es soberano. Ese fue nuestro mayor consuelo. Este incendio formaba parte de su voluntad y Él nos da las herramientas para seguir adelante en todo momento.
¿Cómo se decidió concretar el evento en La Trinidad? ¿Cuál era el objetivo?
Creo que fue Dios quien puso esto en el corazón de la Iglesia La Trinidad.

El domingo 16, como gabinete conferencial, permanecimos juntos y estábamos participando del culto en La Cruz, en San Nicolás. La congregación con mucho amor oró por nosotros y nos abrazó. Allí se recibo un mensaje de Mario García, presidente de Jóvenes Trinidad, quien nos dice que estarían muy gustosos de poder recibirnos para hacer un congreso y dar conclusión a los temas pendientes en Revo 25.
El objetivo era dar conclusión a los temas para el campamento conferencial “Sin Mancha”. Durante nuestro congreso en Trinidad se compartieron 3 sermones: Santidad e identidad como Hijos de Dios; Santidad y restauración; Santidad exclusiva para Dios. Así como 3 talleres: sexualidad desde una perspectiva cristiana, depresión, ansiedad y suicidio y adicciones.

¿Cuáles son las necesidades y cómo puede colaborar el cuerpo pastoral para atenderlas?
Esta pregunta es algo que he señalado en varias ocasiones, como la Conferencia Anual en Nuevo Laredo (2024) o las reuniones del Gabinete Conferencial de adultos. Los jóvenes son tan bombardeados por el mundo, que necesitan que en las iglesias locales se fomente la santidad social.
Es indispensable que cada iglesia local tenga grupos para jóvenes, que sean monitoreados por hermanos maduros en la fe, que les ayuden a dar seguimiento a problemáticas que son muy ignoradas: masturbación, pornografía, inmoralidad sexual, tendencias suicidas, adicciones.
Hemos tratado de ser explícitos, sobre todo en el tema sexual. Vivimos en una sociedad hípersexualizada, lo que no es una sorpresa para nadie. Las inquietudes de los jóvenes podría dividirlas en: comunidad LGBTQ, fornicación, masturbación, alcohol.
Otro tema de interés es cómo impulsar sus ministerios. Hay tanto potencial en la juventud, tanto trabajo que desean dedicarle al Señor y su iglesia. Se ha dicho en muchas ocasiones que no sólo estamos para acarrear sillas; sin embargo, no se ha hecho nada por cambiar esos esquemas tradicionales.
Yo invito a los pastores y a cada líder de congregación, que inviten a sus jóvenes a evangelizar, a discipular, a ser voluntarios, a servir en la alabanza, que pongan clases de regularización, que visiten ancianos y enfermos.
Y finalmente, los invito a que no permitan que idealicen a las personas. Es muy triste que nuestros jóvenes abandonen nuestras filas por actitudes, comentarios o desilusiones. Somos un cuerpo en Cristo.
¿Cuál es la visión a futuro? Planes a futuro.
Queremos formar líderes que tengan una visión clara: alcanzar más jóvenes para Cristo. Como gabinete adoptamos el objetivo de crecer, y hemos estado observando el comportamiento de las ligas en los últimos 4 años. Una realidad es que vivimos en la comodidad desde nuestros grupos juveniles locales, y romper ese paradigma es un verdadero reto.
Actualmente estamos trabajando para fortalecer un proyecto que surgió en el corazón de varios jóvenes de nuestra conferencia de crear grupos de profesionistas, quienes probablemente sientan que su trabajo en la LMJI ha de cesar.
Estamos en puertas de nuestra convención conferencial, por lo que es indispensable estrechar lazos con el próximo gabinete y entregarles nuestro sentir, esperando que den una continuidad al trabajo que hemos realizado.
Como parte de la visión, es preciso señalar la importancia de las células, como estas redes de apoyo que necesitan nuestros jóvenes, así como de grupos pequeños dirigidos por jóvenes enfocados en el crecimiento, no de nuestra organización, sino del cuerpo de Cristo.
Mensaje para la iglesia sobre el trabajo con jóvenes y adolescentes
Los jóvenes son muy idealistas. En un mundo cegado por la relatividad y el egoísmo, predicar la justicia y hacer obras de amor a nuestro prójimo convence a los muchachos de que predicamos la verdad. Explote esa área en su iglesia local; he visto cómo ligas se levantan a partir de visitar hospitales, orfanatos y sectores vulnerables.
Si en su iglesia local no hay quien quiera ir y hacer discípulos, hágalo con los jóvenes, involúcrelos. Al principio será difícil, y podrá costar enseñarles, pero no somos el futuro de la iglesia: somos el presente y debemos crecer.
Yo invito a cada joven a participar activamente de los trabajos de la liga y de la iglesia. Vemos a nuestra denominación tambalear y cada vez hay más templos vacíos. Nosotros podemos ser quienes demos revés a esa situación.
En mi corazón no cabe más que darle tantas gracias a nuestro Padre Celestial por el regalo que Él ha dado a las ligas metodistas: la oportunidad de reverdecer.
Hay tanto trabajo por hacer, tantas oportunidades; y veo tanta esperanza, amor, liderazgo, dones y talentos en esta generación. Aprovechemos a nuestros jóvenes, formémoslos correctamente.
Finalmente, quisiera volver a darles las gracias a todos los que nos han apoyado en estos momentos difíciles. Gracias, Señor, porque nos permites tener una oportunidad más; gracias, hermanos, pastores, superintendentes, por mostrar el amor de Dios a cada uno de nosotros; gracias muchachos, por el amor recibido de ustedes, todo nuestro trabajo siempre será por Dios y para ustedes; gracias, Centro de Convenciones “Palmitos” e Instituto Ministerial “El Calvario”; gracias, gabinete conferencial y pastores Sergio y Elva.
La revolución no terminará hasta que todo México arda por Cristo.
ELEVAOS Y ELEVAD TODO POR CRISTO.
Hno. Juan Francisco Elías Cordero
Presidente Conferencial de Jóvenes
