El Primer Kindergarten en Pachuca.

El Primer Kindergarten en Pachuca.

Oswaldo Ramirez González.
SEHIMM

Introducción.

Históricamente hablando, la educación fue uno de los elementos que acompañó y reforzó la obra misionera metodista, pues sirvió como un puente y acercamiento a la comunidad; al mismo tiempo como un factor no solo que contribuyó con recursos monetarios sino con la expansión del mensaje protestante. La llegada de los misioneros estadounidenses a principios de la década de 1870, marcó un hito en el establecimiento de los protestantes históricos (metodistas, presbiterianos, bautistas, amigos y congregacionales) en nuestro país. Aprovechando las condiciones sociopolíticas y los antecedentes, diversos grupos se abrieron paso desde la ciudad de México hacia el interior de la república.

En el estado de Hidalgo, la marca del protestantismo tenía como antecedentes y contexto el desarrollo del México y el reimpulso socioeconómico independiente del país. Muestra de ello, fue el ingreso de mineros ingleses en la comarca minera desde mediados de la década de 1820 (Real del Monte), los cuales además de tener por objetivo reactivar el desarrollo minero, indudablemente dejaron marcas culturales, culinarias y religiosas. El protestantismo, específicamente el metodismo inglés, dejó una estela en las prácticas cotidianas de aquella sociedad hidalguense, las cuales fueron aprovechadas por los misioneros estadounidenses décadas posteriores. Mejor aún, cuando el entonces joven estado de Hidalgo separado del Estado de México el 15 de enero de 1869, como nueva entidad, cuya capital sería hasta ahora la ciudad minera de Pachuca, lugar que por las condiciones geográficas estuvo desde entonces en el radar religioso y cultural inglés (cornish).

Por tanto, el presente texto es una remembranza histórica incompleta que refiere a un aspecto en específico de aquel glorioso pasado metodista de finales de siglo XIX y principios del XX. Particularmente en uno de sus elementos; el aspecto educativo, cuyo impacto no solo dio testimonio y prosperidad al metodismo pachuqueño de antaño, sino un papel excepcional en la sociedad que sin ser devota de dicha fe, adopto con respeto como parte de su andar cotidiano.

El kindergarten “Hijas de Allende.”

El Colegio “Hijas de Allende” fue fundado en 1874 y abierto para cursos un año después, en 1875, esto bajo el auspicio de la Sociedad Misionera de Señoras de la Iglesia Metodista Episcopal (Norte), la primera directora a cargo fue la misionera estadounidense Susan M. Warner. Cabe señalar que, pese a que su instalación como centro educativo no fue la que hoy conocemos, sino en los altos de la Casa Maquívar, situado en los portales de plaza Constitución (Escorza, 2028: 52-53). Su edificio de estilo neogótico, y que actualmente se encuentra en total abandono fue su nueva sede hacia el año 1890, es decir antes de que estuviese construido el templo “El Divino Salvador”

Aunque existen varias hipótesis en relación a su nombre, la más popular fue porque se instaló sobre la actual calle de Allende, cuyo nombre es merito de uno de los próceres de la guerra de independencia. Este centro educativo albergó los equivalentes a los tres niveles iniciales de educación actual; preescolar, primaria y secundaria. Infortunadamente, antes de cumplir el centenario de servicio cierra sus puertas; en 1970, a los 96 años de vigencia escolar. Los alumnos con los que contaba en el momento de su cierre este plantel, fueron reubicados en la entonces pujante y prometedora escuela particular “Julián Villagrán”, que en cierto modo era hermana de la misma causa.

Ahora bien, el tema que nos trae hoy es desmenuzar algunos detalles anecdóticos, dativos y puntuales sobre uno de los niveles con los que conto este centro educativo. Me refiero al jardín de niños, preescolar o como inicialmente se le conoció según el origen de la palabra; kindergarten (sig. Voz alemana que significa jardín de niños de estudios previos a la educación primaria). Para ello, recurramos a las fuentes que lo expresaron con tal certeza.

En 1940 la directora del colegio, la maestra Manuela A. Vargas refiere en el Anuario escolar sobre el inicio del kindergarten hacia el año de 1890, “el primero en la ciudad de Pachuca” (Escorza, 2018: 54).

“Su mayor asistencia, (mil alumnos), se cuenta por los años de 1916-1918. El Jardín de Niños en las hábiles y cariñosas manos de la Srita. Teófila Trejo, hoy Sra. de Rubio, alcanzó la cifra de 300 (trescientos) alumnos, por lo que fue necesario rentar una casa inmediata a la escuela para separar al Kindergarden”

Manuela A. Vargas, Anuario Escolar Colegio Hijas de Allende, Pachuca de Soto, 1940.

El testimonio de la maestra Vargas sobre el crecimiento y trabajo que hacían las profesoras en la segunda década del siglo XX, fue fruto del constante trabajo a lo largo de los años. Las actividades e integración de los alumnos venían desde años atrás, incluso desde el claro empezó de la Srita. Mary Hastings, misionera estadounidense que puso las bases de esta institución hacia finales del siglo XIX. Otras docentes que destacaron en su papel con los niños fueron las señoritas Emilia Rascón e Isaura Osorio, quienes destacaron su trabajo y la participación de los “párvulos” del jardín de niños en actividades cívicas entre los años 1903 y 1904.

Cabe señalar de esta última, la Srita. Osorio fue alumna educada en este colegio, el mismo caso con la directora Manuela A. Vargas, razones por las cuales podemos entender no solo el compromiso profesional educativo, sino el amor a la institución que les dio su formación inicial. Significa que, además de esto, algunas alumnas tenían la oportunidad de ir a prepararse profesionalmente a otra parte y regresar como educadoras a formar a las nuevas generaciones. En pocas palabras, generar un ciclo completo.

Volviendo al testimonio de la maestra Manuela A. Vargas, en efecto, el liderazgo y entrega de las educadoras fue total; la señorita Teofila Trejo es señalada con admiración por su trabajo en el kindergarten, el cual, congruente a los demás niveles educativos y de acuerdo al plan vidente del sistema educativo estatal, celebraba actos cívicos para despedir las clases y ciclos escolares (Cora, “Por Pachuca”, El Abogado Cristiano Ilustrado, 28 de junio de 1917, 415p.)

El testimonio de la directora del Colegio “Hijas de Allende”, se acerca bastante a la realidad de las fuentes, y pese a que no existen datos globales sobre el año de 1918, sin lugar a duda pudo acercarse demasiado según los informes generales de 1908 a 1916.

Año-Núm. Alumnas.

1908-558

1909-560

1910-593

1911-672

1912-565

1913-687

1914-515

1915-396

1916-723

Fuente. El Abogado Cristiano Ilustrado, 14 de junio de 1917.

Lo anterior representa el total de la matrícula, incluido el kindergarten, y pese a que no podemos decir que con certeza para los años 1917 y 1918 el acenso tal y como lo señala la maestra Vargas haya sido de aproximadamente mil alumnos en general, el dato reflejado en 1916 le da por lógica la razón.

Ahora bien, la pregunta aquí es ¿Cuántos de los alumnos aquí representados serán el promedio los que componían el kindergarten?

Con base en los documentos, la proyección nos daría un porcentaje que oscilase entre el 45 y el 55 % en sus mejores años según los datos del listado anterior ¿Cómo lo sabemos? Por la pura “magia” de los datos fraccionados, la misma que explica que la baja de alumnas en 1915 se debió al recrudecimiento del conflicto revolucionario, las tensiones con los Estados Unidos y la salida de varios misioneros estadounidenses hacia su patria. En un artículo publicado en 1909 en el periódico El Abogado Cristiano Ilustrado, la Srita. Hewit, directora del colegio en aquel entonces, señala que: 

“La matrícula llegó más allá de lo que esperábamos: matriculamos 558 alumnas… Nuestro kindergarten, con más de doscientas alumnas es casi una escuela por sí mismo…”

Helen Hewit. Escuela “Hijas de Allende” de Pachuca, El Abogado Cristiano Ilustrado, 18 de marzo de 1909.   

En síntesis, se puede afirmar que durante las primeras décadas del siglo XIX el kindergarten de las Hijas de Allende, significó un gran porcentaje de su alumnado en general. Entre otras cosas posiblemente resultado de su calidad educativa y de ser los primeros en arribar con esta modalidad a la ciudad.

Conclusión.

Finalmente, nada de los buenos resultados que este colegio rindió en sus primeras décadas del siglo pasado hubiesen sido posibles sin una convicción, sin un evangelio social, sin un compromiso y sobre todo sin responsabilidad de administrar en justo cauce de acuerdo a las condiciones de su tiempo; desde luego que hay factores que se omiten como el sistema de becados, las donaciones de los grupos misioneros y de mecenas anónimos que en este como en otros casos fueron cruciales para el mantenimiento de la obra educativa, no obstante, ello no le quita el mérito a las educadoras, misioneras y líderes religiosos de aquel entonces. La reflexión de estas páginas claramente deja cabos sueltos, y algunos detalles e incógnitas que abonará Dios mediante para posteriores análisis históricos. Gracias.


Fuentes de información.

CORA, G. Nuestras Escuelas. La Escuela “Hijas de Allende” (Pachuca, México). El Abogado Cristiano Ilustrado, 14 de junio de 1917, 379-380pp.

CORA, G. “Por Pachuca”, en El Abogado Cristiano Ilustrado, 28 de junio de 1917, 415p.

ESCORZA R. Daniel. Calles de ladrillo rojo. Breve historia de los metodistas en Pachuca. Editorial Elementum. México. 2018.

GARCIA, L. A. “Escuela Hijas de Allende” en El Abogado Cristiano Ilustrado, 28 de mayo de 1903, 75p.

HEWIT, Helen. “Escuela Hijas de Allende de Pachuca” en El Abogado Cristiano Ilustrado, 18 de marzo de 1909, 167p.

OROZCO, Matilde. “Hijas de Allende” en El Abogado Cristiano Ilustrado, 28 de julio de 1904, 243p.

VARGAS A. Manuela. “Breve reseña del Colegio Hijas de Allende” en Anuario del Colegio “Hijas de Allende,” Pachuca de Soto. México, 1940: 5-6pp.

Un comentario sobre “El Primer Kindergarten en Pachuca.

  1. Es una lastima que nuestras instituciones que fortalecieron no sólo a México, sino al origen del protestantismo, se nos están cerrando.

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