A 155 años de su natalicio.
Oswaldo Ramirez González
SEHIMM
“Ama como puedas, ama a quien puedas, ama todo lo que puedas. No te preocupes de la finalidad de tu amor”
Amado Nervo. Poeta y escritor mexicano (1870-1919).
Introducción.
Juan Crisóstomo Ruíz de Nervo y Ordaz, mejor conocido como Amado Nervo, fue un poeta y escritor mexicano, perteneciente al movimiento modernista, corriente literaria cuyo auge entre 1880 y 1917 se caracterizó por una ambigua rebeldía creativa, refinamiento narcisista, así como la renovación estética del lenguaje y la métrica. Nacido el 27 de agosto de 1870 en el distrito militar de Tepic, Jalisco, que hoy es la capital del estado de Nayarit, sus estudios iniciales los realizó en el estado de Michoacán; primero en el colegio de San Luis Gonzaga de la localidad de Jacona; y posteriormente estudió ciencias, filosofía y el primer año de leyes en el seminario de Zamora. Posiblemente de aquí es de donde viene su influencia espiritual y su desarrollo reflexivo que se vio plasmado en pensamientos, poemas y ensayos posteriormente. Infortunadamente no terminó sus estudios debido a complicaciones económicas, por lo que se trasladó a Tepic y posteriormente a Mazatlán, donde trabajó como auxiliar de escritorio de un despacho de abogados. Esta actividad no le impidió que siguiera con su pasión por las letras, pues la alternó con su colaboración regular en el periódico El Correo de la Tarde.
En 1894 retoma su carrera y se traslada a la Ciudad de México donde colaboró en la Revista Azul, publicación fundada por el poeta, periodista y escritor Manuel Gutiérrez Nájera. Formó parte de la redacción de periódicos como El Universal, El Nacional y El Mundo; en el campo intelectual se relacionó con personajes como Rubén Darío, Luis G. Urbina, Tablada, José Santos Chocano y Ramón de Campoamor. En 1897 el periódico El Mundo lanza un suplemento humorístico llamado El Mundo Cómico, el cual Amado Nervo asume como director editorial. Un año más tarde este suplemento se separa del periódico y se constituye como una publicación independiente que llevó el nombre de El Cómico. En cuanto al plano literario y poético, en 1895 publicó su novela titulada “El Bachiller” y en 1898 sus libros de poesías “Perlas Negras” y “Místicas”; por esa misma época funda la Revista Moderna, la cual fue la sucesora de la Revista Azul y que dirigió hasta el año de 1900.
A mediados del año de 1900 es designado como corresponsal del periódico El Imparcial (publicación oficial financiada por el régimen de Porfirio Díaz), a la Exposición Universal de París, Francia. A partir de entonces despegaría no sólo su carrera como poeta y escritor, sino como diplomático e intelectual de altos vuelos, cuyo desarrollo se vio interrumpido por la Revolución Mexicana, conflicto que lo obligó a regresar al país brevemente en 1918 para posteriormente enviarlo como ministro plenipotenciario en Argentina y Uruguay. Desafortunadamente fallece prematuramente a la edad de 48 años un año después, el 24 de mayo de 1919, a causa de una grave enfermedad renal crónica que lo aquejaba desde hacía varios años atrás. A finales de ese año, en noviembre se celebró en la ciudad de México su funeral con características de funerales de estado y que, según la crónica de su tiempo, tuvo una asistencia de aproximadamente 330 mil personas, entre los que destacaron políticos, diplomáticos, intelectuales, poetas y público en general. La noticia de su fallecimiento no sólo tuvo eco en tierras mexicanas sino en países como Brasil, Venezuela, España y Uruguay, donde también se guardó luto y se celebraron simbólicamente funerales en su honor.
Su obra no sólo se limitó al periodismo y la poesía; escribió en 1899 una zarzuela titulada “Consuelo”, la cual fue estrenada en su tiempo en el Teatro Principal; incursionó en el ensayo escribiendo obras como “Juana de Asbaje” (ensayo y biografía) en 1910, “El éxodo y las flores del camino” escrito en 1902. Escribió cuentos entre los que destacan “Almas que pasan” (1916), “Ellos” (1915) y “Plenitud” (1918), entre otros. Novelas como “Pascual Aguilera” (1892), “El donador de almas” (1899), “El diablo desinteresado” (1916), y “El diamante de la inquietud” (1917). Su obra poética más conocida fue “La amada inmóvil”, obra publicada póstumamente en 1922 y que fue inspirada en la vida y muerte de su amada Ana Cecilia Luisa Dailléz.
Ahora bien, ¿Cómo influye la obra de este autor con el pensamiento protestante mexicano? Mejor aún, ¿por qué fue importante en el desarrollo escolar de las instituciones metodistas mexicanas de principios de siglo XX? Para responder de manera parcial la primera pregunta existe un ejemplo claro y a la mano; el himno titulado “Pastor te Bendigo”, cuya letra entonamos antes de compartir los alimentos en el salón social de nuestras iglesias, es de su autoría. Esta composición poética fue musicalizada y arreglada por un intelectual connotado del metodismo mexicano, el Dr. Gonzalo Báez Camargo. En este sentido, la obra de Amado Nervo tiene una clara influencia religiosa, quizás por la educación inicial que recibió en Zamora, Michoacán; lo que motivó no sólo a que escribiese odas a personajes históricos de México, sino meditaciones y poemas que se centran en la relación con Dios y la naturaleza. Fue crítico con su fe (católico romano), pues cuestionó en algunos artículos y ensayos las contradicciones en la práctica versus el dogma y las escrituras bíblicas, asegurando que la iglesia no sólo se alejaba de los preceptos divinos (Padre, Hijo y Espíritu Santo) sino del legado de quienes esparcieron el evangelio valores como la piedad y la caridad, apóstoles -según sus palabras- como San Francisco de Asís (“Por falta de Piedad” en El Abogado Cristiano Ilustrado, 4 de enero de 1912: 13-14).

Su espíritu crítico -incluso para los tiempos modernos- lo acerca a niveles muy estrechos cual protestante del siglo XVI. Sin embargo, no hay una certeza de que haya simpatizado abiertamente con grupos evangélicos de su tiempo. Esto no quita que sus meditaciones, ensayos y poemas sean un aporte universal que traspase la frontera denominacional a la fecha, caso cual la referencia al canto arreglado por el Dr. Báez-Camargo, señalado en el párrafo anterior. En este orden de ideas, la prensa protestante de finales de siglo XIX y principios del XX trascribió algunos de sus poemas, meditaciones y artículos. Por otra parte, también fue crítico de las letras y la literatura de su tiempo, algunos de los cuales se encuentran en las fuentes hemerográficas como El Abogado Cristiano Ilustrado, El Evangelista Mexicano y El Faro, por mencionar uno; destaca la crítica a la ortografía racional: contradicciones de la ortografía, sus escritura y pronunciación, en particular de las reglas castellanas, de las cuales tuvo oportunidad de debatir cuando fue diplomático en la Madre Patria, España (“La nueva ortografía racional” en El Faro, 10 de marzo de 1911: 158).
Por otra parte, respondiendo a la segunda pregunta -¿por qué fue importante en el desarrollo escolar de las instituciones metodistas mexicanas de principios de siglo XX? -, en el aspecto educativo, la obra de Amado Nervo tuvo una notable influencia en la vida escolar, académica e intelectual del metodismo mexicano a principios del siglo XX. Varios de sus poemas fueron declamados como parte de programas cívicos, veladas literarias y aniversarios; el entrenamiento y práctica de la obra de Nervo tuvo notable impacto en los liceos escolares, donde se practicaban como parte del contenido escolar, reforzando así las competencias estudiantiles en el campo de la lírica y la oratoria. Uno de los colegios que rindió un tributo particular a su intelecto fue el recién desaparecido colegio “Julián Villagrán” de Pachuca, Hidalgo, el cual bautizó a su liceo estudiantil como “Liceo Amado Nervo”.

Por todo lo anterior, el presente artículo tiene por objetivo hacer un repaso mínimo en parte de la obra del poeta nayarita, evocando particularmente, la declamación en algunos eventos escolares, así como dar una breve histórica sobre el liceo del colegio Julián Villagrán. Lo anterior a propósito del 155 aniversario, rememorando de esta manera su natalicio, el 27 de agosto de 1870.
Los recitales escolares.
“… un gran lazo
dejabas, que te unía con los tuyos,
un lazo entre la tierra y el arcano,
y ese lazo era otro indio: Altamirano;
bronce también, más bronce con arrullos.
Nos diste en herencia, y luego, Juárez,
Te arropaste en las noches tutelares
Con tus amigos pálidos, …”
Fragmento del poema, Raza de Bronce.
La figura de Benito Juárez ocupa un lugar notable dentro del panteón de héroes patrios de la historia de México. Las alusiones referidas a su vida han sido exaltadas a un nivel mítico; a su muerte el discurso en relación a las proezas del benemérito de las Américas fue exaltado tanto en el discurso político liberal como en el protestante; en este último, al considerar las Leyes de Reforma, que posteriormente fueron la base para la creación de la Constitución de 1857, donde la desamortización religiosa y la secularización jugaron un papel crucial en la inserción del protestantismo estadounidense hacia el último tercio del siglo XIX. No es extraño que a consecuencia de ello, pintores, escultores, músicos y poetas hayan hecho honor a este personaje reforzando el mito cívico patriótico. El 19 de julio de 1902 Amado Nervo presentó en la Cámara de Diputados “La Raza de Bronce” en una ceremonia que rememoró el 30 aniversario de la muerte de dicho personaje.
Cuatro años después, es decir en 1906, en una ceremonia escolar celebrada en los Colegios Metodistas de Puebla, la señorita Castaldi declamó esta oda, la cual se acompañó de las intervenciones de los señores Martínez y Ávila, cada uno de ellos con un discurso patriótico y entusiasta. Esta recitación fue acompañada de otros números artísticos; las señoritas Bertha Gamboa y Soledad Huerta tocaron el piano, mientras que los hermanos Valderrama y Alberto Báez complementaron con la ejecución de cítara, piano, mandolina y violín, respectivamente. La velada concluyó alrededor de las diez de la noche y dejó un buen sabor de boca a los asistentes, cuyo público principal se integraba por los alumnos de dichas instituciones (El Abogado Cristiano Ilustrado, 5 de abril de 1906: 115).
Algunos años después, nuevamente en alusión al aniversario luctuoso de la muerte de Juárez, se llevó a cabo una velada literaria en el Templo metodista “El Divino Salvador”, de Pachuca, Hidalgo, organizado por el Liceo Infantil “Julián Villagrán”, y el cuerpo escolar de la escuela del mismo nombre. De manera similar que años atrás en los colegios metodistas poblanos, el evento fue nocturno y estuvo engalanado por participaciones artísticas y poéticas, recitaciones y odas al Benemérito de las Américas realizadas por los niños, y dentro de las participaciones centrales, la declamación del señor Sixto Ávila, quien haciendo gala de su capacidad lírica nuevamente repitió el poema “La Raza de Bronce”. Cabe destacar que, aunque se refiere a un liceo infantil con el nombre del colegio, un año antes esta misma institución constituyó un liceo juvenil que llevaría el nombre del poeta nayarita, y del cual hablaremos con más detalle en la penúltima parte de este texto.
Por otra parte, como parte de los festejos del Centenario de la Independencia de México, el país aglutinó previa a la fecha del 16 de septiembre y durante esta misma, en todas sus entidades federativas inauguraciones monumentales, eventos culturales y cívicos donde se conto con la participación de escuelas en ellos. Los colegios metodistas no fueron la excepción: nuevamente la escuela particular “Julián Villagrán”, de Pachuca fue protagonista de uno de los episodios cívicos que marcaron la memoria estudiantil villagranesca. Como parte de los festejos llevados a cabo en la capital hidalguense, el Gobernador del Estado, Pedro L. Rodríguez, presidió la velada patriótica organizada por dicho colegio.
Aquella ocasión, las piezas musicales clásicas fueron interpretadas por el profesor Manning de Puebla, el canto que endulzó los oídos de los asistentes estuvo a cargo de la señorita A. Peredo, mientras que la parte literaria correspondió a la señorita Natalia G. Bravo, quien recitó el “Canto a Morelos”, de la autoría de Amado Nervo. El evento cívico remató con una disertación patriótica de Victoriano D. Báez, seguido de una representación histórica del “Niño Artillero” llevada a cabo por los niños de dicha escuela. Cabe decir, que desde finales del siglo XIX ya existía la figura de liceo en el Colegio Julián Villagrán, sólo que no estaba constituido plenamente como una organización al interior de dicha escuela, por lo que generalmente se le llamaba “liceo infantil y liceo juvenil” de la Escuela Julián Villagrán, sin ningún nombre en particular.
El Liceo “Amado Nervo”
En 1917 se fundó el Liceo Amado Nervo en la escuela particular metodista “Julián Villagrán”, bajo iniciativa del célebre profesor Samuel Carro y con respaldo del cuerpo docente. Sin embargo, su organización fue incierta hasta 1920, año en el que comenzó a estructurarse con el nombre provisional de “Sociedad de Estudios Voluntarios”; un año más tarde se nombró la primera mesa directiva, que fue integrada por los alumnos Francisco Figueroa (presidente), Valdemar Díaz (secretario), Enrique Rodríguez (tesorero) y Arnulfo Islas, Melquiades Noyola y Eduardo Ramirez (vocales). En junio de ese año (1921) la comisión docente para ese respecto, integrada por la profesora Angela Lozano y los profesores Samuel y Antonio Carro, acordaron sustituir el nombre por el de “Liceo Escolar Amado Nervo”. Casi al mismo tiempo de oficializarse el nombre del liceo se creó el lema cuyo eco traspasó el objetivo de esta sociedad escolar literaria y que posteriormente fue el lema escolar coincidentemente conformado con las siglas de la escuela:
Esfuérzate Juventud: ¡Vence!
Cuatro años más tarde, en 1925, motivados por el trabajo del liceo, se propuso la creación de un periódico escolar, como órgano oficial del grupo literario. A sugerencia del profesor Samuel Carro se propuso se llamase “Tzzin Tzzi”, que en vocablo otomí significa “Colibrí” (pájaro ágil de vibrantes alas). De esta manera tanto se sentó el precedente del nombre de los anuarios escolares de la escuela Julián Villagrán, así como el emblema o mascota, todo en conjunto como parte consecuente -de manera directa e indirecta- de la creación del Liceo Amado Nervo.
Generalmente celebraban dos sesiones plenarias al año; al inicio del año escolar se convocaba a elecciones de una nueva mesa directiva, cuya función sería encargarse de las festividades cívicas, para formar parte de dicha organización los candidatos preferentemente eran seleccionados de los grados mayores a partir de cuarto hasta sexto año. Al final del año escolar presentaban un informe por escrito cuya publicación quedaba impresa en el Tzzin Tzzi. Aunque dentro de la localidad escolar pachuqueña no quedaba clara bien la función del liceo, su principal objetivo era promover el bello arte de la tribuna, es decir la oratoria y el debate sobre diversos temas; llegaron a conformar y tener equipos de representantes para concursos de oratoria en recitales escolares en la Ciudad de México. Sus dos actividades anuales donde centraban sus esfuerzos literarios era la del Día de las Madres y en fiestas patrias, en el mes de septiembre.
Cabe señalar que las actividades escolares regulares no interferían en el desarrollo extracurricular del liceo. Se reunían semanariamente para verificar los acuerdos de sus asambleas. En estas sesiones, los socios presentan trabajos literario-musicales que se les asignan previamente; composiciones con temas alusivos a las fechas cívicas, composiciones con tema libre, recitaciones, debate, pláticas cortas, concurso de diccionario, concurso de preguntas sobre gramática, geografía, narración de cuentos instructivos, canciones, piezas en piano, información y noticias de interés mundial y deportivo, entre otros. El fruto del Liceo Amado Nervo gradualmente fue ganando prestigio y fue uno de los motivos principales por los que los padres de familia inscribían a sus hijos en este colegio; el ejercicio literario, cultural y de oratoria fueron el germen que contribuyó para que algunos personajes destacados en la vida académica, artística y política de Pachuca que fueron alumnos de la escuela Julián Villagrán, sentaran las bases de lo que sería su carrera futura.
Conclusiones.
Sin lugar a duda, este breve repaso se queda corto con todo lo que podríamos decir sobre la obra del poeta nayarita; primero, porque prácticamente cada poema necesitaría un análisis en sí, la obra de carácter espiritual y sus meditaciones requerirán de un texto aparte, lo mismo que las odas a varios personajes de la historia mexicana; y qué decir de sus poemas más personales como la “Amada Inmóvil”, poema póstumo dedicado a su gran amor; qué decir también del aporte escolar a generaciones de alumnos en escuelas públicas y privadas, de ellas las metodistas que impulsaron con encono en sus talleres de oratoria la recitación de éstas.
Finalmente, sirva decir que este texto está motivado en charlas diversas que como fuente de consejo, anécdota, retroalimentación o debate hicieron horas por teléfono a veces los martes a veces jueves, un amigo, consejero, colega, apasionado de la historia y de temas como éste: me refiero al extraordinario periodista y escritor, me refiero al “Marqués de Real del Monte”, Luis Rublúo Islas (1940-2022), miembro hasta el final de sus días a SEHIMM. Con respeto a su memoria. Gracias.
Fuentes consultadas.
Bibliografía.
MENDIETA y Núñez, Lucio (1964). Amado Nervo. Homenaje. Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM, México.
NERVO, Amado (2018). La Amada Inmóvil. Fondo de Cultura Económica, México.
Hemerografía.
Abogado Cristiano Ilustrado, El. Años;1904, 1905, 1906, 1908, 1910, 1911, 1912, 1913, 1917, 1918, 1919.
Evangelista Mexicano, El. Años; 1908.
Faro, El. Años; 1905, 1908, 1909, 1911.
Tzzin Tzii. Anuario Escolar. Años; 1928, 1929, 1930, 1958, 1967, 1978.
