Por Joel Comiskey
Fundamentos bíblicos para la iglesia basada en células
¿Qué pasaría si todos en tu iglesia supieran que el primer lugar al que deben unirse es un grupo celular? Imagina si los creyentes entendieran claramente que la célula es el mejor lugar para descubrir y ejercer sus dones espirituales, crecer como discípulos y experimentar una comunidad auténtica. ¿Y si la vida celular no fuera solo una opción entre muchas, sino la prioridad central?
¿No debería ser así? Después de todo, la célula es la iglesia. En el Nuevo Testamento, los creyentes se reunían de casa en casa, y era allí donde florecían el discipulado, la misión y la comunidad. Ese era el contexto principal en el que se producía el crecimiento espiritual.
Sin embargo, hoy en día, muchos pastores se encuentran suplicando a la gente que asista a un grupo celular, probando nuevas técnicas e incentivos para hacer más atractiva la participación. Si bien es cierto que debemos tener en cuenta las apretadas agendas y las realidades culturales, la cuestión más profunda no es la estrategia, sino la prioridad. Si realmente creyéramos en el poder transformador de las células holísticas del Nuevo Testamento, no las trataríamos como algo opcional. Esperaríamos, daríamos por sentado y planificaríamos una participación del 100 %.
Cuando las iglesias dispersan a su gente con innumerables programas y ministerios, las prioridades se confunden y la energía se diluye. Pero cuando los líderes colocan a la célula en el centro, llega la claridad. La célula se convierte en el corazón de la iglesia, no solo en otra actividad más.
Así que, permítame preguntarle, pastor: ¿cree usted que la célula es la iglesia? ¿Cree que es el lugar clave donde se arraiga el discipulado, donde se descubren los dones y donde se vive la verdadera comunidad? ¿La considera tan necesaria, o quizás incluso más importante, que la reunión dominical?
Si la respuesta es sí, entonces el camino a seguir está claro. Usted y su iglesia deben priorizar sin complejos la célula. Debe protegerla de las distracciones que compiten con ella, dotarla de sus mejores líderes y convertirla en la base de su ministerio. Cuando lo haga, su gente no sólo asistirá a un programa, sino que experimentará la vida de la iglesia del Nuevo Testamento.
El Evangelista Mexicano 