Oswaldo Ramirez González
SEHIMM
Introducción.
Como lo he señalado en otros artículos publicados también en este medio, el establecimiento de escuelas fue crucial en el desarrollo y extensión de la evangelización del metodismo, y en general de las incursiones realizadas por las iglesias protestantes históricas a finales del siglo XIX en nuestro país. El trabajo de la Iglesia Metodista Episcopal Norte (IME), así como de la Iglesia Metodista Episcopal del Sur (IMES), ambas procedentes de los Estados Unidos, sembraron los frutos que a bien fueron modificando el panorama de la fe evangélica, a veces conservando estas instituciones como parte de dichas denominaciones, otras por cuestiones imprevistas como crisis económicas y políticas, fundamentalmente por la Revolución Mexicana cambiaron de manos o bien desaparecieron del mapa. Ese fue el caso por ejemplo del Instituto Colón, una escuela para señoritas fundada por la Iglesia Metodista Episcopal del Sur en la capital de Jalisco, según registros desde finales del siglo XIX, de la cual aún se tienen pocos datos sobre su historia, pero que las certezas documentales nos permiten reseñar para memoria de los metodistas de hoy. Las siguientes líneas a continuación, son un recuento sobre algunos acontecimientos sobre la historia y vida de esta escuela a principios de siglo XX.
Durante el Porfiriato.
El primer indicio sobre su origen lo encontramos en los datos recopilados por Jean Pierre Bastián, en su libro “Los Disidentes. Sociedades protestantes y revolución en México, 1872-1911”, quien sitúa su fundación en el año 1893 en Guadalajara, Jalisco (FCE, 1993; 325). La escuela tuvo un nivel educativo que correspondería hoy con el nivel de enseñanza secundaria. A juzgar por las fuentes, el instituto pasó por algunos vaivenes económicos a inicios de siglo XX. En 1903 en el informe de la conferencia anual, la escuela lamentaba que el monto de su ofrenda especial recolectada con motivo del segundo centenario de Juan Wesley fuera mínimo, pero al mismo tiempo daban gracias por cumplir con ese mandato. Por otra parte, se informó de la gran dedicación de su directora en la comisión para el arreglo de la fiesta infantil de las Ligas de la convención infantil, la cual se llevó a cabo a finales del segundo semestre de aquel año. De la misma manera, el Instituto Colón cerraba su año escolar con dos veladas literarias a finales del mes de noviembre, una disertada en lengua española y otra en inglés; ello da cuenta también del carácter y calidad educativa pionera que proponía en la ciudad como escuela bilingüe.
Nuevos bríos al inicio del curso escolar del año 1904 se presentan en el Instituto Colón, bajo la batuta de las docentes E.B. Carney, directora y la Srita. N.E. Wing [Referida también como Wynn o Ween] como misionera, quienes con el apoyo de una ejemplar planta docente -dentro de los que destacó el Pbro. J.S. Paz, pastor de la iglesia metodista local que fungió como maestro de clase bíblica- recibieron el nuevo curso escolar con una matrícula de más de ochenta jóvenes inscritos. Cabe señalar que el trabajo de la Sra. Carney no se limitaba a las obligaciones docentes del instituto; como maestra y misionera le preocupaba continuar con la obra evangélica extramuros, para lo cual fue una tenaz colaboradora con la iglesia metodista local “El Mesías” donde en una casa adjunta al templo adecuó el espacio para que los niños de esa congregación pudieran aprender las primeras letras en una escuela diaria el siguiente año (El Evangelista Mexicano, 15 de julio de 1904, 112p).
Los frutos educativos de aquel año le dieron un reimpulso al ánimo de los educadores como de la iglesia local, pues el cierre de labores educativas a finales del mes de octubre estuvo engalanado por una serie de números especiales:
“Con una lúcida y simpática fiesta, la que tuvo lugar en el Teatro Principal de Guadalajara, ha dado fin á sus tareas escolares del presente año, este importante plantel que sostiene la Sociedad de Señoras de nuestra Iglesia, en la capital de Jalisco… La concurrencia fue numerosa y escogida; estando integrada la comisión de recepción por los señores Dres. E. G. Purnell y A.L Beach, Sres. W.L. Bussel, C.D. Turner, H.W. Smith y Salvador Cañedo… El programa se compuso de XV números, los que fielmente fueron ejecutados, terminando con la distribución de medallas por el Rev. Juan Howland… Un grupo de alumnos desempeñó á satisfacción una cantata, y al fin un coro de niños de ambos sexos cantó el Himno Nacional de los principales países de ambos continentes…”
(El Evangelista Mexicano, 15 de octubre de 1904, 164p).
Todo indica que tanto el cierre de ese año como el trascurso de 1905, el Instituto Colón fue ganando gradualmente notoriedad en el campo educativo y misionero tapatío. 1906 abrió con actividades escolares y de escritura bíblica en las que participó el Instituto Colón con la escuela Truehearth, ambas ubicadas en la capital jalisciense. Otra de las actividades de aquel año fue el homenaje y conmemoración luctuosa a la maestra Clotilde M. Tejeda, destacada educadora en pro de la educación de los alumnos tanto en el colegio Trueheart como en el Colón, quien falleció a la temprana edad de 21 años, y de la cual le sobrevivía una hermana, la señorita Rebeca Tejada, que para entonces también laboraba en dicha institución. Ese año (1906) cerró también con dos notas memorables: primero con la designación conferencial de la señorita Nortwood E. Wing como la nueva directora del Instituto Colón, en sustitución de la Sra. E.B. Carney; y después, con un memorable festejo navideño de cierre de cursos escolares celebrado el 24 de diciembre bajo dirección de la nueva directora, así como del pastor Noé Aguilar; el festejo tomó un significado especial para los alumnos debido a la entrega de un premio por desempeño escolar y conducta a las alumnas Valeria Flores, Petra Leónides y al niño Adán Badillo (El Faro, 15 de enero de 1907, 13p).
Luego de esfuerzo arduo, bajo el liderazgo de la Srita. Wing y el reverendo F.S. Onderdonk, la escuela compra con un precio de $75,000.00 de la época el edificio del Sanatorio de Guadalupe; una construcción con el espacio suficiente para trasladar allí a dicha institución, pues anteriormente ocupaban una parte anexa a la iglesia, la cual, debido al crecimiento de matrícula, les era ya insuficiente. El 10 de agosto de 1907, luego de remodelaciones y adaptaciones del espacio, las alumnas ocuparon dicho inmueble con el objetivo de iniciar el curso escolar a principios del mes de septiembre (2 de septiembre, como se marcaba oficialmente según el calendario escolar). Aquel verano, el Colón también abrió la oferta educativa para impartir un curso literario y un curso comercial. En septiembre de ese mismo año se inauguró y consagró la capilla escolar; el culto estuvo a cargo de las sociedades cristianas de jóvenes de la Liga Epworth y Esfuerzo Cristiano.
Cabe señalar que el avance rápido de esta escuela estuvo impulsado, sin lugar a dudas, gracias al los mecenas y benefactores, la mayoría residentes y generosos metodistas estadounidenses; las señoritas Wing y Tejeda, además de estar al frente de dicha institución, movidas por el progreso y preocupadas por que sus alumnos se educaran en un lugar en óptimas condiciones, viajaron a Estados Unidos, en donde además de hacer relaciones públicas y participar de actividades cristianas como la Gran Conferencia de Ligas Epworth, obtuvieron varias becas para su colegio (El Evangelista Mexicano Ilustrado, 1º de septiembre de 1907, 140p). Uno de los benefactores del Colón fue el Hno. R.C. Ayres, metodista de la iglesia de “La Trinidad” de Dallas TX.
Un año después, el pastor Santiago G. Figueroa hizo mención del notable avance de esta institución educativa, la cual era sostenida por la Sociedad Misionera de Señoras y que contaba con dos sedes: una pequeña escuela adjunta al templo “El Mesías”, en donde la señorita Sara Vega les daba instrucción de primeras letras (1º y 2º grado) de manera gratuita a 25 infantes. La otra, recién ubicada en donde anteriormente fue el Sanatorio de Guadalupe; dormitorios para internas y habitaciones para el cuerpo docente en la parte superior (segundo piso), así como una oficina escolar (dirección), salones, capilla y comedor en la parte baja (primer piso). Un total de 120 alumnas, de las cuales 83 eran internas, el nivel educativo desde 1º hasta 6º año de conformidad con el programa oficial de la Entidad Federativa. Contó, además, con un Departamento Comercial (carrera corta) con ocho alumnas inscritas; el total de docentes sumaron 4 profesoras mexicanas, 3 estadounidenses y 2 misioneras (El Evangelista Mexicano Ilustrado, 15 de noviembre de 1908, 175p).
Importante es señalar también que tanto sus alumnas como sus docentes generaron no sólo un impacto en lo educativo sino en lo intelectual, así como en el ministerio; el Instituto Colón contó con una alumna, la señorita Minnie Davis, como miembro oficial en la Unión Nacional de Temperancia (liga antialcohólica) nombrada en la primera convención anual celebrada en la ciudad de México el 1º y 2 de marzo de 1910. Cabe señalar también que esta alumna no sólo destacó por su participación como delegada de esta institución ante la liga de temperancia, fue también delegada de la liga de jóvenes y escritora constante en los periódicos El Abogado Cristiano Ilustrado (IME) y El Faro (presbiteriano), donde regularmente se vieron plasmados sus escritos encaminados principalmente a temas sobre la juventud y la temperancia.
Durante la Revolución.
La revolución mexicana impactó de manera gradual en todas las regiones del país, algunas por su importancia comercial, redes de comunicación o política más rápido que otras. Guadalajara no fue la excepción: el impacto de la guerra en la obra de los grupos misioneros se resintió a partir de 1914, cuando la División de Occidente tomó la ciudad y, además de poner un nuevo gobierno, impusieron una serie de condiciones de convivencia y aranceles de todo tipo. A continuación, una nota plasmada en El Abogado Cristiano ilustrado, quien a su vez la retoma del periódico local El Testigo y la cual nos da una idea de las dificultades por las que pasó este colegio y demás instituciones en Guadalajara:
“Es rigurosamente cierto, y a no ser por la benevolencia del Gobernador, indudablemente habríamos tenido que, o hacer un supremo sacrificio para cubrir la cantidad asignada a cada colegio, o cerrar las puertas de los establecimientos. Mas no fue así, gracias a Dios. La dirección del Colegio Internacional se dirigió por carta al C. Gobernador explicándole que el establecimiento no hace ningún negocio pecuniario, sino por el contrario, mensualmente gasta una regular suma en bien de la juventud mexicana, puesto que los estudiantes (algunos) no pagan ni la mitad de lo que cuesta la enseñanza. El Gobernador contestó entonces diciendo que reconocía la justicia de la petición, lo mismo que la obra educativa y de cultura que está llevando a cabo el colegio y que, por tanto, quedaba exento del préstamo aludido.
La señorita María Massey, directora del Instituto Colón, nos dice que, por conducto del Cónsul americano en esta ciudad, logró también que la exceptuaran de la cantidad que le habían asignado. En vista de esto, los colegios evangélicos de Guadalajara seguirán trabajando como antes.”
(El Abogado Cristiano Ilustrado, 9 de abril de 1914, 226p).
Indudablemente, y aunque la nota de periódico señala que los colegios protestantes llegaron a un acuerdo para seguir activos, la situación no pudo durar mucho tiempo de esta manera; el difícil acceso a los caminos, la inestabilidad política, inseguridad regional generada por los enfrentamientos entre facciones, además de la posible reducción de presupuesto a consecuencia de la salida de gran parte de los misioneros estadounidenses -lo que provocó con toda seguridad un corte y flujo de ingresos por parte de los benefactores residentes en el país vecino del norte- dejaron en la indefensión a este instituto. Por si fuera poco, la división y el reparto de la obra misionera en México y América Latina iniciado a partir de ese año fueron los detonantes para que esta escuela no durase mucho tiempo, o en su defecto pasara de manos hacia otra denominación. Con base en los acuerdos denominados como el Plan de Cincinnati, se tiene cuenta que la Iglesia Metodista Episcopal del Sur cedió su obra misionera en esta zona a otra denominación protestante.
A manera de conclusión.
Los costes de seguir manteniendo al Instituto Colón y el contexto propiamente no ayudaron mucho; y sólo unas décadas después, como parte de la agenda de expansión de la Iglesia Metodista de México -concretamente con la conformación de la Conferencia Anual Septentrional (CAS) a finales del siglo XX- fue que se retomó de nueva cuenta esta entidad federativa en los planes de desarrollo misionero. Actualmente, pese a que existe una congregación en la capital tapatía administrada por la CAS, poco o nada sabe de este pasado, del vínculo y la bonanza fugaz que los misioneros estadounidenses lograron a inicios de siglo XX en aquella ciudad combinando perfectamente la propagación del evangelio con la obra educativa.
Documento extra:
La Salvación Completa.
La Srita. E.A. Streater, del Instituto Colón, de Guadalajara, nos ha remitido un ejemplar de un folleto que tradujo ella y que se llama “La Salvación Completa”. El tratadito está escrito por el Sr. W. McDonald, quien ha escrito ya varios tratados acerca de la santificación bíblica, por las cuales es bien conocido.
El asunto tratado en el folleto es de suma importancia para el cultivo de la piedad del creyente, y seguramente que su lectura será muy provechosa. El folleto vale 10 centavos y creemos que se puede obtener pidiéndose a la Srita. Streater, la traductora, al Instituto Colón, Guadalajara, Jal.
El Abogado Cristiano Ilustrado, 26 de noviembre de 1914, 734p.

Fuentes de Información.
Bibliografía.
BASTIAN, Jean-Pierre (1993). Los disidentes. Sociedades protestantes y revolución en México, 1872-1911. Fondo de Cultura Económica, México.
Hemerografía.
Abogado Cristiano Ilustrado, El. Años; 1903, 1905, 1908, 1910, 1911, 1914.
Evangelista Mexicano Ilustrado, El. Años; 1903, 1904, 1906, 1907, 1908.
Faro, El. Años; 1904, 1907, 1910, 1911.
