Pastor Arcadio Ramírez.
Siendo las 18 horas del sábado 27 de septiembre del año de gracia 2025, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, dimos inicio al LXXXVI aniversario de nuestra amada congregación, “El Buen Pastor”, en Boquilla, San Francisco de Conchos, Chihuahua.
Dios ha sido bueno con nosotros en medio de los días difíciles. En medio de los retos cotidianos, la Iglesia del Señor continúa.
La dirección del culto estuvo a cargo de la hermana Lorena Sánchez, quien con gran emotividad subió al frente animando la congregación a dar gracias a Dios por medio del canto y de nuestros testimonios a nuestro Creador. En estos dos últimos años hemos visto la mano de Dios en nuestra iglesia y, como dice la Escritura, el Señor añadido más almas a su grey, siendo por lo menos 15 personas.
Y ese es uno de los motivos de gran regocijo, donde Dios nos ha demostrado que, a veces siendo una pequeña luz, en las manos del Señor podemos ser una fiel lumbrera en medio de la oscuridad.

El hermano Adrián Aguilera junto con los muchachos del templo “El Buen Pastor” de Camargo guiaron las alabanzas para nuestro Dios; quienes con el apoyo de amigos de nuestra congregación, Clemente y Cristian, se prepararon con gran entusiasmo para poder presentar al Señor esta ofrenda de gratitud.

Fue un momento de gran regocijo cantarle a nuestro Dios, y traer la honra y la gloria que Él se merece, porque no nos ha soltado de su mano.
Damos gracias a Dios por la vida de nuestro Obispo, el Pbro. I. Rodolfo Rivera de la Rosa, quién junto con su amada esposa estuvieron presentes. Agradecemos a Dios por la Palabra expuesta por el Obispo, la cual nos llevó a continuar en este camino, a no desmayar, a seguir adelante y a no perder la meta en el Señor.

Cabe mencionar que hubo un momento de nostalgia ya que es el último año de nuestro Obispo al frente de la Conferencia; nuestros hermanos Miguel Ibarbol y Guadalupe Espinoza elevaron una oración de gratitud por la vida del Obispo y su familia.
Fueron momentos muy emotivos, dónde cantamos y alabamos a Dios, convivimos en amor, armonía, y donde recordamos que somos uno en el Señor, sabiendo que él dirige nuestras vidas y a nuestra iglesia.
Parte del servicio y la celebración fue una comida que como iglesia ofrecimos con amor a todos los presentes, recordando las palabras de Hechos de los Apóstoles, donde dice que convivían «con alegría y sencillez de corazón».
Damos gracias a Dios por la vida de nuestras hermanas comandadas por la hermana Rosalía Velarde, que nos ofrecieron un delicioso asado con arroz, frijoles y principalmente mucho amor. Quisiera mencionar a cada una de mis hermanas, pero no quisiera omitir a alguna de ellas; solamente podemos expresar nuestra gratitud porque todo estuvo delicioso.
Fue un gran reto, pero podemos estar satisfechos de que fue una noche extraordinaria para la honra y la gloria de nuestro Dios.

