“15 Ahora estarán abiertos mis ojos y atentos mis oídos a la oración en este lugar; 16 porque ahora he elegido y santificado esta casa, para que esté en ella mi nombre para siempre; y mis ojos y mi corazón estarán ahí para siempre”.
2º Crónicas 7: 15 y 16
Nuevamente nos gozamos como años atrás. Ya son 143 años de aquel 2 de noviembre de 1882, día en que nuestro templo “Emmanuel” de Real del Monte, Hidalgo, actualmente parte de la Conferencia Anual Septentrional, fue dedicado a la Gloria de Dios.
Gracias a diferentes fuentes, hoy como años atrás tenemos la oportunidad de aportar nuevos datos de aquel día memorable. En esta ocasión, teniendo de nuevo como fuente documental el ejemplar de diciembre de 1882 del Abogado Cristiano Ilustrado, editado por la Sociedad Misionera de la Iglesia Metodista Episcopal de 1877 a 1910, podemos compartir parte del orden de culto de tan relevante fecha:
FUENTE PRIMARIA: “Dedicación del nuevo templo de Real del Monte”
El Abogado Cristiano Ilustrado – DICIEMBRE 1882
(Crónica anónima, sin firma)
“Por fin, después de ímprobos trabajos y no pocas contradicciones y contrariedades, el digno y celoso misionero encargado de aquel Circuito, el señor Barker –Dr. J. M. Barker–, ha visto coronados sus esfuerzos. La satisfacción de tan infatigable obrero es muy justa y natural, pues, y nosotros no podemos menos que felicitarle muy deveras, y cordialmente.
También se extiende éste nuestro pláceme a todas las personas que lo hayan alentado durante la prosecución de su empresa. Sabemos que muchas son las que, además de aquellas que forman las congregaciones existentes en el Estado de Hidalgo, han contribuido, cada cual según sus propias fuerzas, para la terminación del edificio.
A todas, absolutamente a todas, se consagra ahora la expresión más sincera de nuestra profunda gratitud, así como también a las dignísimas autoridades de aquel Estado, tan exactas guardadoras de los derechos de sus ciudadanos, a la par que fieles y justas cumplidoras de las Leyes de Reforma, timbre glorioso y el más preciado, sin duda, de las libertades mexicanas…”
Cabe resaltar en la reproducción de esta crónica, la relevancia que se acredita al respeto de las recientes leyes de reforma, como derecho ciudadano de libertad de culto consagrados el 4 de diciembre de 1860, gracias a las cuales en 1873 llegaron los misioneros de las Iglesias Metodista Episcopal y Episcopal del Sur.
“PROGRAMA DEL DÍA (RECONSTRUIDO CON CITAS EXPLÍCITAS):
Alrededor de las 10 de la mañana en el interior del nuevo templo, en idioma español, el Dr. J. M. Baker eleva la oración de dedicación del Templo, declarado libre de deudas.
Se hacen las lecturas de Salmos 84 («¡Cuán amables son tus moradas, oh Jehová de los ejércitos!»), Efesios 2:19-22 (sobre la iglesia como casa de Dios) por un lector local y posteriormente se comparte el sermón basado en Isaías 7:14 con el título “Emmanuel” Dios con nosotros. Expuesto por Emilio Fuentes Betancourt El mensaje destacó la unidad de la fe protestante en un país en transición religiosa.
Se depositan las ofrendas, recolección para deudas pendientes de construcción; el templo se declaró libre de deudas simbólicamente. Seguidas por la Bendición apostólica cantando como himno final “Rock of ages” (bilingüe) “Roca de la Eternidad”. Con la asistencia de aproximadamente 300 personas incluyendo familias inglesas veteranas, americanas y mexicanas.
Ya por la tarde, en el salón comunitario (hoy salón social usado por los mineros para lecturas y debates), cerca de las 15 horas, Culto en el “habla de Shakespeare y Longfellow”, por el Rev. Dr. Charles G. Drees, superintendente general de la misión metodista en México, selección de cánticos metodistas en inglés, se hace la lectura de Hechos 2:42-27, y comparte el sermón titulado La comunión de los santos, seguido por testimonios de los mineros convertidos y oración por la expansión misionera, la oración final y bendición por Baker y Drees, cantando otro himno bilingüe”. Este culto atrajo más visitantes externos, fomentando la integración comunitaria. La atmósfera fue de “gran gozo y solemnidad”.
Según la crónica original, con decoraciones simples, banderas metodistas, flores locales y un órgano traído de Inglaterra.
El costo de la construcción fue de $ 5,000.00 pesos, principalmente financiado por las donaciones de la Iglesia Metodista Episcopal, de los cuales en el libro de visitas de “Emmanuel” la historiadora Sharron P. Schwartz, especialista en la migración de los mineros de Cornwall, registró que $ 500.00 de esos pesos fueron donados por el inglés Cornish, Cristopher John Edmund Ludlow, propietario de la Hacienda de Beneficio “San Diego”.
Con influencia de los mineros ingleses de la región de Cornwall en 1824 y de la Iglesia Metodista Episcopal 1873.
Y como leímos al inicio del presente artículo, damos Gloria a Dios por que desde entonces, “están abiertos sus ojos y atentos sus oídos a la oración en este lugar; porque ha elegido y santificado esta casa, para que esté en ella su nombre para siempre; y sus ojos y su corazón estarán ahí para siempre”.
Respetuosamente:
Pablo Ordaz.


