¿Amo a la iglesia como Cristo la ama?

¿Amo a la iglesia como Cristo la ama?

Reflexionando sobre la iglesia de Cristo, me he dado cuenta en cómo estamos hoy en día. cada vez más distantes, más conformes, como  cada vez el  número de congregantes se reduce. Sería interesante conocer el  número de miembros según las estadísticas de la «IMMAR» en los años recientes. Pero no es necesario conocer las estadísticas para darse cuenta de que nuestra iglesia se reduce cada vez más. 

Al ver estas estadísticas me hago muchas preguntas; algunas de ellas son: ¿Qué estamos haciendo con la misión que Jesus nos dejó? ¿Cuándo fue la última vez que le prediqué de Cristo a alguien y le di seguimiento?¿ Es impresionante lo que hemos dejado de hacer, no? Me he animado a escribir sobre esto porque es algo que me ha hecho mucho ruido en mi cabeza y me confronta primeramente a mí. ¿Qué estoy haciendo con el mandato que nos dice «Id y haced discípulos a todas las naciones»? 

Creo que a todos nos gusta la comodidad, ¿no? Pero si no estamos haciendo nada con los mandatos que se nos han dejado a través de la Palabra, entonces, ¿qué clase de hijos de Dios somos? 

A través de la Biblia vemos desde la creación el gran amor de Dios por su pueblo y su constante manera de encontrarlo. En el Nuevo Testamento vemos que con la venida de Jesús a la tierra, ese amor y esa gracia se extiende para todos, sin excepciones. Dios en forma de hombre bajó para extender ese amor y servir a la humanidad, hasta la muerte de cruz. 

Antes de irse a la diestra del Padre, Jesús nos dejó a través de su palabra algunos mandamientos. Él fue y es nuestro mayor ejemplo en todo, así que, como sus hijos, seamos imitadores de él.  Y quisiera hacer énfasis en cómo nos ha amado como iglesia y cómo lo estamos haciendo nosotros. La palabra iglesia (ekklesia) en su etimología significa «llamar fuera». Así que, necesitamos despertar e ir por los de afuera, por aquellos que necesitan conocer a su salvador. No perdamos el enfoque de lo que es el verdadero evangelio, salgamos de nuestra comodidad y hablemos de Cristo.

Hay mucha necesidad afuera del edificio que llamamos iglesia. Tengamos ese amor, que arda nuestro corazón por esas almas de afuera, porque a eso fuimos llamados todos: a ir a predicar a toda criatura y hacer discípulos (Mateo 16:15). Dios tiene clara su misión y nosotros somos su instrumento para cumplirla. ¿Estamos dispuestos a obedecerla? Hagamos crecer su reino para gloria y honra de nuestro señor Jesucristo, reflejar ese amor que Jesús nos ha dado y darlo a los demás.

Así mismo, amada iglesia, seamos imitadores de Cristo y amemos a nuestros hermanos, a esas almas que necesitan de un pastor. Busquemos el reino de Dios y seamos siervos como lo fue Cristo para con nosotros. Si no amamos a los demás, ¿cómo decimos amar a Dios? (1 Juan 4:8) . Que el Espíritu Santo nos guíe y nos dé la sabiduría para hablar de Dios y discipular.


Michelle Torrecillas (Monica Michelle Torrecillas Espinoza), estudiante de primer semestre del Seminario Metodista Juan Wesley, procedente de la iglesia metodista “El Divino Salvador”  de Guadalupe. Una joven de 23 años respondiendo al llamado que Dios le hizo; y lo único que quiere es seguir sirviendo a Dios hasta cuando y como él diga. 

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