El trato hacia los futuros pastores
Es un reto profundo el llegar a un lugar nuevo donde no conoces a las personas con quienes vas a trabajar. Ahora, cuánto más lo es el llegar a una iglesia donde las personas son predecibles únicamente por la cultura que los rodea, y por todo lo demás hay que encargarnos de conocer. El primer paso es comenzar a identificar a cada persona, conocerla, y con ello rescatar aptitudes de cada uno de los miembros de la congregación; pero dentro del ir conociendo a los miembros, uno de los grandes riesgos es dar una primera mala impresión dificultando así cualquier proceso de socialización, y más aún si se trata de una mala imagen del pastor a la iglesia.
Ahora bien, para un pastor recién desempacado, el reto se complica de esta manera: un joven que es enviado a dirigir un grupo de personas ya muy establecidas en una iglesia, ha llegado en ocasiones a causar indignación por parte de la congregación hacia el joven o nuevo pastor. Pero también tenemos esta otra perspectiva de un pastor anciano de días, sabio, y de buen testimonio. Este pastor es en primera instancia mejor visto que el joven, y aún así también tiene un reto grande cuando es enviado a pastorear una iglesia nueva para él; porque puede no ser valorado como se debe sino hasta que la iglesia vea quién es y le conozcan; todavía con esto, también es una responsabilidad de este nuevo pastor por empoderarse y liderar con la autoridad que ha recibido de Cristo.
Si el pastor nuevo, sea quien sea, da esa primera mala imagen de sí mismo, puede llegar a romperse alguna futura relación pastor-iglesia. Aquí es donde se debe ver la autoridad y determinación que tiene por amor a Dios y para Dios. El empoderamiento es algo importante en el ámbito eclesiástico, ya que sin eso no puede haber crecimiento del pastor.
Estas relaciones o lazos que se van formando entre la iglesia y el pastor, son importantes. El pastor debe tener cercanía con cada oveja; pero un mal lazo o una mala conexión puede ocasionar problemas con todos los demás miembros, y más si es la primera impresión. Un pastor con problemas en su iglesia puede llegar a tener problemas psicológicos y aun espirituales.
Deseo que este escrito sea una invitación a la iglesia; un esclarecimiento para que exista empatía hacia cualquier nuevo pastor; hacia cualquier nuevo miembro a una familia de fe.
Nacido en La Paz, Baja California Sur, Luis Ángel Sánchez Reynoso actualmente es estudiante de primer semestre del Seminario Metodista Juan Wesley en Monterrey, Nuevo León. Enviado de la iglesia Shalom en La Paz B.C.S., donde sirvió activamente como director y maestro de estudios bíblicos en la iglesia y distintas misiones. Durante su estancia en Monterrey sirve como seminarista en la iglesia Visión Oriente, ubicada en el municipio de Guadalupe, N.L.
