
Justicia, paz y alegría: las señales del Reino
Martin Larios Osorio
“Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo” (Romanos 14:17).
La paz es una aspiración permanente del ser humano. Sin embargo, no hay paz perdurable sin condiciones mínimas: materiales, sociales, personales y espirituales. El verdadero valor de las cosas se mide no por lo que vemos ahora, sino por lo que está anunciado que va a suceder. La fe del cristiano es la fe en la auténtica esperanza, por la cual merece la pena emplear la vida, procurando con diligencia ser hallados por Él sin mancha e irreprensibles, en paz.
Vivimos, como siempre, en una era de incertidumbre. Tiempos inciertos en donde no hay rumbo definido (aparentemente), donde a lo malo se le dice bueno, donde la incertidumbre se convierte en diversas expresiones de violencia y en donde la paz y la justicia de Dios parecen aspiraciones difíciles de alcanzar por medios que no sean milagrosos o sobrenaturales. Este 1 de diciembre nuestro país inicia una nueva administración política federal que, como en todo cambio, genera incertidumbre pero que convoca a todos los mexicanos a participar en la permanente dialéctica entre la consolidación institucional que nos ha costado más de dos siglos y la justicia social. En ambos ejes, el trabajo gozoso del pueblo metodista debe seguir siendo el sello que nos caracterice.
En esta edición hacemos un reconocimiento a la labor de los misioneros de los primeros años del metodismo en México, especialmente aquellos obreros que trabajaron en nuestro país de 1873 a 1878. No como avanzada de una conquista política o económica, pero en todo caso, como una avanzada de una conquista deMéxico para Cristo bajo una visión de una sociedad transformada por el Espíritu y que permee a todos los ámbitos de la sociedad hacia un contexto de justicia y paz como expresiones del Reino en esta bendita tierra.
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La Hna. Militza es amiga de la Lic. M. Elena Silva de Fuentes, esposa del Obispo Fernando Fuentes Amador, y fue por recomendación de ella que Militza nos escribió este breve relato sobre la obra cristiana entre los kakataibos de Perú.