Esta sección “Poética” es presentada por nuestro Hermano José Donato Rodriguez, quien fuera director de nuestro periódico en el periodo 2010-2014.


En el año 1968 Sociedades Bíblicas en América Latina editaron una obra como parte de la producción literaria y poética de don Luis D. Salem, cuyo nombre real fue Aristómeno Porras Maynes, con el tema de la Biblia, como guía de las más antiguas de la humanidad. Pequeñas obras de teatro y poesía con base en los libros de la Biblia.
Estamos publicando en nuestro periódico El Evangelista Mexicano, desde el número 19 -salvo el número 30- poesías de su autoría, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento.
Nuestros profetas mayores
Isaías
El alma del profeta es una hoguera
del más profundo patriotismo henchida,
y con amor sin par pide y espera
para su patria santidad y vida.
Muere Uzías, Jotán viene en seguida;
después Acaz, siguiéndole Ezequías,
pero la patria permanece hundida
en mar de vicios, lujo, idolatría.
Cansado de esperar vanas reformas,
de cambiar reyes, de variar las normas,
a Dios entrega su grande corazón.
Cambia al instante y con voz maestra,
la paz, la unión, la santidad nos muestra
bajo el bendito cetro del Señor.
Jeremías
Humilde, austero, valeroso, fuerte,
Su voz levanta, de tristeza lleno,
contra el pecado que en el pueblo vierte
ruina, congoja, maldición veneno.
Ama a su patria, más la patria impía
contra él levanta furibunda queja…
Por fin, muy triste, viola ir un día
al cautiverio como mansa oveja.
Como del cirio al consumirse brota
la luz y con ella las ardientes gotas
que el fin anuncian bajo cruel ardor…
Así el profeta, erecto en su blancura,
vertió, en su llanto, corrientes de luz pura
bajo la llama de su patrio amor.
Ezequiel
El campo se encuentra de huesos cubierto;
y en torno a los mismo contempla el profeta
la muerte que avanza con fauces abiertas,
cortando la vida con ansia secreta.
Mas Dios con su aliento cubre aquel misterio
con nervios, con carne, con piel sonrosada,
aliento de vida; el tal cementerio
se torna en legiones de ardiente mirada.
Así los judíos. El cruel cautiverio
tornó la pujanza en frio cementerio,
allá, junto al rio nombrado Quebar…
Mas Dios, viva fuente de amor y de vida,
levanta amoroso la raza caída
y al punto se inicia una era de paz.
Del Nuevo Testamento
Hebreos
Es Jesucristo el rey del universo entero:
El oro de las minas es polvo ante sus pies,
Las perlas más valiosas, los astros lisonjeros
Adornan la corona de su radiante sien.
Los nobles sacerdotes de la nación hebrea,
Sus leyes, sacrificios, sus ángeles, Moisés,
Son débiles reflejos de aquella edad febea
En donde Cristo es templo y sacerdote y rey.
El alma arrepentida que a Jesucristo viene,
La salvación, la dicha, la vida nueva obtiene
Bajo la luz radiante de una potente fe.
Por tanto es necesario vivir a Cristo unidos.
Así obtendrán las almas aquel placer perdido
Un día, entre las flores del primitivo Edén.

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