Nuestro septiembre 2016
Septiembre, el mes más ferviente y energizante del año para los mexicanos, es nuestro mes patrio, el Aniversario de nuestra Independencia, con nuestra bandera cuya franja roja en su versión más antigua conmemora nuestra sangre mestiza. Todos echamos mano de ropas mexicanas, fiestas colectivas llamadas noches mexicanas, vamos “al grito” donde todos alzamos la voz, ¡Viva México!, y nos emocionamos con los juegos pirotécnicos, y cantamos nuestro repertorio folklórico (“Cielito Lindo”, “Canción Mixteca”, y el resto). Se nos sube el termómetro patrio. Nuestra bandera, nuestro himno nacional, nuestra historia, nuestros héroes, todo se reviste de un significado más notable estos días. Somos un pueblo libre y auto determinado.
Pero a la vez, este septiembre muchos traemos la mente y las emociones distraídas. No es posible alejar de nuestros pensamientos el clima nacional. Nuestro actual gobierno ha puesto en la calle a más gente inconforme con protestas que ningún otro sexenio del cual tengamos memoria. Los padres, familiares, amigos, normalistas y mexicanos escandalizados por los oscuros factores alrededor de los 43 perdidos por desaparición forzada de Ayotzinapa, con los otros casos de Tlatlaya y Apatzingán (entre otros), han tenido que ir a la calle, reforzados por manifestaciones internacionales, exigiendo justicia; los maestros, amenazados en sus prestaciones y debilitando su estatus con exámenes subjetivos, también siguen en la calle exigiendo diálogo para reconsiderar la mal llamada “reforma educativa”, y esto a pesar del episodio sangriento de Nochixtlán, Oax.; y podríamos seguir con otros descontentos que han llevado al pueblo mexicano a la manifestación pública. Todo lo anterior maquillado con los asuntos de la casa blanca, la deshonestidad premeditada que implica una tesis parcialmente plagiada, y pinceladas de indignidad por los “trumpazos” que nos han dado sin haber quién nos defienda.
Este nuestro septiembre 2016 lleva también la marca de los cientos de miles de mexicanos en las calles los días 03, 10 y 24, por causa del denominado “matrimonio igualitario”, iniciativa de ley enviada al Congreso de la Unión el pasado 17 de mayo. Sería simplista caer en la generalización intolerante de que todas esas familias manifestándose son fundamentalistas religiosos y mentes medievales, por el hecho de no ser de la opinión de quienes desean navegar con la bandera del liberalismo. Como metodistas con una espiritualidad wesleyana, debería sernos fácil imaginar que entre esos manifestantes debe haber cristianos con escrúpulos sinceros, con una actitud decidida, intentando frenar una iniciativa que les parece ofende una cosmovisión bíblica, pero sin llevar una doble determinación: la de menospreciar a la comunidad gay.
El metodismo mexicano, desde su nivel oficial se ha pronunciado definidamente contra la moderna ideología de género. Recientemente nuestro Colegio de Obispos ha emitido un comunicado nacional sentando las bases teológicas para desaprobar esa ideología. Y nuestro Credo Social, aprobado por los asambleístas de la Conferencia General de 2002, establece en su principio No. 3 que la homosexualidad es una práctica que lesiona la dignidad humana. Si los que votaron a favor de aquel Credo ahora no están seguros de hacerlo, se debe a que ideas no provenientes de la Biblia ni del ámbito científico, sino del orden puramente ideológico, han permeado su mente en este ínter, buscando ahora armar una hermenéutica situacional.
Un servidor participó con una ponencia en un foro sobre la familia, en el edificio del Congreso del Estado de Nuevo León, con la asistencia de diputados (as) locales y miembros de diferentes sectores sociales, incluyendo activistas homosexuales, el lunes 12 de septiembre. Aun con la agravante de alargar este Editorial más de lo usual, la compartiré:
FORO
LA FAMILIA, BASE FUNDAMENTAL DE LA SOCIEDAD
Salón Polivalente del Congreso del Estado de Nuevo León
Septiembre 12 de 2016, 19:00 hrs.
Estimados amigos, damas y caballeros,
Dijo el filósofo chino Confucio: “La fortaleza de una nación deriva de la integridad del hogar. Un hogar será fuerte cuando esté sostenido por estas cuatro columnas: padre valiente, madre prudente, hijo obediente, hermano complaciente”.
Y la muy recordada Madre Teresa de Calcuta: “¿Qué puedes hacer para promover la paz mundial? Ve a casa y ama a tu familia.”
Es necesario adelantar algunas aclaraciones necesarias para precisar mejor la naturaleza de la actual propuesta:
- Quienes militamos dentro de alguna de las Asociaciones Religiosas en México sabemos perfectamente que el Estado Mexicano ha sido declarado laico desde la Constitución de 1917, siguiendo los criterios de la Constitución de 1857, y así deseamos que siga.
Por esta razón, no pretendemos hacer llegar a ninguna cámara de diputados o de senadores ni la Biblia ni razonamientos bíblicos, pretendiendo que se elaboren o aprueben las leyes en base a materiales religiosos.
A quienes somos líderes de Asociaciones Religiosas nos es muy complicado no aparecer como representantes de ellas, por razones obvias, pero estamos trabajando con nuestra gente para que encaucemos toda iniciativa ciudadana desde el nivel laico. Por lo tanto, rogamos ser escuchados con nuestras voces ciudadanas, como mexicanos y nuevoleoneses, incluidos los ministros de culto, preocupados por lo que vemos como una amenaza contra la institución humana más antigua y básica de la sociedad que es la familia y su núcleo que es el matrimonio heterosexual.
- Nos oponemos firmemente a la iniciativa de ley enviada al Congreso de la Unión el 17 de mayo de 2016, pero dejando bien claro que no lo hacemos pretendiendo invalidar ninguna clase de derechos humanos, ni alentar la discriminación hacia ningún sector de nuestra nación, y menos para dar lugar a la homofobia y al odio.
Lo hacemos porque vemos un peligro contra los fundamentos de la sociedad mexicana al modificar la figura del matrimonio heterosexual, el único que representa la realidad natural de la naturaleza humana, con dimorfismo sexual y bisexuada, condición básica para la reproducción humana y para la mejor y natural satisfacción de las necesidades psicosexuales de los cónyuges. Es decir, deseamos que se respete lo que ancestralmente se ha identificado en las culturas de los pueblos, y particularmente en la cultura mexicana, como un fenómeno social respaldado por las condiciones biológicas y antropológicas que lo hacen pertenecer al orden natural. Al hacerse esta legítima defensa, ponemos en claro que de ningún modo deseamos se le dé la interpretación de una campaña en pro de la intolerancia hacia las personas que piensen de un modo diferente.
Aclarado lo anterior pedimos:
- Al H. Congreso de la Unión que no apruebe la iniciativa de ley fechada con el 17 de mayo de 2016.
O, en caso de ocurrir el infortunio de que el Congreso de la Unión apruebe tan lamentable iniciativa, entonces nuestro ruego se dirige a los diputados locales del H. Congreso de Nuevo León para que no ratifiquen dicha modificación a la Constitución del país, cuando se corra con el trámite fijado por ella misma.
Suplicamos a los diputados y senadores tanto de la Federación como de Nuevo León que escuchen la voz de quienes votamos para instalarles en el respectivo congreso. Están allí para escucharnos y encausar nuestra voluntad manifiesta. Vean las manifestaciones públicas que se han realizado el 03, el 10 y el 24 de septiembre de 2016, aparte de las realizadas en otras fechas, por todas partes de México, y sean sensibles de un modo democrático al sentir de quienes somos beneficiarios de su trabajo legislativo.
- Que nuestros diputados y senadores tomen conciencia que la figura jurídica del matrimonio fue creada para tipificar una relación entre un hombre y una mujer. Y la prueba de eso es que en los Estados donde se han adaptado los códigos civiles para permitir el matrimonio entre homosexuales, han tenido que cambiar los términos “hombre y mujer” que estaban allí. El asunto es sencillo, se legisló desde un principio, de manera natural y sobria, en favor de reconocer el matrimonio como una relación heterosexual. Sólo a esta clase de unión pertenece esa designación semántica, jurídica e histórica que llamamos matrimonio. Los mexicanos hemos conservado ese entendimiento y lo hemos transmitido de generación a generación convirtiéndolo en uno de los valores sociales de este pueblo.
No se le puede dar paso ahora al así llamado “matrimonio igualitario”, con la idea de igualar una relación con otra, porque el mismo sentido común nos señala que hombre y hombre, o mujer y mujer, no pueden ser igual a hombre y mujer.
Por lo anterior, no se puede tomar la figura del matrimonio, establecida para sancionar exclusivamente la relación heterosexual, para redefinirla con el fin de incluir a personas que no caben en la definición original. Esto sería un atentado contra todos los que estamos casados como hombre y mujer y gozamos de una figura que se creó sólo para respaldar nuestra condición. En todo caso, recomendamos que tanto la comunidad LGBT como nuestros legisladores trabajen para crear una figura jurídica propia y especial para las uniones civiles entre personas con ese tipo de preferencias.
- Nos oponemos a la adopción de niños por parte de parejas homosexuales. Y la razón es que la adopción debe basarse en la necesidad y el derecho que debe tener un niño a ser adoptado, y no en la necesidad de una pareja homosexual que desea mediante la adopción conformar una familia alternativa para satisfacción de la misma pareja. Si realmente la adopción tiene como fin proveer a los niños las mejores condiciones de vida, como lo establece el Art. 4 de la Constitución, entonces es recomendable que una adopción no ofrezca menos que la recuperación de aquello que el niño perdió. Si el niño perdió una madre y un padre, es preferible que la adopción no le provea algo diferente a eso.
- Finalmente, las familias mexicanas reclamamos el derecho de proveer la educación sexual a nuestros hijos, basada en las tradiciones, valores y principios de la familia. No queremos que se nos imponga ningún modelo ajeno, y menos alguno cuya filosofía esté sustentada en la ideología de género porque ésta ofende escenarios que corresponden a nuestra cultura y a nuestra fe. En todo caso, si el Estado desea ser rector de la educación sexual de las familias mexicanas desde el punto de vista de la ideología de género, que imparta cursos de preparación para padres y tutores, pero que de ninguna manera se intente transmitir esto directamente a los niños y adolescentes por medio de los libros de texto obligados en los niveles preescolar hasta la secundaria.
Bernabé Rendón Morales
Iglesia Metodista de México, Asociación Religiosa.
bernaberendon@yahoo.com.mx


Pastor: Manifiesto mi acuerdo con los conceptos expresados en su editorial, así como en la ponencia que presentó. Saludos cordiales.
Me gustaMe gusta
Gracias, Hna. Ma. Elena, bendiciones sean en tu vida y familia.
Me gustaMe gusta
Me considero un metodista por convicción y por afirmación de terceros pero leer su artículo me deja perplejo ante mi opinión sobre ser metodista ante su falta de visión y corta perspectiva en éste tema polémico sobre la igualdad de género.
Pregúntemonos: ¿Qué diría y haría Jesús? Difícil tarea que nos legó, pero la actitud que vemos ante la mujer «sorprendida en pecado» deja muy en claro la visión del Maestro.
Es triste que la Iglesia sea un denominador de acuse y señalamiento. Esto promueve más el alejamiento de los necesitados de la fe y alimenta los pensamientos divisionistas de los «perfectos» de la gracia.
Juan Wesley fue un valiente al acusar sobre el pecado de la esclavitud. Y no fue fácil para muchos aceptar ese pensamiento liberal pero en nuestros dias vemos cuánta razón tenía.
Hablar de la igualdad de género no sólo tiene que ver el aspecto religioso sino el legal y si somos laicos como parece ser y parece usted ufanarse (lo que ha originado una Iglesia Muda) luego entonces con mayor razón debemos darle entrada a ese reconocimiento a la Unión Civil entre personas del mismo género y abrir así las puertas a la verdadera gracia de Dios.
Me gustaMe gusta
No es fácil llevar una discusión sobre este tema desde bases objetivas, sin posturas preferidas, sino recurriendo primero a la exégesis formal de los textos bíblicos, y luego a una hermenéutica lo más contextualizada que nos sea posible. No obstante, tu opinión nos interesa y merece nuestra atención, y por eso repetuosamente la publicamos. Dios te bendiga.
Me gustaMe gusta
Efectivamente como comentan, «nuestros seminarios reflejan la mentalidad de las áreas geográficas donde se ubican» pero no todos pensamos de la misma manera, incluso me atrevería a decir que solo es un grupo reducido quienes defienden posturas liberales.
Me gustaMe gusta
Hno. Oscar, al decir que reflejan la mentalidad regional no pretendemos decir que debemos estar de acuerdo con eso, por supuesto. Ambos seminarios necesitan elevar su estatus académico a través del pluralismo y no del encierro en la propia opinión. Junto contigo deseamos que Dios nos permita ver una mejor madurez teológica. Bendiciones.
Me gustaMe gusta
Me parece que esta editorial refleja el sentir de la mayoría de los Metodistas Mexicanos. Sin embargo, es triste saber que por lo menos uno de seminarios de la IMMAR solo invita a ponentes de una postura liberal. Se debería buscar el equilibrio al invitar también a ponentes con una postura tradicional.
Me gustaMe gusta
Hno. Luis, nos parece que nuestros seminarios reflejan la mentalidad de las áreas geográficas donde se ubican. Pero como bien dices, deberían abrirse ambos Seminarios a confrontar sus ideas con las dos posturas que navegan dentro de nuestra iglesia. Eso reflejaría mejor nuestra identidad metodista por aquello de que «pensamos y dejamos pensar…» Ojalá tengamos esa madurez. Bendiciones.
Me gustaMe gusta
Mis felicitaciones, estimado Bernabé, por tu valiente y apropiada presentación ante la instancia oficial en Monterrey. Es necesario hacer oir nuestras voces aunque quienes conocemos Las Escriuras Sagradas, sabemos que las ideologias liberales irán en aumento hasta casi opacar la voz del Evangelio. Pero que no digan las generaciones futuras que no hubo profetas en nuestro tiempo. Sigue adelante. Pbro. Rubén Pedro Rivera
Me gustaMe gusta
Bienvenido su apoyo, Pastor Rubén Pedro, nuestra voz no es popular frecuentemente ni dentro de la misma IMMAR, pero podemos poner en práctica nuestra tolerancia, respetando el pensar de todos sin perder nuestra realidad mayor que es la unidad dentro del Reino de Cristo. El Señor le bendiga.
Me gustaMe gusta