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José Donato Rodríguez Romero
(Compilador)
El uno por ciento de la humanidad se encuentra desplazado: informe de Tendencias Globales de ACNUR
FUENTE: ACNUR. Nueva York, NY, EUA. Junio 18, 2020. la Agencia de la ONU para los Refugiados hace un llamamiento a los países de todo el mundo para que hagan un mayor esfuerzo para encontrar un hogar para millones de refugiados y otras personas desplazadas por conflictos, persecuciones o eventos que perturban gravemente el orden público. En un informe publicado hoy se muestra cómo el desplazamiento forzado ahora está afectando a más del uno por ciento de la humanidad – una de cada 97 personas – mientras cada vez menos personas desplazadas pueden retornar a sus hogares.
El informe anual de ACNUR Tendencias Globales, que se presenta dos días antes del Día Mundial del Refugiado, el 20 de junio, muestra que un número sin precedentes de 79,5 millones de personas estaban desplazadas a fines de 2019. Es la cifra más alta jamás registrada por ACNUR.
El informe también señala que disminuyeron las posibilidades para las personas refugiadas que esperan en una solución rápida de su difícil situación. En la década de 1990, un promedio de 1,5 millones de refugiados pudo regresar a sus hogares cada año. Durante la última década, ese número se ha reducido a alrededor de 385.000 personas, lo que significa que el aumento en el desplazamiento hoy supera ampliamente las soluciones.

“Estamos presenciando una nueva realidad, ya que el desplazamiento forzado hoy en día no solo está mucho más extendido, sino que simplemente ya no es un fenómeno a corto plazo y temporal”, dijo el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi. “No se puede esperar que las personas vivan en un estado de incertidumbre durante años, sin la posibilidad de volver a casa, ni la esperanza de construir un futuro donde estén. Necesitamos una actitud fundamentalmente nueva y más receptiva hacia todas las personas desplazadas, junto con un impulso mucho más decidido para resolver conflictos que duran años y que están en la raíz de un sufrimiento tan inmenso”.
Ocho cosas que debes saber sobre el desplazamiento forzado
- Al menos 100 millones de personas se vieron obligadas a huir de sus hogares en la última década, buscando protección dentro o fuera de sus países. Hay más personas que huyen que toda la población de Egipto, el decimocuarto país más poblado del mundo.
- El desplazamiento forzado casi se ha duplicado desde 2010 (41 millones entonces frente a 79,5 millones ahora).
- El 80 por ciento de las personas desplazadas del mundo se encuentran en países o territorios afectados por inseguridad alimentaria aguda y desnutrición, muchos de ellos son países que enfrentan riesgos climáticos y de desastres naturales.
- Más de las tres cuartas partes de los refugiados del mundo (el 77 por ciento) están atrapados en situaciones de desplazamiento prolongado, por ejemplo, la situación en Afganistán, ahora en su quinta década.
- Más de ocho de cada 10 refugiados (el 85 por ciento) se encuentran en países en desarrollo, generalmente un país vecino del que huyeron.
- Cinco países representan dos tercios de las nacionalidades de las personas desplazadas a través de fronteras: Siria, Venezuela, Afganistán, Sudán del Sur y Myanmar.
- El Informe Tendencias Globales cuenta todas las principales poblaciones desplazadas y refugiadas, incluidos los 5,6 millones de refugiados palestinos que están bajo el mandato de la Agencia de la ONU para Refugiados Palestinos (UNRWA).
- El compromiso de Desarrollo Sostenible de 2030 de “no dejar a nadie atrás” ahora incluye explícitamente a las personas refugiadas, gracias a un nuevo indicador sobre refugiados aprobado por la Comisión de Estadística de la ONU en marzo de este año.
Un mensaje conjunto insta a la sanación de las heridas y un futuro común para la península de Corea

FUENTE: CMI. Ginebra, Suiza. Junio 23, 2020. El Mensaje Ecuménico Conjunto por la Paz con motivo del 70º aniversario del comienzo de la guerra de Corea fue comunicado públicamente el 22 de junio durante un acontecimiento retransmitido en directo. El mensaje, copatrocinado por iglesias y consejos de iglesias del mundo entero, y en particular de países que participaron en la guerra de Corea, describe esa guerra como “un conflicto terriblemente destructivo” después del cual nunca se firmó un tratado de paz.
“Siete décadas después de que comenzara esa guerra, es hora de reconocer que terminó hace mucho”, dice el mensaje. “En este tiempo han surgido nuevos desafíos para la paz y la estabilidad en la región, pero no creemos que mantener abierto el conflicto de setenta años facilite la resolución de esos desafíos”.
El mensaje también pide la suspensión y cancelación de nuevos ejercicios militares en la región. “Llamamos al cumplimiento de la letra y el espíritu de todos los acuerdos que han dado tantas esperanzas de progreso hacia la paz en la península de Corea, en particular la Declaración de Panmunjom de abril de 2018, la Declaración Conjunta de Pyongyang de septiembre de 2018 y la Declaración Conjunta de Singapur de junio de 2018”, recoge el mensaje. “Oramos por que se haga realidad la visión de la península de Corea como una zona desnuclearizada y de un mundo totalmente libre de la amenaza de las armas nucleares”.
A lo largo de 2020, el Consejo Mundial de Iglesias ha estado celebrando, junto con el Consejo Nacional de Iglesias de Corea, la campaña mundial de oración “Oramos porque haya paz ahora y termine la guerra”. Todas las iglesias y los cristianos están invitados a orar por que se ponga oficialmente fin a la guerra de Corea y se reemplace el Acuerdo de Armisticio de 1953 por un tratado de paz.
Después de la presentación pública del Mensaje Ecuménico Conjunto por la Paz, el Foro Ecuménico para la Paz, la Reunificación y la Cooperación para el Desarrollo de la Península de Corea se reunió para intercambiar información y analizar los últimos acontecimientos en la región, compartir novedades sobre iniciativas relevantes y debatir los planes futuros.
Los estudiantes de máster de Bossey se gradúan, “plenamente preparados para valorar la diversidad”

FUENTE: CMI. Ginebra, Suiza. Junio 23, 2020. El 17 de junio, seis nuevos estudiantes de máster concluyeron sus estudios de un año con la ceremonia de graduación del Instituto Ecuménico del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) en el Château de Bossey.
Tras el toque de la campana, que sonó en la capilla medieval del Instituto por primera vez desde que el pasado mes de marzo se suspendieran las reuniones en Suiza, el grupo de estudiantes, el personal del CMI y los visitantes se reunieron para una oración de acción de gracias. Para esta reunión especial, se tomaron medidas de higiene y distanciamiento físico.
Los estudiantes de máster, que dirigieron la oración, hicieron mención del contexto especial de la pandemia dando gracias por el año y orando por las víctimas de la COVID-19.
La Rev. Dra. Simone Sinn, vicedecana del Instituto Ecuménico, compartió una reflexión sobre el significado de la acción de gracias.
“Un elemento clave del aprendizaje ecuménico es estar capacitado para ver la gracia, el cuidado y la fidelidad del Dios Trino en los dones que aportan otros cristianos, otras iglesias y otras comunidades”, afirmó.
Al final de la oración, el obispo presidente de la Iglesia de Noruega, Rev. Olav Fykse Tveit, exsecretario general del CMI, compartió un mensaje de vídeo en directo con los estudiantes.
En la apertura de la ceremonia de graduación, el Rev. Dr. Lawrence Iwuamadi, decano del Instituto Ecuménico, destacó el contexto especial en el que se gradúan los estudiantes.
“Su graduación es un signo de esperanza”, afirmó.
El Prof. Christophe Chalamet, vicedecano de la Facultad de Teología de la Universidad de Ginebra, leyó un mensaje del profesor Ghislain Waterlot, decano de la facultad: “Nuestra Facultad de Teología Protestante está muy interesada en su relación con el Instituto Ecuménico de Bossey y en la colaboración con todo el equipo de personal y profesores del Instituto porque la facultad sabe que allí se realiza una de las cosas más importantes a los ojos de un cristiano y de todo creyente sincero y auténtico: el esfuerzo por un amor más fraternal”.
El Rev. Prof. Dr. Ioan Sauca, secretario general interino del CMI y director del Instituto Ecuménico, destacó lo que los estudiantes graduados aportan a sus iglesias: “Su impacto en sus iglesias locales podría ser grande; prepárense para que se les encomienden responsabilidades importantes”.
Finalmente, después de recibir regalos del Instituto, Emma Van Dorp, de Suiza, compartió un mensaje en nombre del grupo de estudiantes:
“Habiendo vivido en este lugar durante casi un año, hemos disfrutado de todo corazón del vistoso entorno de Bossey, que incluye gran variedad de culturas, tradiciones y continentes”.
“Todos sentimos que hemos tenido un anticipo escatológico de la comunidad eterna del Reino de Dios a través de nuestra vida comunitaria en Bossey. Por eso, para nosotros es evidente que Bossey va más allá de las divisiones. Es un oasis y un lugar seguro donde se puede sentir fácilmente la unidad invisible entre nosotros que se ha hecho visible. La unidad es posible; es posible vivirla”.
La iglesia que no cerró sus puertas durante la cuarentena
En el epicentro de la crisis del Covid-19 en Italia, la iglesia que pastorea Gennaro Chiocca abrió su local a la comunidad, transformándolo en un centro de acogida para personas sin hogar.

FUENTE: Protestante Digital. AUTORA: Verónica Rossato. Ludi, Italia. Junio 12, 2020. ¿Quién no ha escuchado durante la cuarentena la frase: “Las iglesias no están cerradas, solo cerraron los locales de culto”? Por un periodo de tres meses como mínimo, los locales de culto de cualquier confesión, tanto en España como en Italia, estuvieron desiertos. Aún hoy, algunas comunidades evangélicas de Italia han dispuesto no retomar la modalidad presencial hasta fin de mes, y siguen celebrando reuniones vía Zoom como medida de prevención de contagio. Pero hubo una iglesia en particular, en una zona muy golpeada por el covid-19, que se movió contra la corriente.
Como se recordará, el foco original de la pandemia que dejó un saldo de más de 34.000 fallecidos en Italia estuvo en la zona de Lodi, cerca de Milán, en la región de Lombardía. Precisamente en la ciudad de Lodi, la iglesia ADI (Asambleas de Dios Italiana) que pastorea Gennaro Chiocca, decidió no cerrar su local sino abrirlo a la comunidad, transformándolo en un centro de acogida para personas sin hogar, aquellas para quienes la orden de “quedarse en casa” no tenía ningún sentido.
“Era necesario que en esta ciudad tan atacada por la Covid-19, la iglesia respondiera con su misión de predicar y practicar el Evangelio” Así nació Beth Campo, un proyecto que dio nuevo uso al templo: el salón principal se convirtió en dormitorio, una de las aulas de la escuela dominical en consultorio médico, otra en comedor, mientras que en el patio se instalaron dos casetas con duchas. Este fue el sitio donde un grupo de hombres, en su mayoría inmigrantes, encontró albergue, trato amoroso y todo lo necesario para pasar la cuarentena en un ambiente seguro. Algunos de ellos también encontraron a Jesús.

“Era necesario que justamente en esta ciudad tan atacada por la Covid-19, la Iglesia del Señor respondiera con su misión de predicar y practicar el Evangelio”, ha dicho el pastor Gennaro Chiocca, originario de Nápoles, fundador de la Ong “Beth Shalom” que gestiona varios proyectos misioneros.
Un slogan imposible
Cuando el gobierno ordenó que todo debiese permanecer cerrado, el pastor Chiocca vio la gran oportunidad de darle utilidad al local de culto. “Mientras en todo Italia nacía el slogan `Yo me quedo en casa’, delante de nuestros ojos se presentaban personas que no podían hacer suyo este slogan: personas que vivían en la calle, en vehículos abandonados, en estaciones ferroviarias. Personas con alto riesgo de contagio”, explicó el pastor.

El pasaje de la Escritura que inspiró la obra llevada adelante por Chiocca junto a los voluntarios de la propia iglesia y de otras, se encuentra en Isaías 58:7. “En las Escrituras descubrimos la carga y el honor de dar la bienvenida a aquellos que ‘eran infelices y sin refugio’, dando a algunos de ellos la noble posibilidad de recibir salvación en Cristo”. Hoy estas personas forman parte de la comunidad de fe de la iglesia ADI de Lodi.
Varias entidades colaboraron en el proyecto misionero: Asociación de Médicos Evangélicos Italianos, Médicos sin fronteras, Cruz Roja Italiana y Protección Civil. “Así, el local permaneció abierto como hospital para pecadores’ y no cerrado como un
museo para santos’. Justamente, los museos estaban incluidos en las restricciones y no los hospitales”, expresó el pastor.
Obreros voluntarios
Un buen número de voluntarios capacitados hicieron turnos rotativos para preparar y servir los alimentos, brindar atención médica, compartir tiempos de alabanzas y oración, jugar al ping pong o coordinar el trabajo de restauración del local donde habitualmente se guardan las donaciones recibidas. “Pensamos que para los muchachos hospedados en Beth Campo sería importante sentirse útiles y que este trabajo podría ser una enseñanza de vida para ellos: juntos podemos alcanzar pequeños y grandes objetivos. El Señor nos está dando gracia para transmitirles los valores que animan a nuestros voluntarios: un corazón que es limpiado, lavado de pecados, recibe `los colores’ de la vida que solo Jesús puede dar”, explicó una de las responsables.

En tanto, Giovanna, una joven de Milán que junto a su marido cubrieron turnos los fines de semana, compartió con entusiasmo los cambios que pudo observar en los huéspedes con el paso de las semanas. “Algunos de ellos comenzaron a alabar a Dios con nosotros, a escuchar la Palabra y hacer preguntas. Nos interesa darles cobijo, alimentos y atención médica, pero por sobre todo nos importa que tengan la posibilidad de conocer a Jesús”, confesó.
El testimonio de estas semanas de servicio cristiano ha sido de impacto en la población y en las autoridades. Una vez levantada la cuarentena y terminado el proyecto, la autoridad comunal (Sindaco) de Lodi, Sara Casanova, agradeció mediante una carta la colaboración de la iglesia al brindar su local y la red de voluntarios que hicieron posible la gestión de Beth Campo. “Poniendo vuestro espacio a disposición en las semanas de emergencia más aguda, habéis brindado un extraordinario servicio a las personas que habéis acogido y a toda la comunidad lodigiana. Somos conscientes de la complejidad de la situación de la cual os habéis hecho cargo y que habéis sabido afrontar con sentido del deber y exactitud”, expresa la misiva de reconocimiento.
En la memoria de Lodi quedará grabada no sólo la tragedia de la pandemia sino también el amor brindado por una iglesia que no cerró sus puertas durante la cuarentena.