Navidad: el día en que Dios vino para quedarse entre nosotros

Navidad: el día en que Dios vino para quedarse entre nosotros

La experiencia personal y comunitaria de la fe marcaron a los hermanos Wesley reflejando ese acto primero por medio del cual se reconoce el amor de Dios y ello lleva a un cambio en la vida: nuevo nacimiento y santificación.

Claudio Pose

Tanto se ha dicho ya sobre la Navidad que suena desalentador el sólo pensar en el intento de decir algo que huela a novedad. Carlos y Juan Wesley descubrieron en el nacimiento de Jesús lo que marcaría gran parte de sus experiencias de fe y sus prácticas pastorales.

Al revisar las obras escritas de Juan Wesley y la colección de himnos de su hermano Carlos vamos a hallar indicios claros sobre el significado de la encarnación, pero nada sobre la Navidad, en tanto celebración cúltica y sus diversas manifestaciones culturales que parecen mezclarse hoy hasta un incompresible fenómeno donde resulta una tarea ardua descubrir vestigios bíblicos para estas fechas.

La experiencia personal y comunitaria de la fe marcaron a los hermanos Wesley de tal modo que sus prácticas pastorales y sus obras escritas son una continuación natural, un reflejo de ese acto primero por medio del cual se reconoce el amor de Dios y ello lleva a un cambio en la vida: nuevo nacimiento y santificación, en palabras wesleyanas.

Juan Wesley, por medio de su vasta obra escrita nos muestra su pensamiento y práctica. Carlos, en la música y la poesía deja ver su propia experiencia de fe y sus pensamientos al respecto. Por esta razón es que, en ambos casos: el de Juan y el de Carlos, fuimos a sus escritos para buscar sus propias experiencias del nacimiento de Cristo.

Es preciso recordar que en el siglo XVIII en Inglaterra la Navidad no se vivía en las iglesias de manera especial. Por el contrario, toda celebración era sospechada. Las grandes controversias religiosas de los siglos anteriores y la fuerte influencia del puritanismo crearon fuertes condenas a las celebraciones de abultadas comidas y de excesos con el alcohol.

Sin embargo, el tema bíblico de la encarnación de Cristo requería ser considerado en las iglesias. El metodismo naciente tomó el asunto, aunque sumándose al criterio generalizado de no celebración navideña. Para los Wesley, el hecho de que Dios enviara a su Hijo al mundo era una manifestación contundente de la gracia y de la esperanza que alberga la humanidad.

Posiblemente, el himno más conocido de Carlos Wesley acerca de la Navidad sea “Oíd un son en alta esfera”. En la segunda estrofa se percibe claramente el mensaje que trae el nacimiento de Jesús:

El Señor de los señores, el Ungido celestial,
por salvar a pecadores tomó forma corporal.
¡Gloria al Verbo encarnado. En humanidad velado!
¡Gloria a nuestro Redentor, a Jesús Rey y Señor!
Canta la celeste voz: ¡En los cielos gloria a Dios!

Otro himno, menos conocido, titulado “Envuelto en nubes de esplendor” interroga en torno al misterio que el Apóstol Pablo explica con profundidad y exquisitez poética en Filipenses 2: 5-11:

¿Su trono acaso dejará para servir aquí?

Juan, en sus “Notas al Nuevo Testamento” afirma: “Y no se limitó a hacernos una visita circunstancial, sino que ‘se construyó una vivienda’ en medio de la humanidad”. Es de destacar el énfasis del compromiso de Dios con la causa humana, ingresando a nuestra historia de manera definitiva.

Este acento en la encarnación puede vincularse con la insistencia metodista en el amor a Dios y el amor al prójimo. Las obras de piedad (dirigidas a Dios) y las obras de misericordia (dirigidas al prójimo) son prácticas que vertebran la fe en la tradición metodista y tienen al nacimiento de Jesús como una de sus fuentes.

El otro aspecto señalado tanto en los himnos de Carlos como en los textos de Juan, es el propósito de la venida de Cristo: nuestra salvación, que es el motor del despliegue del metodismo en el anuncio y testimonio de la fe. Toda esperanza, toda alegría y hasta toda urgencia en el anuncio, están relacionadas con este dato fundamental: Dios ha venido para salvar a la humanidad.

Un legado que encontramos en los hermanos Wesley para esta Navidad: 

  • Creemos en un Dios que se comprometió seriamente con la condición humana, hasta hacerse uno como nosotros. 
  • Creemos en un Dios que viene a salvarnos, no a castigarnos. Toda alegría y esperanza que podamos expresar en la Navidad, tienen su origen en esto.

Esta Navidad del 2020, con sus peculiaridades, entre el asombro, la expectativa y los temores, vuelve a traernos el mensaje que el metodismo primitivo anunció: Dios está aquí y viene a rescatarnos.


Tomado de Facebook del Centro Metodista de Estudios Wesleyanos, diciembre 22, 2020.