Día del niño, día del Reino
En México, el 30 de abril es el Día del Niño. Conforme a las disposiciones internacionales en la materia, se estableció ese día como referencia al Día Universal del Niño de la UNICEF. El objetivo del Día Universal del Niño y de la Niña es recordar a todo el mundo que los niños son el colectivo más vulnerable y, por tanto, el que más sufre las crisis y los problemas del mundo.
Para nuestro Señor Jesucristo, los niños estaban entre los sectores menos valorados de la sociedad, junto con los forasteros, las viudas, los leprosos y otros más. Jesús les da un trato preferencial, reconoce el lugar que tienen en el Reino. No sólo los señala como objeto de vulnerabilidad, sino que los hace metáfora del propio Reino. Los niños son protagonistas del Reino de Dios, pero también nos enseñan cómo debemos ser para ser ciudadanos de ese Reino. Las iglesias tenemos mucho para pensar y aprender, transformando a las iglesias en centros de protección, enseñanza y valoración donde los niños sean parte de la misión de Dios.
Por tanto, deberíamos repensar la evangelización como un ministerio más integral con la niñez. Los niños necesitan comida, educación y protección. Alimento integral, educación integral y protección integral. Debemos considerarlo una situación multifactorial y también involucrarnos a favor de la niñez dentro y fuera de la iglesia.
También, deberíamos abrir espacios de ministerio para la niñez. Si sólo hemos reducido el ministerio al cuidado que reciben en la escuela dominical o de guardería durante los cultos, o a un lugar secundario en las actividades en línea en tiempos de distanciamiento social, tenemos el desafío de pensar cómo la niñez podría estar en el centro de nuestros ministerios, como hizo nuestro Señor.
El tema de la integración es uno de los ejes de la presente edición de El Evangelista Mexicano. Una integración desde la necesidad de una regeneración y un plan de vida asidos de la mano del Señor. Por eso, nuestro hermano Carlos Muro nos comparte la visión de una iglesia que integra, más que una iglesia inclusiva. Una iglesia empática que entiende la naturaleza y la necesidad de la persona, pero que no pierde de vista que es el brazo del Salvador que está presto a dar una mano a aquel que se acoge a Su Gracia.
Considerando que somos parte de toda una comunidad mundial, un Pueblo Llamado Metodista, en 2019 se reunieron los Secretarios Regionales de Evangelismo Mundial Metodista en Seúl, Corea del Sur, para crear estrategias para el trabajo continuo en todo el mundo. En esta reunión se comentó que, como aquí en México, los cristianos en todo el mundo enfrentan muchos obstáculos al compartir las buenas nuevas de Jesucristo y este organismo se compromete equipar a las iglesias para enfrentar estos desafíos. Durante esta reunión, uno de los puntos centrales de trabajo fue la importancia de llegar a la próxima generación. La atención a los niños y jóvenes como una prioridad de la misión.
Y ello implica educar a la niñez en principios y normas de la vida cristiana.
“Les aseguro que a menos que ustedes cambien y se vuelvan como niños, no entrarán en el reino de los cielos”.
Mateo 18:3 NVI
Un niño ama, perdona, reconoce, no guarda rencor, habla verdad, es humilde. Pero cuando un adulto se vuelve como niño, ya no hace lo que hacía antes. Hay un reconocimiento de la propia falibilidad personal y, por lo mismo, la necesidad de tener a Jesús El Cristo como rector de su vida.
En esta edición también encontraremos testimonio del ministerio metodista de amor con los niños migrantes. El Obispo Felipe Ruiz nos compartirá el trabajo que realiza la Iglesia Metodista de México A.R. junto con otras organizaciones e iglesias, en colaboración para brindar atención en ambos lados de la frontera con los Estados Unidos, a los migrantes. Particularmente a la niñez migrante.
“Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí”.
Mateo 25:40 NVI
