¿Y la Generosidad?

¿Y la Generosidad?

Cuando Dios prospere tus recursos, aumenta tu generosidad.

Carlos Alejandro Muro Flores

Dando una lectura a ciertos pasajes de la Biblia, me sorprende el cuidado que Dios tiene de los más necesitados a travez de las personas que los rodean, en otras palabras, tanto en el Antiguo Testamento, como en el nuevo, Dios provee al necesitado, NO bajando del cielo (aunque algunas veces lo hizo) sino por medio de las personas que tenían cerca y que podían tener nociones de la situación.

En el AT estaba bajo las ordenanzas humanitarias ¡que son muchas! Y en el Nuevo Testamento se nos explica que la fe sin obras es muerta.

Podemos estar en este momento en alguna de las dos situaciones, en necesidad o experimentando solvencia.

Una persona necesitada tiene muchas emociones encontradas con respecto a su fe, algunas reaccionarán en plena confianza pero otras cuestionarán el trato de Dios. Fácilmente puede venir la desesperación y la preocupación y la angustia tomar las riendas de su vida.

¡ES IMPORTANTE RECONOCER QUE NOSOTROS PODEMOS SER LA RESPUESTA DE DIOS A LA ORACIÓN QUE ELLOS ELEVAN!

El punto aquí es que tanto Juan el Bautista, así como Jesús, y después los apóstoles, le dieron suma importancia a este tema, el de compartir y ser generosos. Recordemos lo que le dijo Jesús al joven rico después de que este le dijera que guardaba todas las ordenanzas desde pequeño (como algunos de nosotros queremos creer) y le dijo que solo le faltaba una cosa; repartir entre los pobres.

Tengo la convicción de que Dios da sabiduría y guía para dar donde se debe; sabemos que en ocasiones somos defraudados ,pero eso es en el menor de los casos, y NO debe de ser pretexto para NO dar. Es por esto que se nos dice que hagamos esto primeramente con los de la fe (pero NO es exclusivo a estos. ¡No, para nada!), pues es a los que conocemos (así era también en el AT) y podemos saber de su necesidad y acompañarlos con algo más tangible que el apoyo moral.

Viendo la bolsa de basura que cada tercer día tiramos en casa veo que siempre hay comida;  en los armarios demasiada ropa, los escritorio llenos de útiles a medio usar y así la lista de cosas “compartibles” y que decimos necesitar.

No veo exceso de cosas propiamente (aunque la verdad y siendo sincero si, algunos ya hicimos de la compra un pasatiempo), más bien una mala selección y no muy eficiente elección en lo que se compra ya que compramos casi siempre de más. 

¿ES ESTO MALO?

El único sistema de apoyo social que Dios implementó no fue cambiando el sistema político (como algunos el día de hoy pretenden -y no es malo), fue a través de la ayuda CON NUESTROS BIENES; bienes que Dios nos da para nuestro disfrute pero también para suplir al necesitado.

Te invito a buscar y releer la infinidad de enseñanzas y ordenanzas al respecto.

Es ABRUMADOR lo que uno encuentra sobre el tema. Y esto es ayudar dentro de las comunidades de fe ¡no hablamos de primero predicar y después dar! Es de ayuda directa al hermano o hermana y su familia.

Si Dios nos mueve al diezmo y la ofrenda, creo que también nos moverá en estos tiempos difíciles para muchos (por la causa que sea, justificada o injustificada a nuestro ojos) a dar de lo mucho o poco que Dios nos dio. Recuerden, NO se trata de dar de lo que nos sobre propiamente, a veces también hay que ser empáticos y apretarnos un poquito para suplir aquello que otro necesite.

Un proyecto de ayuda familiar nos ayudará a SENSIBILIZARNOS a nosotros, así como a nuestros hijos en relación a dar y tener presente al necesitado. 

Una señal de los últimos tiempos es que el amor de muchos se enfriará y seremos indolentes a la necesidad de los demás sea cual está fuere.

“No digas a tu prójimo: Anda, y vuelve, y mañana te daré, cuando tienes contigo qué darle».

Prov. 3:28 RV60