La iglesia en la pospandemia
La Iglesia del Señor es, además del cuerpo místico de Jesús mediante el cual se hace realidad el amor de Él por la humanidad de una forma tangible y cotidiana, una comunidad que permite vivir los valores del Reino. Es una verdadera comunidad de fe en donde se hace realidad esa ciudadanía que proclamamos cuando le decimos a alguien: “Jesús te ama, ven a Él. Recíbelo; síguelo y acepta la transformación a tu vida que sólo encontrarás en sus brazos”. Es en la Iglesia, en donde hallará sentido esta invitación, como un ejercicio cotidiano de identidad en el amor hacia Dios y hacia el prójimo.
Por tanto, la iglesia representa esa conexión significativa que nos hace un desafío permanente a permanecer y vivir el Evangelio.
Por otro lado, vivimos una época muy interesante para la vida de las comunidades humanas en general. La pandemia que ha azotado al planeta en los últimos años ha hecho nos cuestiona profundamente en las formas y modos de socialización. La Iglesia no puede, no debe ser ajena a este análisis y está obligada a afrontar los retos de la era pospandemia; uno de los primeros es la indiferencia, que muchos han descubierto en el “no pasa nada” si no participo en una comunidad de fe.
Otro de los retos mayúsculos es la nueva forma de relacionarse y comunicarse. Y aquí es donde la Iglesia Metodista de México tiene mucho que aportar, debido a nuestra herencia doctrinal y a nuestro propósito de cumplir el mandato de Jesucristo predicando el Evangelio, hacer discípulos, enseñar y sanar todo dolencia del pueblo, reconociendo que la misión integral de la Iglesia será la evangelización y el discipulado a través de los imperativos fundamentales de proclamar las Buenas Nuevas como principio evangelizador, cultivar el crecimiento espiritual de los creyentes, aliviar las carencias materiales de los necesitados y practicará la mayordomía cristiana.
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