Por ti se entregó sangre,
No de toros ni de cabras, ni de otros animales,
Ni de ovejas, ni de aves de las que surcan los aires;
Fue la sangre de Jesús, el Hijo de Dios el Padre
Quien descendió de su gloria para hacerse pobre y darte
La vida que no has tenido ni tendrás si no te rindes
Con tu corazón y alma para amarle y agradarle.
Por ti se entregó sangre,
No fue oro ni fue plata, ni miles de piedras preciosas,
Ni esencias o materias raras de maderas ni de rocas;
Fue la sangre de Jesús, que derramó de su cuerpo
Para limpiar tus pecados y los míos desde adentro
Y hacernos otra vez a su imagen pura y santa
Y prepararnos para ir hasta su eterna morada.
¡Por ti se entregó sangre!
Y si piensas, reflexionas y sincero te detienes
Para entender lo que hizo y lo que significa eso,
El gran costo y beneficio para ti y para los tuyos
Que te entrega Jesucristo por su muerte en el madero,
Entrégale también tu sangre y tu vida y tu tiempo y tu dinero
Y tu obediencia perfecta como lo hizo Jesús, de Dios el Cordero.
Pbro. Raúl García de Ochoa
Cd. Benito Juárez, N.L.
